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Por: Clarín | 26/04/22

Más o menos sexo: ¿ De la pandemia salimos mejor?


El placer erótico se cuela cada vez más en la agenda semanal. Los juguetes sexuales, el poliamor, los anticonceptivos y el reencuentro con el deseo. Resultados de una encuesta exclusiva.

Volvió el sexo. Los expertos en la materia observan en los consultorios una tendencia a regularizar los encuentros. Dicen que nos estamos vinculando prácticamente de igual manera que antes de la pandemia del Covid-19.

Las vacunas generaron un impacto positivo en este sentido. También, el regreso de las juntadas con amigos y las actividades (conciertos, viajes, bares, restaurantes) que activan las hormonas vinculadas al placer. Todo eso se refleja entre las sábanas.

Pasándolo a cifras, para el 52% de las personas la frecuencia sexual es actualmente la misma que previo a la cuarentena, según arroja una encuesta que hizo la Universidad Abierta Interamericana (UAI) en exclusiva para Clarín.

Tanto antes como ahora, lo más común es incluir al placer erótico en la agenda semanal. Y si usted, señor lector, es de los curiosos o los que buscan compararse, acá va el detalle completo.

La mayoría de los encuestados dijo tener sexo entre 2 y 3 veces por semana (19%), una vez por semana (18%) o cada 15 a 20 días (17%). También están quienes intiman una vez por mes (11%) o directamente nunca (12%). Del otro bando, un 9% supera los cuatro encuentros semanales.

Lo que sí concluye el trabajo -realizado entre 800 mujeres y hombres mayores de 16 años residentes del AMBA- es que el coronavirus transformó nuestra forma de relacionarnos.

«Si analizamos el gráfico, el 60,5% de las personas responde que -poco, bastante o mucho- la calidad de su vida sexual se vio afectada. Contra el 39,5% que dijo que no experimentó cambios», interpreta Valeria Del Coco, responsable de la materia «Medicina de la sexualidad» en la UAI.

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«¿Qué pudo haber pasado? Por un lado, el impacto de la convivencia 24/7 en las personas que estaban en pareja. Una situación deserotizante, porque se pierde el espacio necesario para generar misterio», sigue la doctora en medicina, sexóloga clínica y terapeuta sexual.

«Por otro lado, la sociedad se vio afectada desde lo mental. Hemos estado encerrados y a mucha gente le costó volver a salir al ruedo. Esto es un fenómeno postraumático, como puede ser una guerra: no salimos igual de lo que entramos», completa.

Visión apocalíptica

«En estos últimos meses se reavivan intereses sexuales que antes estaban más ocultos y costaba hablar con la pareja», opina el sexólogo y psiquiatra Walter Ghedin.

«Está demostrado que luego de encerronas, pandemias, catástrofes y la idea de finitud, las conductas se relajan bajo la evidencia real de que la vida puede terminarse en un cerrar de ojos», completa.

En concreto, según el especialista, la consigna actual para algunas personas y parejas es: “disfrutemos, total la vida se puede terminar de un momento a otro”.

En su trabajo, la UAI indagó sobre la percepción de esta frase y la respuesta fue contundente. El 71% de los participantes dijo sentirse -en mayor o menor medida- identificado.

Para la doctora Del Coco, la mirada apocalíptica es «muy interesante». Cree que la pandemia nos ayudó a conectarnos con nuestro deseo. «Nos vino muy bien para hacer un reset de profesión, de pareja, de cómo vivir la sexualidad», explica.

De todos modos, pide tener en cuenta la «responsabilidad afectiva» y la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS). «OK, disfrutemos del sexo que la vida se puede terminar de un momento al otro. Es genial que le pongamos pasión. Pero siempre con responsabilidad y respeto», suplica.

Avance del poliamor

«En general, el miedo al contagio del Covid-19 ya no es motivo para no aventurarse a lo nuevo«, dice Ghedin. Cuenta que hay parejas de más de 30 años, con hijos o sin ellos, que se animan a experimentar el poliamor, prácticas swingers, tríos o parejas abiertas.

«Muchos de estos vínculos lo hacen no solo por deseo, también por novedad. Para estar a la altura de otros pares que lo hacen sin reparos», explica.

Sin embargo, según el sexólogo y psiquiatra, para avanzar en este terreno es requisito estar seguros y llegar a un acuerdo. Para no encontrarse luego con enojos, celos o reproches que terminan minando el vínculo de pareja.

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Los «sex toys» como recurso

Para la psicóloga y sexóloga Mariana Kersz, el balance de la pandemia en términos de sexualidad es positivo. «Hemos salido mejor, definitivamente. Mucho más enriquecidos con información valiosa y de calidad», comenta.

