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Por: Revista Ser Padres | 15/03/15

¿A quién se va a parecer mi hijo?


De qué depende que salga igualito a su papa, a su abuela, o a su primo? Enterate en esta nota y averiguá como será tu bebé.

Morocho rubios, pelirrojos. Traviesos, creativos, inquietos y pensantes. Altos, bajos, con rulos o pelo lado. Todos tenemos rasgos que nos distinguen de los demás; porque cuando un óvulo es fecundado se lleva a cabo un maravilloso proceso de muda de genes para crear un ser humano único e irrepetible. De los genes recibidos, y de sus infinitas combinaciones, surge una selección inédita que nos hace diferente a nuestros padres, aunque guardamos muchos de sus rasgos más significativos, incluso los más ocultos. Cada uno de los papás aporta la mitad de su herencia genética, el particular «código de barras» que lleva en su interior toda la información de cómo será el bebé que está por venir.

Pero, ¿qué es exactamente lo que heredamos?

“En la especie humana existen alrededor de 23 mil genes que constituyen el ADN y éste, a su vez, se empaqueta en estructuras llamadas cromosomas. En las personas, la recombinación genética comúnmente se produce durante la meiosis, es decir, durante el proceso de reproducción celular de óvulos y espermatozoides o el entrecruzamiento cromosómico entre los cromosomas apareados. Este proceso da origen a que la descendencia tenga combinaciones de genes diferentes a las de sus padres”, explica la Dra. Soledad Andersen, Médica genetista de Halitus Instituto Médico. Los especialistas explican que cada individuo lleva en su información genética dos variantes para una misma característica o gen: una heredada del padre y otra, de la madre. Una de esas variantes se expresa físicamente y la otra queda oculta en los genes. Al tener un hijo, él portará también dos variantes, la de la mamá y la del papá, es decir, que Para cada rasgo Físico tendrá cuatro formas posibles.

Rasgos físicos
Pelo. Depende de muchos genes: cada uno de ellos tiene un efecto chiquito, que se va acumulando en nuestro árbol genealógico? Aunque el color oscuro y los rulos dominaban frente al color claro y el pelo lacio, si el bebé heredó la mayor cantidad de genes de cabello rubio, que contienen menos melanina, puede tener el pelo más claro que sus padres. Eso sí, dentro de ciertos parámetros lógicos. “El color del pelo vendrá definido por la herencia genética y depende de la presencia de dos tipos de melanina, las eumelaninas, responsables del pelo oscuro, negro, marrón, y las feomelinas, del pelo rubio y del rojizo. La melena de color oscura es dominante sobre la clara. Por ejemplo, si el papá es morocho y no tiene antepasados rubios y la mamá tiene el pelo claro, lo más probable es que el bebé tenga el cabello oscuro, porque el gen del papá, al ser dominante, predomina sobre el de la mamá”, aclara la experta de Malitos. Finalmente, en el caso del pelirrojo, el rojo es recesivo al igual que el rubio. Por eso, para que un chico sea pelirrojo, necesita que ambos progenitoras contengan el gen recesivo pelirrojo.

Ojos
Los ojos oscuros los da un gen dominante, que se impone sobre los claros, que vienen de un gen recesivo. El gen dominante siempre se manifiesta si está presente. Sin embargo, ambos padres pueden tener latente el gen recesivo de los ojos claros y habérselo transmitido a su hijo, lo que hace posible que tenga los ojos claros. Pero hay excepciones: dos personas de ojos muy claros no puedo tener un hijo de ojos oscuros. ¿La razón? Los ojos claros indican que ninguno posee el gen dominante.

Hay que tener en cuenta que la información «negro» o marrón» es más fuerte que «verde» o «azul». Así, si la familia del padre solo tiene los ojos negros, hay más posibilidades de que los hijos los tengan oscuros, aunque los de la madre sean claros.

Peso y altura
Un estudio realizado por científicos del Exder Family Study of Childhood HartIth (EFSOCH) -un proyecto de investigación inglés que estudia el crecimiento del feto en el vientre humano y cómo se produce el traspaso de genes en ese proceso- sugiere que existe una relación entre la genética y estos parámetros corporales. Además, indica que, al momento del nacimiento, son los padres quienes determinan la altura mientras que las madres tienen injerencia sobre la cantidad de grasa corporal que tendrá el chico.

