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Trampa para hormonas huidizas


En la Argentina sólo el 4 por ciento de las mujeres en climaterio se somete a los beneficios de las terapias de reemplazo hormonal

Las nuevas terapias de reemplazo hormonal disponibles, tanto para mujeres como para hombres que atraviesan el climaterio, protegen a las primeras de accidentes cardiovasculares, diferentes tipos de cáncer, y a ambos sexos de padecer fracturas a causa de la osteoporosis.

Aunque aún el hombre no ha descubierto la manera de detener el tiempo, inventó unos cuantos trucos ingeniosos que le permiten anular o reducir sus efectos sobre el organismo. Un buen ejemplo de ello son los tratamientos para las mujeres que atraviesan el climaterio.

El climaterio es un largo período que transcurre entre la etapa reproductiva y no reproductiva de la mujer, durante el cual ocurren cambios biológicos y psicológicos. Este envejecimiento a nivel ovárico se traduce en la disminución de las dos hormonas principales: estrógenos y progesterona. La reducción de los niveles de estrógenos —hormona fijadora del calcio—, abre el camino a la aparición de la osteoporosis, de problemas del sistema nervioso central y empareja a las mujeres con los hombres en la ocurrencia de problemas

Trampa para hormonas huidizas.

cardiovasculares. El mes pasado los norteamericanos publicaron una estadística sobre mujeres menopáusicas afirmando que 1 de cada 2 mujeres puede morir por causas cardiovasculares mientras que 1 cada 25, puede hacerlo como consecuencia de cáncer de mama.

Terapias protectoras

Las terapias de reemplazo hormonal protegen contra las enfermedades mencionadas anteriormente, además del cáncer de colon —tercer cáncer en orden de importancia que afecta a las mujeres— y el mal de Alzheimer, suministrando estrógenos y progesterona.

“Hasta hace poco tiempo se creía que los estrógenos sólo mantenían el equilibrio entre el colesterol bueno y el malo, impidiendo el depósito de placas de grasa en las arterias —señala la doctora Rosana E. Molina, ginecóloga del servicio de Ginecología del Hospital Rivadavia, y a cargo del Departamento de Climaterio del Instituto Halitus—. Ahora se sabe que también actúan permitiendo el flujo normal de sangre en todo el árbol arterial. Esto impediría la aparición de infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares”.

La terapia de reemplazo hormonal es individual para cada paciente. “Hay dos grupos de pacientes; las sintomáticas, que padecen sofocos y asintomáticas, que pueden tener baja masa ósea o colesterol alterado. En ambos casos se habla de pacientes de riesgo que deberían de iniciar una terapia de reemplazo hormonal bajo estricto control médico”, añade.

Actualmente las terapias de reemplazo hormonal casi no presentan riesgos. De hecho, se tratan pacientes que padecen hipertensión arterial y diabetes. Para proteger el sistema cardiovascular se aconseja prolongar la terapia hormonal durante un mínimo de cinco años y, para proteger los huesos, diez años.

Según algunos investigadores norteamericanos, para prevenir el mal de Alzheimer, la terapia deberá continuarse de por vida.

La epidemia silenciosa

Ambos sexos sufren de osteoporosis senil, pero a la mujer se le suma la osteoporosis debido a la reducción posmenopáusica de estrógenos. “Las fracturas más frecuentes ocurren en la muñeca, la columna vertebral y, la más importante, la fractura de cadera que provoca inhabilitación. Las causas que incrementan las posibilidades de sufrir osteoporosis son el sedentarismo, las dietas bajas en calcio y la falta de exposición al sol.

“Durante la etapa de menopausia se requieren entre 1.200 y 1.500 miligramos diarios de calcio”, señala Rosana Molina. También corren mayor riesgo las mujeres muy delgadas, aquellas que poseen poca masa muscular, debido a que ésta actúa como soporte. A éstas se agregan las mujeres de raza blanca y las que debido a numerosos embarazos o a sufrir de amenorrea han pasado períodos prolongados sin menstruar. También influyen los hábitos alimentarios como el alcohol, la cafeína y el tabaco. En la Argentina, por falta de información, sólo entre el 3,5 a 4 por ciento de las mujeres se someten a estas terapias.