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Por: Clarín | 15/12/11

El desafío de recuperar la vida sexual después de un embarazo


La atención del bebé, las cicatrices del parto y los miedos son las barreras a vencer.

Suele decirse que la llegada de un hijo al mundo es uno de los momentos más felices por los que puede atravesar una pareja. Claro que, además de felicidad, el nacimiento de un bebé trae aparejados una gran cantidad de cambios en la cotidianidad de la “nueva familia”. Entre ellos hay uno que preocupa, y mucho. ¿Qué pasa con la vida sexual de la pareja luego del embarazo?
Los expertos aseguran que cada vez son más las consultas que reciben por temas referidos a la sexualidad y el embarazo. (…)
Durante el puerperio (períodos de alrededor de 45 días luego del parto o la cesárea) la mujer experimenta cambios diversos a nivel corporal y hormonal. Todos estos factores influyen inevitablemente en la vida sexual de la pareja.
“La cicatrización de la herida de una cesárea o la episiotomía del parto, la involución del útero y la vagina hasta llegar a su condición previa al embarazo y la lactancia son algunas de las etapas por las que atraviesa una mujer antes de recuperar su vida sexual plena”, avisa la doctora Beatriz Literat, del Instituto Médico Halitus.
Claro que no solo existen cambios físicos. La llegada de un hijo modifica la dinámica de una pareja y genera nuevos “tiempos”, que antes se dedicaban al encuentro mutuo. La necesidad de atender al bebé, de día y de noche, produce que la relación hombre-mujer mute casi exclusivamente hacia la de madre-padre. Según Literat “pasados los primeros dos meses, por lo general, la situación se normaliza y la pareja reanuda su sexualidad”.
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Cuando la situación se extiende a largo plazo las causas más comunes por las cuales la mujer evita el reencuentro tienen que ver con ausencia de deseo, temor a la penetración o el cansancio que genera la nueva situación familiar. En los hombres influye la nueva visión de la mujer-madre, los cambios físicos sufridos por su compañera, que puede provocar falta de libido, y hasta fobias al contacto con el nuevo cuerpo de su mujer.
Sin embargo, hay un problema que es común a ambos miembros de la pareja: fallas en la comunicación. Para Literat “es fundamental que el varón abrace su nuevo rol de padre. Que apoye y colabore con la crianza del niño y que, al mismo tiempo, acepte que los cambios corporales de su mujer son lógicos haciéndole saber que la desea tal cual es. Cuando la mujer recupera su seguridad se siente lita para volver al terreno sexual”.
Un hijo cambia la vida, es cierto. Es cuestión de buscar, de a dos, el modo de volver a generar pequeños espacios para que la sexualidad siga siendo parte de ella, y no un lindo recuerdo del pasado.

Fuente: Clarín