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Por: Entre Mujeres | 13/12/16

Sexo forzado: hazañas del macho alfa celebradas en la Web




Violaciones cotidianas de la cultura, desde la cama (sexo sin consentimiento) a la exposición en la red social que desata polémicas.

En una página de Facebook cuyo muro cuenta micro anécdotas sexuales devenidas en meme, una frase desató la polémica. Mientras ella se daba vuelta para dormir, aclarando que «estaba cansada», su novio la penetró de prepo mientras le «cantaba el arrorró». Como siempre, la continuación de la expresión brutal sigue en los comentarios -que al momento rondan los 200-. Las aguas de las opiniones se dividen entre: 1.quienes visibilizan una violación detrás de la frase de humor machista («Que pronto llegue el día en que todas las violaciones sean denunciadas y los tipos vayan presos por estos delitos, NO ES NO!», dice Luli Lu); 2. los comentarios celebratorios de la hazaña, por otros varones («Chabón, te mereces una ovación de pie y un gran abrazo. Ma es tro»); 3. los comentarios antifeministas (un capítulo aparte en el que no nos vamos a detener).

Cuando la educación sexual hace tanto énfasis en el consentimiento, no es porque sí. Es porque las violaciones no sólo ocurren en callejones oscuros de la ciudad. Pueden no llevar el mote de tales, pero cuando son buscadas, deseadas y perpetradas por un solo miembro de la pareja, también son violentas. «Unilateral no, querido», sería un buen resumen. Imaginemos, caso contrario, que la dama se subiera encima de un novio acostado y con sueño (si queremos agregarle un detalle escabroso podríamos sumarle un dildo de tamaño imperial).

Si una relación sexual se produce en circunstancias en las que las condiciones de seguridad y confianza no existen, tampoco existe la posibilidad de que el encuentro sea agradable y pleno para ambos.

Un encuentro que podría ser placentero se convierte en un evento que genera estrés. Como sabemos, el estrés es una reacción psicofísica defensiva acompañada de hormonas que generan el efecto opuesto al que produce la respuesta sexual. Por eso los actos de violencia son biológicamente antagónicos a una sexualidad plena.

La violencia sexual nunca genera una relación amorosa

Dice la doctora Beatriz Literat, sexóloga de Halitus Instituto Médico: «La violencia generadora de estrés proviene de la falta de respeto y consideración, del descuido al compañero/a, de un lenguaje agresivo, de gestos despectivos o groseros, de actos patológicos de control de una persona a otra, de la manipulación psicológica, financiera, de los desencuentros o conflictos no aclarados. Es completamente opuesta al concepto de sexualidad placentera, que se alienta con el interés mutuo por el bienestar del otro.» Como remate, agrega la especialista:

«Cualquier acción que realice una de las partes, contraria a la voluntad de la otra, con el fin de obtener lo que, en esas circunstancias solamente puede llamarse una descarga hormonal genital, puede considerarse abuso sexual».

El machismo sobreactuado dice que ellos siempre tienen ganas y nosotras a veces. Cuando tienen ganas, el deseo es acotado: falocéntrico y activo, descollante. Nunca hacen la plancha y piden sexo anal. Muchos de los hombres que disfrutan de esta práctica nunca lo dirían en una red social. Que una mujer los asalte de improviso cuando les duele algo o están cansados, no los pone a la defensiva, simplemente porque hay un control implícito, un micromachismo (a veces macro) difícil de confesar sin hacer tambalear la pareja.

Existen estudios recientes realizados en parejas estables en los cuales se indagó a través de un cuestionario, en qué circunstancias estas personas habían experimentado mayor placer sexual en sus relaciones íntimas y la respuesta que dieron tanto mujeres como hombres fue cuando en los días u horas previos a la relación, sus parejas habían hecho o dicho cosas que los hicieron sentirse importantes, valiosos(as) y queridos(as). La conclusión de estos estudios es que las emociones positivas devenidas del buen trato mutuo actúan como afrodisíacos para las parejas estables, que con frecuencia suelen caer en una rutina de descuido mutuo, que disminuye el deseo sexual. A la luz de los procesos neurohormonales, también podemos encontrar investigaciones que relacionan la química sexual con los cambios que se producen en el cerebro en situaciones no eróticas.

Llamále como quieras: abuso de persona, violación, atropello, falta de respeto, insulto, vejámen pero nada más que eso. No es amor.

Asesoró la doctora Beatriz Literat, Médica Sexóloga Clínica de Halitus Instituto Médico.

http://entremujeres.clarin.com/genero/meme-machista-relaciones-sexuales-consentimiento_0_1700230010.html