Durante la antigüedad celebraba en Roma una fiesta pagana dedicada a la fertilidad, llamada Lupercalia. Durante esta fiesta las mujeres esperaban ser golpeadas con látigos hechos de piel de cabras y perros, mojados en la misma sangre de estos animales, ya que creían que este ritual les otorgaba fertilidad.
El cristianismo emergente sustituyó la festividad por la del 14 de febrero, fecha en la cual murió martirizado un cristiano llamado Valentín en el año 270. El papa Gelasio I la declaró por primera vez en el año 498.
Se cuenta que San Valentín fue un médico romano que se hizo sacerdote y que habría sido ejecutado un 14 de febrero al no querer renunciar al cristianismo y oponerse a la prohibición del emperador Claudio II de que los soldados profesionales pudieran casarse.
En 1382, el escritor inglés, Geoffrey Chaucer, escribió un poema titulado Parlamento de los pájaros, en el que se menciona por primera vez al Día de San Valentín como un día de festejo para los enamorados. A partir del poema de Chaucer, se comenzó a considerar el Día de San Valentín como un día dedicado al amor. Dieciocho años más tarde, el rey Carlos VI de Francia, creó la Corte del Amor, mediante la cual, el primer domingo de cada mes y durante el Día de San Valentín, se efectuaban una serie de competencias en los que los participantes competían para conseguir pareja entre las doncellas cortesanas. En 1416, el duque francés, Carlos de Orleans, tras haber sido capturado en la batalla de Azincourt y encerrado en la Torre de Londres, escribió una carta de San Valentín a su esposa Bonne de Armagnac. Esta carta es en la actualidad, la carta de Valentín más antigua en existencia. A partir del siglo XV, la celebración del día de San Valentín como día de los enamorados, se fue popularizando en Francia y Gran Bretaña. Con el paso del tiempo, esta festividad se fue poniendo de moda en otras partes de Europa como Alemania e Italia. También, a partir del siglo XV, se hizo costumbre escribir poemas o Valentinas entre enamorados. Desde principios del siglo XIX, comenzó en Gran Bretaña la comercialización de esta fiesta con la fabricación masiva de tarjetas genéricas del Día de San Valentín, con frases hechas y adornos.
En Agloamérica hacia 1842, Esther Ángel Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de san Valentín, conocidas como «valentines», con símbolos como la forma del corazón o de Cupido. También en este día es común la tradición de regalar rosas a aquellas personas a las que se tiene un afecto especial.
Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación.
El día de san Valentín es típicamente occidental, pues se remonta a la Europa germánica (incluido el actual Reino Unido) desde donde pasaría a los Estados Unidos y allí a gran parte del mundo, pero actualmente se ha extendido a otros países, como China, Japón y Taiwán.
En Argentina (14 de febrero), se le llama “Día de los enamorados”, y se celebra la unión entre las parejas. No es usual el envío de tarjetas o corazones, algo que es considerado más propio del mundo anglosajón. Aunque si se acostumbra a regalarse flores y bombones. Tampoco es el único día relacionado con el amor: la semana previa al Día del Amigo (20 de julio), se celebra la Semana de la Dulzura, que ha ido adquiriendo gran popularidad en los últimos años. En esta semana es habitual regalar golosinas y besos.
A lo largo de la historia de la humanidad, ciertos alimentos han forjado una respetable reputación en base a una cualidad de lo más peculiar: potenciar el apetito sexual. Estos constituyen los tan buscados “afrodisíacos”, nombre que deriva de la diosa griega del amor, Afrodita.
Y tú, ¿tienes idea de cuáles son estos alimentos? Conocerlos puede resultarte de lo más oportuno en este San Valentín. Así que, ¡en marcha!
El chile es un alimento salvaje –y no solo por ser picante–. De hecho, gracias a uno de sus químicos –la capsaicina– estimula una buena circulación sanguínea y una mayor sensibilidad nerviosa. Y estos efectos favorecen la excitación.
Por fuera, estos alimentos son bien diferentes, pero por dentro tienen algo en común: la vitamina E. Esta se encuentra presente en ambos y es ideal para estimular la producción de testosterona, estrógenos y progesterona. Una vez en el flujo sanguíneo, estas hormonas promueven la buena lubricación vaginal y la sensibilidad en el clítoris.
Apuesto a que ya sabías que las bananas son una gran fuente de potasio. Pero, ¿cómo es que este nutriente puede mejorar tu vida sexual? Pues, fortaleciendo tus músculos y, de esta manera, intensificando tus orgasmos.
Pocas cosas son tan románticas como compartir con tu pareja un delicioso postre de chocolate negro. Y es que este alimento ancestral potencia la producción de las hormonas del bienestar y nos pone de excelente humor para disfrutar de un buen momento de intimidad.
Estos frutos del mar son uno de los afrodisíacos más conocidos. ¿La razón de su efectividad? Su abundancia de zinc, un mineral que dispara la producción de testosterona, la hormona que potencia el deseo sexual.
La granada es muy rica en antioxidantes y estos, además de atenuar los efectos del envejecimiento, permiten una mejor circulación. Y, como ya vimos, esta se traduce en una mayor sensibilidad genital.
En esta noche de San Valentín, brinden por su amor con vino tinto. Este manjar de los dioses contiene resveratrol, un antioxidante que también potencia la circulación, tanto antes como durante la relación sexual.
