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Por: Ambito Financiero | 31/08/01

Primera Holando concebida por fecundación in vitro


“El nacimiento de la primera ternera Holando en el país, concebida por ‘fecundación in vitro’ (FIV) abre nuevas alternativas para el mejoramiento genético de los rodeos lecheros argentinos”, aseguró el doctor Sergio Pasqualini, director del laboratorio Halitus y responsable del proyecto que concluyó exitosamente en una cabaña bonaerense con el parto realizado por una vaca huésped de un ejemplar de alta calidad, de 48 kilogramos de peso y perfecto estado de salud.

Aunque la técnica –surgida para atender problemas de reproducción en humanos- comenzó a aplicarse a la ganadería en el mundo a partir de los ´80, y en 1997 el Centro de Investigaciones Reproductivas Pérez Companc logró con este método el primer bovino en Argentina, los esfuerzos estaban orientados a las razas carniceras. “Halitus siguió una evolución similar, crecimos trabajando en la atención de humanos y ahora incursionamos en el área veterinaria, pero con un proyecto focalizado en la producción láctea”, apuntó Pasqualini.
El equipo científico estuvo coordinado por la bióloga Carolina Herrera e integrado por los médicos veterinarios Mario Nigro, Eduardo Burry, Federico Aste y Belloqui, quienes pusieron a punto el OPU (Ovum pick-up), una técnica que ya se utiliza en los Estados Unidos, Canadá y Australia para lograr descendencia de vacas de alta calidad, que por diferentes motivos no pueden reproducirse por los métodos corrientes de fecundación natural o inseminación artificial.
“El método consiste en punzar los ovarios de las vacas para obtener los ovocitos que se maduran en laboratorio y luego se fecundan con esperma de toros de pedigrí para obtener embriones de alto valor genético que se transfieren a las vacas receptoras o se congelan en espera de su implantación”, explicó Herrera. Cuando el establecimiento donde se aloja la madre dadora está lejos del laboratorio, la punción se combina con el suministro de hormonas para estimular la ovulación y ahorrar viajes recogiendo mayor número de ovocitos en cada punción.
En esta oportunidad, se procuró “preservar la capacidad reproductiva de una vaca Holando alta calidad, afectada por una enfermedad incurable de inminente desenlace a la que se extirparon los ovarios antes de la muerte”, puntualizó Herrera. “La práctica exigió tanta pericia técnica como atención emocional para contemplar el gran afecto que los cuidadores sentían por este animal ganador de varios concursos”, comentó la bióloga.
De la operación “se obtuvieron ocho óvulos inmaduros que se cultivaron en una incubadora hasta obtener su maduración. Luego fueron fecundados con espermas de un toro de similar calidad y se lograron tres embriones que después de siete días de desarrollo in vitro se implantaron en el útero de las vacas preparadas para recibirlos”, hasta lograr el final feliz de una nueva ternera Holando de grandes condiciones lecheras y el afianzamiento de una técnica que se ofrece como novedad en el mercado de fecundación in vitro.

Por Daniel Raffo