De todos modos, se puede hablar, a grandes rasgos, de algunas reglas: los genes de la estatura alta son más fuertes que los de la bajita. Así un padre alto y una madre baja tendrán antes un hijo alto o de altura media que uno bajo. Si los dos son altos, seguramente el hijo lo será. Pero en esto también influyen factores externos, como la alimentación. En le población se ven cada vez más padres que no superan el metro sesenta con hijos que terminan siendo bastante más altos. Se suele decir que mejora la raza»; pero, realmente ¿A qué se debe esto? ¿Es genética? Si, parte es genérica, pero también es el entorno en el que crezca el chico. Una dieta diferente puede influir en ese aspecto. De modo que estas nuevas generaciones han heredado esa posibilidad genética de ser más altos, que sus padres tenían latente y que a veces no desarrollaron por no disponer de las condiciones propicias.

En cuanto al peso, los genes determinan la constitución del niño (robusto, delgado, etc.), pero en esto también influyen la nutrición y los hábitos. Si los padres son obesos, su hijo tiene una probabilidad del 80 por ciento de serlo. “No obstante, tanto la altura como el peso son dos caracteres sumamente complejos en los que intervienen muchos genes que interaccionan y cuya regulación tampoco se conoce en su totalidad hasta la actualidad. De hecho, hay muchas causas multifactoriales, nutricionales, ambientales, culturales y familiares- que interaccionan para la manifestación de estos aspectos”, acierta Andersen.

Personalidad y habilidades
Cuando hablamos de temperamento, capacidad intelectual, destreza deportiva o las preferencias por determinados gustos, la herencia tampoco tiene todas las respuestas. «Con respecto a la inteligencia y el carácter se puede discutir sobre cierta predisposición genética para desarrollar ciertas actividades o mecanismos para desenvolverse en le sociedad (y por ende formar una personalidad), pero el factor ambiental es el pilar fundamental de dichas características. El contexto es todo: la educación, el entrenamiento, las condiciones de vida, las relaciones familiares, etc. Si bien hay varios trabajos que postulan genes candidatos para el ingenio, no hay nada claro todavía, indica la Dra. Andersen.

Inteligencia
Se transmite en un porcentaje que los investigadores sitúan en torno a 150 por ciento. Le otra mitad proviene de la estimulación externa, que puede iniciarse desde que el bebé está en el útero, a través de le voz y del tacto, así como de la experiencia. Se ha comprobado que el feto tiene memoria y repite las acciones que le dan satisfacción, como chuparse el dedo, lo que es un signo de inteligencia. Una vez fuera del vientre, los estímulos que recibe y su educación también juegan un papel fundamental a la hora de desarrollar este potencial. Es por eso que chicos que, en un principio, tenían menos cualidades, pueden llegar más lejos que otros grados a la educación y a su capacidad de esfuerzo.

Carácter
Viene, en parte, determinado por los genes. Una investigación de la Universidad de Saint Louis, en Estados Unidos, estima que la herencia es responsable en un 36 por ciento de nuestro estado emocional y mental. Hasta la tendencia a ser solitario tiene un origen genético. Por ejemplo, un recién nacido es tranquilo o nervioso y eso marca su carácter innato. Al entrar en contacto con el mundo exterior, su personalidad irá cambiando, moderándose o refinándose.

Detalles sexies que nos distinguen
El gen de los labios gruesos y llenos domina sobre el de los labios finos. Pero en la forma de la boca influye más de un gen, y como también los de los abuelos dejan sus huellas, la del hijo será una mezcla de varias.
El hoyuelo que aparece en el mentón o en la mejilla domina sobre un mentón o una mejilla sin hoyuelo. Y el mentón normal es dominante sobre un mentón retraído.
El gen de la nariz aguileña domina sobre el de la nariz recta y el gen del puente estrecho domina al del puente ancho. Por eso, la nariz aguileña siempre reaparece. Y la de punta recta domina sobre la respingada. Pero hay que tener en cuenta que este rasgo siempre adquiere la forma que se acopla bien a la fisionomía de la cara. Esto puede hacer que la nariz del hijo sea muy diferente a las de sus padres.
Las pecas son una característica dominante que siempre reaparece. El gen de cejas pobladas domina sobre el de cejas normales.

Un gestito de idea
Los bebés aprenden por imitación, pero ¿sabías que los gestos tienen un componente hereditario? Ya Darwin había aventurado que las expresiones faciales son innatas y la Universidad de Haifa en Israel abonó a esta idea. Para ello la institución realizó un estudio con no videntes de nacimiento y demostró que 8 de cada 10 bebés utilizan las mismas muecas que sus familiares para expresar emociones.