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Por: Por María Gilligan y Julieta Lupardo | 15/11/17

¿Cómo afecta la obesidad la búsqueda de un hijo?


Hasta hace unos años, poco se sabía acerca de la relación que existía entre la fertilidad y la nutrición. Hoy en día, es una de las ramas que integran un tratamiento de fertilidad.
La evaluación del peso corporal es fundamental ya que, según demuestran varios estudios científicos, aquellas mujeres que poseen sobrepeso o bajo peso tienen mayores dificultades para poder concretar un embarazo. Aquí abordaremos la relación con el sobrepeso y la obesidad.
En ambos, existen factores extraováricos que contribuyen a una disminución en la capacidad reproductiva. La obesidad se asocia con una alteración en la maduración de los folículos del ovario y con una mayor degeneración o muerte de estos folículos, lo que lleva a una peor calidad ovocitaria. Esto es ocasionado por una mayor secreción de la Hormona Luteinizante (LH), una de las que regulan el ciclo menstrual, y por los altos niveles de insulina.
Cuando existe insulino-resistencia (IR), la insulina no puede trabajar de manera eficaz y requiere una mayor producción para realizar el mismo trabajo. Ese hiperinsulinismo resultante puede producir un aumento en los niveles de andrógenos (hormonas como la testosterona), con la consecuente anovulación. Un 75 por ciento de las pacientes obesas padecen de insulino-resistencia.
A su vez, existe una asociación con la pérdida recurrente de embarazos, ya que la IR puede provocar un estado de hipercoagulabilidad y aumento de los niveles de proteínas que regulan la inflamación (citoquinas inflamatorias), con mayor daño en el endotelio vascular y disminución de la implantación. La insulino-resistencia tiene una alta relación con el síndrome de ovario poliquístico.
Además, las mujeres obesas suelen tener mayor tejido adiposo visceral, que es un regulador clave de factores que aumentan la insulino-resistencia, con mayor inflamación y alteración de factores de coagulación.
Por su parte, en aquellas mujeres que comienzan un tratamiento de fertilidad de alta complejidad, va-rios estudios han demostrado que la obesidad se asocia con peores resultados reproductivos. Esto incluye un aumento en la cancelación del ciclo, la disminución de la implantación y el aumento de abortos espontáneos.

Cómo abordar la búsqueda

Es importante realizar una consulta nutricional que permita evaluar, por un lado, la relación entre el peso y la talla a través de una medida llamada IMC (Índice de Masa Corporal) para poder clasificar al individuo en: bajo peso, normopeso, sobrepeso u obesidad. Por el otro, se realiza una anamnesis alimentaria para determinar los hábitos alimentarios de un individuo y ver si estos hábitos conllevan a una deficiencia nutricional.
En las mujeres que se encuentran con sobrepeso u obesidad, el descenso de un 10 por ciento del peso corporal disminuye el IMC y modifica parámetros metabólicos que inciden en el eje reproductivo. De ese modo mejora la sensibilidad a la insulina, disminuye los niveles de andrógenos en sangre y aumenta las tasas de ovulación.
El plan de alimentación llevado a cabo en esta situación apunta a una dieta hipocalórica, que contempla el aporte cuantitativo y cualitativo de los macro y micronutrientes esenciales para el óptimo funcionamiento del organismo.
Otro aspecto a evaluar es la existencia de una deficiencia o un exceso nutricional a través de una profunda anamnesis alimentaria.
Hay nutrientes que se consideran de fundamental importancia en el ámbito de la fertilidad. Dentro de ellos se encuentran los antioxidantes, los ácidos grasos esenciales (Omega 3), zinc, selenio y ácido fólico. Por otro lado, se realiza especial énfasis en el consumo diario de cafeína, que no debe exceder los 200 miligramos por día (dos tazas de café), dado que como posee un efecto vasoconstrictor, impide una buena irrigación del útero y dificulta la concreción del embarazo.
En general, estas dos variantes (sobrepeso y deficiencia nutricional) vienen de la mano, ya que dentro de sus hábitos alimentarios el consumo de frutas y verduras se encuentra muy disminuido.
Para optimizar la búsqueda de un bebé, ya sea de manera natural o bajo tratamiento de fertilidad, es importante controlar el peso y seguir una dieta variada que incluya sobre todo frutas y verduras, para asegurar el aporte necesario de vitaminas, minerales, oligoelementos y antioxidantes que son fundamentales para mantener una buena salud reproductiva. Tampoco debemos olvidar incluir grasas saludables (frutos secos, aceite de oliva), proteínas (las de origen animal, preferentemente del pescado) y productos lácteos.
Por todas estas razones, cuando una pareja decide planear un embarazo, es importante la evaluación endocrinológica y nutricional para detectar si existe algún desorden que esté afectando su fertilidad.