«Basta con ver la estadística de ventas de juguetes sexuales: aumentó un 150% en el período abril-diciembre del 2020 en relación con el mismo período del año anterior», precisa Kersz.

Y celebra: «Eso significa que más personas apostaron por el autoconocimiento, por explorarse, por vivir una vida sexual plena«.

La encuesta de la UAI da cuenta de esta tendencia. El 15% de los participantes dijo que actualmente compra o usa más juguetes sexuales que antes de la cuarentena.

Según Ghedin, estos recursos «llegaron para quedarse«. Dice que la pandemia extendió su uso a diferentes generaciones: mujeres jóvenes y maduras deseosas de experimentar el placer.

«También los hombres se están animando cada vez más a dejar de lado el machismo y a probar estimuladores anales y rectales para despertar esa zona erógena de tanta represión», completa el sexólogo.

Relaciones virtuales

El 30% de los entrevistados asumió que incluyó más tecnología en su vida sexual. Por ejemplo, uso de «apps» de citas como Tinder, búsqueda de información en Internet y manejo de redes sociales.

«Quizás por el auge de las redes sociales y las cuentas de profesionales de sexología durante la cuarentena, las personas se informaron más acerca del placer, el bienestar y la intimidad. Y eso se ve reflejado en la calidad de los encuentros», comenta Kersz.

«Hoy las mujeres conocen mejor su propio cuerpo, hablan con naturalidad de sus orgasmos y buscan estrategias concretas para mejorar su erotismo y sensualidad», completa la psicóloga y sexóloga.

Aumento de consultas

«Muchas personas buscaron orientación profesional y soluciones a sus trastornos sexuales previos a la pandemia. Se reflejó en el aumento de las consultas, que tuvo un crecimiento exponencial», sostiene Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga.

Acá también nos dio una mano la tecnología. Las teleconsultas y los tratamientos online «fueron decisivos para facilitar la búsqueda de soluciones», dice la experta del departamento de medicina sexual de Halitus Instituto Médico.

Consultada sobre el presente, Literat responde que quienes hicieron consultas y tratamientos sexológicos, «sin duda emergerán de la pandemia con mejores habilidades y capacidad para establecer relaciones más felices».

Miedo al contagio

La encuesta arrojó que, tras esta experiencia que transformó al mundo, el 40% tiene más miedo a los contagios, tanto del Covid-19 como de las enfermedades de transmisión sexual.

Quizás por eso, en la actualidad, el 50% de los encuestados dijo que usa un método anticonceptivo con «bastante» o «mucha» mayor frecuencia que en la prepandemia.

En este punto, Del Coco encuentra una dicotomía que le resulta preocupante: «si bien es verdad que aparentemente usan más anticoncepción a partir de la pandemia, sigue siendo alto el número de personas que no lo usa: un 26,8%, es un montón».

El más común de los métodos (39%) es el preservativo masculino, un objeto que dejó de ser responsabilidad exclusiva del hombre.

«En las relaciones ocasionales, generalmente mediadas por las aplicaciones o redes sociales, las mujeres llevan sus condones en la cartera para no toparse con ‘olvidos o con la desagradable experiencia de cortar el erotismo para salir a comprarlos», cuenta Ghedin.

Informados y enriquecidos

A modo de balance, algunos expertos consideran que la pandemia «enriqueció» nuestra sexualidad. Los principales motivos son el aumento de consultas, de habilidades y de conocimiento.

«Creo que nos hemos reconectado más con nuestro deseo. Quizás hay personas que todavía no saben bien lo que quieren, pero saben lo que no quieren a partir de la pandemia», analiza Del Coco.

«En ese sentido, tengo una visión optimista. Creo que, aprovechando la situación, podemos salir mucho mejor de lo que entramos. Hubo cambios de vínculos, de trabajo. Es una oportunidad para reconstruirnos, para renacer», continúa la doctora.

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Por su parte, Mariana Kersz destaca que tenemos mayor información en educación sexual. No solo relacionada con el cuidado de la salud con preservativo o campo de látex, sino también desde una pedagogía del placer.

Al respecto, es bien gráfica: «Entramos en la cuarentena creyendo que todo en la sexualidad pasaba por un pene erecto y siempre listo (como un ‘ scout’) y una vagina siempre predispuesta y húmeda sin tener ningún conocimiento adicional acerca de los tiempos, la conquista y las necesidades de cada persona».

Y concluye: «Desde las redes sociales, los medios de comunicación y la información dada, cada persona se fue apropiando de un saber que ya estaba ahí… quizás solo hizo falta tener tiempo para apropiárselo».


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