"Relájense y se van a embarazar": las frases odiosas del entorno y cuánto influye el estrés en la infertilidad

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Por: Clarín | 07/12/18

«Relájense y se van a embarazar»: las frases odiosas del entorno y cuánto influye el estrés en la infertilidad


Estrés e infertilidad

El estrés es un compañero diario en nuestra vida. Estamos acostumbrados a convivir con él. Pero, como en todo, hay situaciones que pueden ser más o menos estresantes.

La búsqueda de un hijo primero en forma natural y luego con tratamientos de fertilización- puede resultar sumamente estresante y hasta atentar contra el resultado de los tratamientos, advierten los especialistas.

Entre las preocupaciones que surgen en el consultorio a la hora de encarar un tratamiento de reproducción asistida están las dudas sobre cuánto cubre la obra social o prepaga, los alcances de la ley de fertilización asistida, que se suman al estrés en sí que ya supone estar en esa situación, también aparecen miedos a una posible trombofilia y la ansiedad por lograr en el embarazo en el primer tratamiento. Este es uno de los temas que se trató entre los profesionales –médicos y psicólogos- de las 22° Jornadas Concebir, un encuentro anual para personas con trastornos de fertilidad que organiza la Asociación Civil Concebir y la ONG Sumate a Dar Vida, que auspicia la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR).

“No hay estudios que determinen en forma concluyente la incidencia del estrés sobre la fertilidad, pero sí se ha comprobado que cuando se inicia el camino de los tratamientos de fertilidad, el estrés inevitablemente aumenta, agravado también por la lucha por la cobertura de las prepagas y obras sociales, que desgasta y agota psicológicamente a los pacientes”, reconoce Mariana Thomas Moro, psicóloga orientada en Reproducción Humana y Fertilización Asistida de SAMeR.

“El diagnóstico de infertilidad ya es en sí un estresazo, entendido como una situación que aparece sorpresivamente, donde se trata de situaciones que uno sabe que pasan pero nadie tiene la certeza de que le puede pasar a uno. Eso genera una crisis de ansiedad y angustia que va socavando a la pareja o a la persona”, señala a Clarín Patricia Martínez, psicóloga de Halitus Instituto Médico. Y aporta un dato clave: “El 78% de las parejas que abandonan los tratamientos lo hacen por causas psicológicas asociadas al estrés y no al diagnóstico médico”. Muchos no toleran el desgaste del tratamiento, que puede llevar varios ciclos hasta lograr el embarazo.

“El momento más crítico de posible abandono es después del tercer intento fallido”, agrega la psicóloga y destaca el papel que juega la cabeza en todo esto: “Las personas se arman construcciones que te alejan de la posibilidad de éxito, como pensar que no lo vas a lograr, o que va a pasar algo malo, y esos pensamientos terminan funcionando como profecías autocumplidas”.

A esta situación que de por sí es estresante, se suma otro factor que, según los especialistas, no ayuda en nada: “Frecuentemente la participación en redes sociales o la búsqueda de asesoramiento por Internet no hace más que impactar negativamente sobre el estrés. Causa desinformación y aumenta la incertidumbre. Lo más efectivo es que los pacientes tengan un vínculo más cercano y constante con el equipo médico tratante”, dice la doctora Stella Lancuba, vicepresidente de SAMeR.

El problema, muchas veces, es la diferencia que separa la ilusión o el sueño con la realidad. “Muchas veces las parejas llegan con la ilusión de que (un tratamiento de fertilización) es la tierra prometida y eso no es así”, señala Martínez. De hecho, según datos del Registro Argentino de Fertilización Asistida, en 2014 la tasa de embarazo por fertilización asistida fue de 24%. En las consultas de parejas que se acercan a las asociaciones de pacientes se refleja esa ansiedad: “Las dudas más frecuentes que nos plantean las parejas se asocian al desconocimiento y la incertidumbre sobre si lograrán el embarazo tras el primer tratamiento”, señala Gisela de Antón, presidenta de la Asociación Civil Concebir. También hay lugar para dudas de cobertura, riesgos y si pueden o no tomar determinadas medicaciones.

“El estrés siempre está presente y puede influir en el resultado, por lo que es importante trabajar para disminuirlo. Existen técnicas y medicinas alternativas eficaces para minimizarlo, que siempre serán positivas”, agrega Lancuba.

En el estrés, el entorno de la pareja o de la persona que realiza un tratamiento puede ser un factor que sume o que reste. “Por falta de conocimiento o por falta de comprensión, el entorno de la pareja a veces brinda consejos que involuntariamente pueden ser muy hirientes”, señala Mariana Contreras, presidenta de la ONG Sumate a Dar Vida. Y da algunos ejemplos de frases como ‘están obsesionados con el tema, relájense y se van a embarazar’, ‘dejen de pensar en el bebé, que ya va a venir’ o ‘yo conozco una pareja que adoptó y después se embarazaron’. Todos esos comentarios, por más buena intención que tengan, no suelen ser de ayuda.

Los especialistas advierten que el estrés va aumentando y generando crisis, ansiedad y angustia a medida que va transcurriendo el tiempo. “Tener herramientas como tolerancia a la frustración es clave para poder sobrellevarlo. Cuanto más ansiedad, menos decisiones acertivas se toman. Y no es lo mismo el estrés que tiene una pareja que recién comienza el camino que otra que viene de numerosos intentos fallidos”, cierra Martínez.

Por Rosario Medina


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