¿Qué cualidad comparten el salmón y los frutos secos? ¡Ambos alimentos encierran grandes cantidades de omega 3! Y este ácido graso es perfecto para que las hormonas sexuales estén a flor de piel. Ten presente que las semillas de calabaza y el lino también poseen este nutriente afrodisíaco.
¿Quieres una buena idea? ¡Rocía tu ropa de cama con esencia de vainilla! Su aroma reconfortará a tu sistema nervioso y hará que estés del mejor humor para celebrar el amor con tu pareja.
En esta noche tan especial, prueba el martini de sandía. Por su carga nutricional, esta fruta es perfecta para relajar tus vasos sanguíneos y permitir la excitación con más facilidad.
Prepara tu cena con cualquiera de estos alimentos. Como ves, dispones de una buena variedad. Este será el primer paso para que puedas vivir un San Valentín realmente i-nol-vi-da-ble.
Por poco romántico que parezca, desde el funcionamiento de ciertas hormonas hasta la emisión de “mensajes” que puedan ser captados por otro, muchas son las cuestiones que juegan su rol a nivel orgánico cuando “esa” persona aparece.
Cosquillas o mariposas en la panza, la idea de “estar flotando”, alegría, emoción. Todas estas sensaciones sirven y se utilizan habitualmente para describir lo que les ocurre a una mujer y a un hombre cuando se enamoran.
Ese sentimiento tan básico y complejo a la vez, que inspiró miles de películas y libros y que puede entenderse desde lo meramente emocional, aunque también desde lo fisiológico y orgánico, tiene “su” día. Si, este sábado 14 de febrero se celebra en todo el mundo el día de los Enamorados, fecha también conocida como San Valentín.
Pero, ¿qué implica desde lo orgánico e inclusive físico el estar enamorado? Para desandar esta pregunta, la opinión de especialistas en el tema.
Hasta consolidarse, y desde el primer encuentro, los enamorados deben atravesar diversas etapas: “el enamoramiento es magia, es energía pura y transformadora, pero también es el resultado de una serie de combinaciones de sustancias químicas que se producen en el cerebro y que se distribuyen a través del sistema circulatorio y nervioso, produciendo respuestas biopsicoespirituales”, refirió la doctora Beatriz Literat, médica Sexóloga Clínica y Ginecóloga, asesora y colaboradora de Fundación Repro y Halitus Instituto Médico.
De hecho, en esta suerte de “cadena de sucesos” podría estar la respuesta a una de las preguntas más frecuentes con respecto al amor: ¿es posible mantenerlo? o ¿por qué a medida que los meses pasan “la llama” se va extinguiendo?
“Según lo que descubrieron diversos neurofisiólogos, las sustancias productoras del enamoramiento entre las cuales se cuentan la occitocina, la testosterona y la dopamina, por mencionar sólo algunas, necesitan todo el tiempo nuevos estímulos sensoriales a fin de permanecer circulando en la sangre. Si eso no ocurre, terminan por disolverse en el torrente sanguíneo y desaparecen a los pocos meses”, agregó la especialista.
Por supuesto, dado que desde lo orgánico todas las mujeres y todos los hombres “emiten sus señales” y por ende están abiertos a “conectar” con otro en cualquier momento -más allá de que la fidelidad debería ser la conducta elegida cuando se intenta consolidar un vínculo y apostar a una vida en común- una persona puede enamorarse de otra conociendo únicamente aquello que está a la vista y sin saber nada sobre los múltiples otros aspectos que conforman una personalidad.
En esos casos, si al cabo de un tiempo surge el desencanto o alguna de las dos personas se da cuenta que eso no es lo que se buscaba, quería y deseaba, llega el momento de dejar de emitir esos mensajes y esas sensaciones -algo que ocurre a nivel hormonal y se materializa en la conducta- para darle paso al aspecto tal vez más racional de la relación entre dos personas: la separación.
“Por el contrario, cuando la relación avanza en todos los aspectos, cuando se logra apreciar y apegarse a la mayor parte de los aspectos del otro y se obtiene una gratificante reciprocidad, estamos frente a una segunda etapa en la cual hay que mantener lo que se logró. Esto es que el enamoramiento inicial, puesto a prueba por las acciones en el tiempo, vaya adquiriendo mayor fuerza”, sostuvo la doctora Literat.
“La química neurohormonal sumará entonces sensaciones de seguridad, tranquilidad, confianza, autoestima y entusiasmo entre otras, así como también las endorfinas sexuales de la pasión y la ternura lograrán que el apego aumente, generando un círculo virtuoso de reiteración de conductas que nutrirán la relación y la reforzarán una y otra vez. Finalmente, cuando a esto se le agregan componentes racionales, estaremos en presencia del amor maduro”, completó la especialista.
Indudablemente éste es el final feliz que la mayoría desea. Lo que ocurre a veces es que en el tránsito que experimentan, tal como comentó el doctor Eduardo Kalina, médico psiquiatra, “los componentes químicos mencionados anteriormente, que son los que actúan a nivel de la corteza cerebral y contribuyen o no al mantenimiento de determinados sentimientos o emociones”, las cosas pueden cambiar.
Una de las claves, entonces, es mantener el interés y la energía mediante la realización de actividades en conjunto, el armado de planes en común y la voluntad de llevar la relación de un nivel a otro.
“Todo eso debe cumplimentarse manejando la ansiedad, para evitar que algo que es muy lindo y sumamente gratificante y motivador se transforme en un foco de conflicto y estrés”, finalizó la licenciada Gabriela Martínez Castro, psicóloga y directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (Ceeta).