Referencias a que la vacuna contra COVID-19 podría tener un efecto sobre el ciclo menstrual comenzaron a difundirse en redes sociales a partir de fines de febrero último. Kathryn Clancy, una antropóloga biológica de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, Estados Unidos, fue una de las primeras que comentó en un hilo de Twitter que su período se adelantó e intensificó luego de vacunarse, lo que recogió más de 10 mil respuestas, muchas de ellas con testimonios similares.
En España, la sexóloga y matrona Laura Cámara lanzó una encuesta sobre la cuestión a través de las redes y el 18 de marzo compartió los primeros resultados en su cuenta de Instagram: poco más de la mitad de las 2.827 mujeres que respondieron reportaron alguna alteración en el ciclo menstrual, flujo o sangrado. El video tuvo más de 41.300 reproducciones.
En la Argentina, diversas mujeres (ver acá y acá) contaron su experiencia a través de Twitter. Y hubo varios posteos al respecto en Instagram (acá y acá) que recogieron testimonios similares. De hecho, la organización Colectiva Andina lanzó una encuesta para conocer cuántas mujeres argentinas habían experimentado cambios en su ciclo menstrual después de recibir la vacuna contra la COVID-19.
Pero ¿cuál es la evidencia? ¿Se puede asegurar que exista una relación causal? ¿Y cuáles serían las implicancias? Te lo contamos en esta nota.
La bibliografía científica que relaciona el ciclo menstrual con las vacunas en general es escasa. Esto probablemente está relacionado con que la aplicación masiva de vacunas se da durante la infancia o en adultos mayores. Si bien hay vacunas que se aplican en la edad fértil, esto suele ser en casos puntuales (por ejemplo, pacientes de riesgo contra la gripe o ciertos casos contra la fiebre amarilla).
Un estudio realizado en Japón, realizado con adolescentes que recibieron la vacuna contra el VPH (Virus del Papiloma Humano), mostró que quienes recibieron la vacuna tenían más probabilidades de tener un período menstrual abundante o irregular. Estos efectos fueron reversibles y de corta duración.
Curiosamente, dentro de la poca bibliografía, hay un trabajo de 1913 que sugiere que la vacuna contra la fiebre tifoidea tiene un impacto temporal sobre el ciclo menstrual, aunque el investigador enfatiza que los efectos secundarios son mucho menores a los de la enfermedad y hace una observación atinada sobre el problema del beneficio “invisible” de las intervenciones preventivas: “Los pacientes no tienden a estar particularmente agradecidos por las reacciones (positivas) que pueda causar la vacuna y es solo la naturaleza humana que atribuyan a la vacuna todos los males durante los meses siguientes”.
Victoria Male, docente e investigadora en inmunología reproductiva del London Imperial College, en Londres, Reino Unido, explicó a Chequeado que también se encontraron alteraciones de los niveles de hormonas sexuales en personas que recibieron la vacuna contra la gripe, durante el ciclo en el que se administró la vacuna.
“Es probable que los cambios menstruales a corto plazo estén asociados con la vacunación en general, pero esta es la primera vez que vacunamos a tantas personas que tienen períodos al mismo tiempo, por lo que no lo hemos notado antes”, reflexionó Male.
Hay células inmunitarias en casi todas las partes del cuerpo, incluido el revestimiento del útero. Estas células inmunitarias desempeñan un papel en la construcción, mantenimiento y descomposición del revestimiento del útero, que se espesa para prepararse para un embarazo y luego se desprende en forma de período si el óvulo no se fertiliza.
“Después de la vacunación, circulan por el cuerpo muchas señales químicas que pueden afectar a las células inmunitarias, haciendo que el revestimiento del útero se desprenda y provoca así sangrado vaginal o períodos más tempranos”, explica Male.
Con relación específica a las vacunas contra la COVID-19, otra explicación posible es que se trate de una coincidencia temporal y no causal. Es una de las tesis que suscribió la vicepresidenta del Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos del Reino Unido, Pat O’Brien, en un comunicado.
“Muchas mujeres experimentarán un cambio temporal en sus períodos durante sus vidas. Y ahora mismo, muchas mujeres de 30 años están recibiendo la vacuna COVID-19. Por eso parece inevitable que en algunas mujeres estos 2 eventos coincidan por casualidad”, argumentó.
