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Por: Clarín | 25/09/01

Estudio presentado en el primer simposio internacional de hematología y reproduccion


Un desorden en la sangre que puede provocar los abortos espontáneos. La trombofilia –espesamiento de la sangre- ataca a un buen número de embarazadas, que luego pierden a su bebé por no estar medicadas.

Establecieron que un anticoagulante es eficaz para revertir el cuadro.
Débora tenía la ilusión frenética de ser mamá. Ya se había recibido de contadora y quería tener su propio bebé como muchas de sus amigas. Con su pareja, intentaron buscarlo dos veces, pero los embarazos terminaron en abortos espontáneos. Y ella no entendía por qué ocurrían. Hasta que pasó por varios estudios y sus médicos encontraron que su sangre tendía a volverse demasiado espesa, una diferencia que hacía que sus bebés se quedasen sin oxígeno para vivir en su interior.
Ahora, Débora, de 31 años, está extremadamente contenta en su casa de San Telmo. Tiene en sus brazos a Solana, una beba de tres meses, que nació después de que ella siguiese un tratamiento específico para la trombofilia, el desorden de la sangre que recién ahora comienza a ser señalado como uno de los responsables de los abortos recurrentes, según expusieron la semana pasada distintos expertos en el Primer Simposio Internacional de Hemostasia en Reproducción, organizado por Halitus Instituto Médico y la Asociación Civil Origen y Vida.

Los especialistas en ginecología y fertilidad tenían en mente hasta el momento estos porcentajes: en promedio, el 85 por ciento de los embarazos resultan exitosos y el 15 por ciento restante termina en un aborto temprano. Dentro de este último grupo, el 2 por ciento de las mujeres volvían a enfrentarse a abortos recurrentes. Pero muchas no obtenían explicación alguna. Ahora, se encontró una causa desconocida así como una posible solución.
«Cinco años atrás, no había una causa identificable en la mayoría de las mujeres afectadas por los abortos espontáneos recurrentes», cuenta Benjamin Brenner, director de la Unidad de Hemostasia y Trombosis en al Instituto de Hematología del Centro Médico Rambam en Haifa, Israel. Este médico realizó un estudio que demostró que el 66 por ciento de las mujeres que padecen esos abortos también tienen trombofilia.
El desorden, al desarrollarse por causas congénitas o adquiridas, se produce porque hay ciertas proteínas que no están cumpliendo muy bien su tarea. Ellas son las encargadas de controlar que la sangre aporte oxígeno y nutrientes a los distintos tejidos del cuerpo y retire anhídrido carbónico y otros desechos. Pero, en ciertos casos, esas proteínas no controlan la circulación de la sangre o pueden desencadenar la formación de coágulos. Es decir, crean las condiciones para que se tapen los vasos sanguíneos.
Si bien la trombofilia puede también presentarse en hombres y en niños, en la mujer embarazada se puede tornar riesgosa. «Como el desequilibrio sanguíneo no presenta síntomas, ni las mujeres ni los médicos suelen sospechar de que la sangre se espesa y no le está llegando al bebé», asegura la hematóloga Adriana Sarto del instituto médico que organizó el simposio. Pero ahora las mujeres que se enfrentan a pérdidas continuas de embarazos pueden ser tratadas.
La doctora Sarto, con un equipo interdisciplinario, realizó en Capital Federal el seguimiento de 116 mujeres que —como Débora— que sufrieron abortos espontáneos recurrentes. Antes, descartó otras posibles causas del problema como, por ejemplo, alguna infección o algún mal funcionamiento hormonal. Cuando identificó que la trombofilia estaba actuando, les recetó un tratamiento con un anticoagulante, la heparina, que se recibe generalmente durante todo el embarazo por medio de inyecciones subcutáneas.
Sin este tratamiento, la tasa de pérdida de embarazo había llegado al 85,5 por ciento al considerar los 116 casos. La situación se revertió con la heparina: el 86 por ciento de las mujeres consiguió tener a su ansiado bebé.
«Ahora contamos con una herramienta muy útil para tratar las pérdidas frecuentes de embarazos», estima Analía Sánchez Luceros, becaria del Conicet en la División Trombosis de la Academia Nacional de Medicina, que participó en el simposio. Y remarca que el desequilibrio de la trombofilia puede estar presente en mujeres con dos o más abortos durante los primeros tres meses de embarazo, en mujeres con una o más muerte fetal, cuando se produce un desprendimiento prematuro de la placenta o se retarda el crecimiento del bebé dentro del útero.