Casi todas las consideraciones acerca de la educación sexual en las escuelas, dan prioridad a los aspectos biológicos de la salud que se encuentran en riesgo, por el presunto desconocimiento de los jóvenes acerca de la prevención de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y de los embarazos en adolescentes.
Por ese motivo, se ha tomado la decisión de entregar a los docentes primarios y secundarios, algunas herramientas para poder informar a sus alumnos respecto de estos temas y hacerlos tomar conciencia desde el colegio, del riesgo que corren intentando suplir de algún modo la carencia del diálogo familiar en este tema.
Beatriz Literat, del Departamento de Sexualidad y Disfunciones Sexuales de Halitus Instituto Médico, indicó que «si bien en los últimos años se han aprobado varias leyes y programas educativos relacionados a la educación sexual y reproductiva, los embarazos no deseados, las enfermedades de transmisión sexual y las situaciones de abuso siguen a la orden del día».
Para la especialista, el «debut sexual es cada vez a más temprana edad y muchas veces los adolescentes desconocen varios de los aspectos que encierra la decisión»..
La ley 26.150 fue promulgada en 2006 con el objetivo de impartir educación sexual en las escuelas, pero la realidad es que esto aún no se ha visto fuertemente reflejado en las aulas, y los jóvenes todavía se guían por el desconocimiento y aquello que los medios muestran como lo real.
«Creo que debería considerarse la educación sexual en las escuelas no como una especie de Botiquín de Primeros Auxilios Preventivo, sino como el componente de un proyecto mucho más amplio, en el cual deberían tomar responsabilidad todos los ámbitos de la sociedad, especialmente los que somos padres-formadores de la joven generación; también los docentes y el gobierno, pero de un modo diferente», indicó.
Además, la médica consideró que el objetivo principal debiera ser «no centrar la atención de los jóvenes en una sexualidad limitada a la genitalidad sino evitar conductas de riesgo típicas de la edad».
«La escuela puede brindar una educación básica en cuanto a sexualidad, pero las pautas religiosas, liberales o no y valores fundamentalmente se transmiten en el seno familiar. Tenemos, como padres, la responsabilidad principal de formar a la futura generación en el conocimiento adecuado, atinado, oportu-
no, científico y ético de lo que significa una sexualidad en sus múltiples aspectos», añadió.
Literat destacó que aun hoy -según una encuesta reciente realizada por el Celsam- «casi las tres cuartas partes de los padres no dialogan con sus hijos sobre sexualidad, muchos no saben cómo».
«Es importante poder hacerles ver a los jóvenes la diferencia entre lo que es una vida sexual plena, lo que significa tener una pareja elegi-
da con inteligencia, en contraste con los ejemplos triviales de juegos sexuales que se ven en los medios, para que no confundan una cosa con la otra», puntualizó.
Además, la médica hizo hincapié en la necesidad de no avergonzarse de sos´tener los valores familiares, explicarlos con ánimo conciliador, sin autoritarismo, decir no sé, informarse para luego dialogar, hablar con el hijo del sexo opuesto.
«Más importante que los conte-
nidos, es el clima de confianza y honestidad que permitirá sostener el diálogo por mucho tiempo y fortalecerlo a medida que los hijos crezcan», remarcó.
Según Literat, «los sexólogos clínicos, que somos médicos, psicólogos y educadores sexuales, necesitamos a lo largo de nuestra formación profesional una personalidad dispuesta al estudio del tema, análisis personal de nuestras creencias erróneas, una adecuada tramitación intelectual y emocional para eliminar tabúes provenientes de nuestra propia autoeducación y muchas horas de estudio y capacitación, para poder llegar a mantener un diálogo con nuestros´ pacientes adultos y adolescentes, que son de algún modo nuestros educandos».
«Enseñar a niños y jóvenes Anatomía Genital Básica y cómo se realiza la penetración usando preservativo, sin enseñar primero qué es la sexualidad en su sentido más amplio, biológico, psicológico, social y espiritual, es un reduccionis-mo equivalente a enseñarle a alguien que no tiene idea de lo que significa una buena nutrición a comer solamente hamburguesas, sin que sepa lo que es la función digestiva y, sobre toldo, lo que significa para su salud una alimentación adecuada», dijo.
(Información General)