“La emoción por recibir la inmunización también podría ser un factor que afecta el ciclo menstrual, pero no hay nada en la composición de las vacunas que hiciera pensar en algún efecto”, dijo a Chequeado Sergio Pasqualini, especialista en medicina reproductiva y director de Halitus Instituto Médico, en Buenos Aires. “Las vacunas no tienen hormonas”, subrayó.
“Aún no tenemos investigaciones que nos den respaldo completo, faltan estudios. Quizás haya pacientes que por mala información suspenden medicamentos que están tomando, como anticonceptivos orales o tratamientos reguladores de ciclo. O eventualmente influye el estrés. Pero no hay evidencias de que el trastorno menstrual sea un efecto secundario directo de la vacuna”, señaló a este medio la médica ginecóloga costarricense Flory Morera González, directora científica de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FLASOG).
En todos los casos, los especialistas insisten en que los efectos secundarios son leves, reversibles y que no deben disuadir a las mujeres de vacunarse.
En base a los testimonios, se están realizando distintas campañas y proyectos de investigación para entender si existe una relación causal entre los cambios en el ciclo menstrual y las vacunas contra el coronavirus y caracterizar las alteraciones.
Uno de los primeros estudios académico lo comenzó la misma antropóloga Clancy quien está realizando una encuesta masiva, en inglés y en español, para conocer posibles relaciones entre los patrones de sangrado y las vacunas contra la COVID-19.
Algo similar, pero mediante una aplicación, propone el equipo de la doctora en Psicología Karlijn Massar, de la Universidad de Colonia, Alemania. Para solventar su desarrollo lanzó una campaña de recaudación en una plataforma de microfinanciación colectiva (crowdfounding). “La disposición para invertir dinero en cuestiones de salud femenina es sorprendentemente baja”, indicó a Chequeado María Beyer, miembro del equipo de investigación.
En España, la matrona, sexóloga y doctora en Enfermería Laura Baena García, de la Universidad de Granada, lidera el proyecto experimental EVA (“Efecto de la vacunación contra el SARS COV-2 en el ciclo menstrual de mujeres en edad fértil”). Se espera que participen entre 120 y 150 mujeres a quienes se les realizarán análisis de sangre para conocer la coagulación y los niveles de hormonas femeninas (estradiol, progesterona, FSH, LH). También registrarán patrones de sangrado, la duración de los ciclos y los síntomas premenstruales.
En Reino Unido, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos para la Salud (MHRA) recibió hasta el 14 de julio 25.753 reportes de diferentes trastornos menstruales (períodos más abundantes de lo habitual, períodos retrasados y sangrado vaginal inesperado), sobre un total de 43 millones de dosis administradas a mujeres. Es decir que un 0,12% de las mujeres vacunadas observó y notificó este tipo de efecto. El MHRA presenta los síntomas como un posible efecto secundario y aclara que los informes están siendo revisados por expertos independientes.
En cambio, en la Argentina, el último informe de vigilancia de seguridad en vacunas del Ministerio de Salud de la Nación sobre más de 20 millones de dosis administradas no consigna o explicita notificaciones de alteraciones del ciclo menstrual.
“Todavía no estamos seguros de cómo los efectos del ciclo menstrual que algunas personas informan están relacionados con la vacuna. Pero tenemos mucha evidencia de que la vacuna COVID-19 no afecta la fertilidad”, explicó Male.
Ensayos clínicos (ver acá, acá y acá) mostraron que la probabilidad de embarazo fue igual en el grupo control como en el grupo de personas vacunadas: recibir la vacuna no disminuye la fertilidad. “De hecho, quienes estén pensando en quedar embarazadas deberían priorizar la vacunación, ya que sabemos que contraer COVID-19 durante el embarazo puede ser peligroso para la persona gestante y para el bebé”, recomendó Male.
Reforzando esta idea, Beyer y Massar explicaron a Chequeado que los componentes de las vacunas son eliminados por nuestras células a los pocos días, mientras que muchos virus podrían quedarse “dando vueltas” en el cuerpo durante períodos prolongados y originar síntomas persistentes (y este podría ser el caso del coronavirus SARS-CoV-2). “Nuestro equipo de investigación anima explícitamente a las mujeres a vacunarse contra COVID-19”, exhortaron.