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Paternidad diferida, antes de un tratamiento oncológico


¡Hola! Mi nombre es María Dolores y el de mi esposo Vicente, tal vez nuestra historia sea bastante diferente a la del resto de las parejas.

En el año 1990 nos casamos con la ilusión de esperar dos años para tener nuestro primer hijo e iniciar el camino -si Dios y las condiciones económicas lo permitían- para formar una familia numerosa.
Pero a mediados de 1992 el destino nos depara una sorpresa desagradable, que tuvo un final afortunadamente feliz. Vicente se enferma y tiene que recibir tratamiento oncológico con drogas y radiaciones. Este tipo de tratamiento cura la enfermedad pero en la mayoría de los casos deja esterilidad, por lo cual se recomienda a los pacientes que antes de comenzar con el mismo congelen muestras de semen cosa que por supuesto hicimos. Luego de 9 meses de tratamiento tuvimos que esperar 2 años para desintoxicar el organismo de Vicente y poder estudiar su estado de salud y si recuperaba su función reproductiva.
Luego de 6 años de casados y al ver que no había recuperación nos acercamos a un especialista e hicimos un tratamiento simple (inseminación artificial) en el que teníamos pocas esperanzas que funcione cosa que resultó así. El Doctor no era muy partidario de los tratamientos de fertilización asistida, como el in vitro, pero nos recomendó que si él estuviera en nuestro lugar es el método que usaría.
Un poco desilusionados porque no teníamos más que dos congelaciones dejamos transcurrir un año más hasta que un día en mi trabajo una amiga me trajo un artículo de un diario donde se mencionaba que el doctor Pasqualini lograba hacer fertilización in Vitro con un solo espermatozoide.
Concurrí a una primer cita sola y luego volví con mi marido. Lo que más recuerdo de aquella consulta fue que yo lloraba por las pocas oportunidades que teníamos y el doctor Pasqualini me dijo que el 80% que funcione el tratamiento dependía de estar tranquila y confiar en uno mismo. Comencé el tratamiento, que duró unos 25 días, siendo un poco duro sobre todo por el hecho de las extracciones de sangre y las ecografías cada dos días. Mi caso fue especial porque no tuve buena reacción hormonal pero el doctor Pasqualini insistió sin cortar el tratamiento y logramos 13 óvulos de los cuales se fertilizaron 8 entre los cuales solo 5 podrían considerarse buenos.
Así fue que me transfirieron tres embriones y al cabo de 39 semanas, con parto normal y con la invalorable presencia del doctor Pasqualini nació mi primer hijo, de 3.500 Kgs. de peso. Luego de 18 meses volví a ver al doctor para realizar un segundo tratamiento, tampoco tuve buena respuesta, pero esta vez suspendimos el tratamiento y lo volvimos a hacer diferente. Entonces me transfirieron tres embriones y después de 40 semanas con 4.120 Kgs y nuevamente con la “histórica” presencia del doctor Pasqualini nació Sofía.
Por supuesto que haber conocido al equipo del doctor Pasqualini, entre los cuales quiero hacer una mención especial para el doctor Quintans, quien maneja el laboratorio de embriología, nos ha cambiado la vida y nunca encontraremos la forma de agradecerle lo hecho por nosotros. Espero volver a verlo muy pronto.
Nuestra experiencia fue perfecta por eso recomendamos a las parejas que se acerquen a intentarlo, quizás no sea tan fácil como lo descripto en este papel pero cuando uno ve los “resultados” corriendo por la casa, cantando y jugando o lo llaman mamá o papá, verdaderamente se anima a todo.

María Dolores y Vicente