Nunca quise leer un testimonio... - Halitus Instituto Médico - Líder en tratamientos de Fertilización asistida

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Nunca quise leer un testimonio…


Yo nunca quise leer un testimonio, el dolor era demasiado, el optimismo de los demás no me servía, y el temor de no formar parte de la otra fila de familias con hijos me paralizaba

Somos Sandra y Pablo, un matrimonio como muchos de ustedes,
con el amor suficiente para desear darle materia en la proyección de un hijo,
que fue nuestro sueño desde nuestra unión hace ya diez años.
Pero la vida nos
tenía jugada una maniobra que nunca imaginamos; la dificultad para concretar ese
sueño. Pasamos diez largos años de invasión física y psíquica, con tratamientos,
inseminaciones, FIV, ICSI, en distintos centros, hasta que llegamos a Halitus y
al Dr Pasqualini luego de 10 tratamientos fracasados ( si 10 ). Yo fui un tanto
desconfiada de cambiar mi suerte, pero la fé de Pablo y las ganas fueron más
fuertes.
No tuvimos inicialmente éxito, y cuando decidimos nuestro último,
pero último intento, con una sonrisa nos anunciaron que se habían podido
congelar cuatro embriones; ¡…DIOS, ni siquiera podía decidir el último
tratamiento porque nuevamente la vida nos puso en una situación inesperada…!.
Y.. ese «último» tratamiento tampoco tuvo éxito.
Era demasiado, no podía más
sentía que la situación me había superado por completo, mi calidad de vida era
pésima y mi cabeza no daba para más.
Los embriones congelados debieron
esperar.
Y pasó el tiempo, más de dos años, y cada vez que pasaba por la
puerta de Halitus no podía evitar pensar que «nuestros hijos», estaban
ahí.
Pisando los 40 años, sentí que era el momento de buscarlos. Todo fue
diferente, prácticamente no cruzamos palabras con el Dr. Pasqualini, pero nunca
olvidaré el saludo final, con su deseo de …»ojalá prenda alguno», y mi corta
respuesta…»ojalá».
Y esa vez la vida lo quiso también y María Victoria
llegó a nosotros el 18 de abril de este año, y créanme todo lo que pasamos, todo
lo que se siente, la frustración, la desesperación, la desilusión, las lágrimas,
el duelo de cada pérdida, TODO, valió la pena , TODO quedó a años luz después de
la PAZ inmensa que nos dió cuando sentimos el cuerpito húmedo y tibio de nuestra
hija al nacer. Hoy en nuestra vida todo es felicidad, todo es amor. Hoy María
Victoria es el centro del universo, hoy todo es para disfrutar y gozar, hoy
nuestra calidad de vida está en el pico más alto; HOY SOMOS AUTENTICAMENTE
FELICES.
Muchas cosas son emocionantes en la vida pero como ya escribió
alguien…..» lo que me ha emocionado, hasta perder casi el sentido, son tus
ojitos MI HIJA, son tus ojitos divinos…