Tratamientos de fertilidad: ¿cómo evitar malas experiencias?
Es importante contar con información realista sobre lo que implican estos procedimientos y recibir acompañamiento psicológico. En esta nota, consejos sobre cómo encarar esta etapa para minimizar frustraciones.
Un trabajo publicado en la revista Fertility & Sterility reveló que el 27% de las mujeres mayores de 42 años que se sometieron a una fertilización in vitro (FIV) con óvulos propios se arrepintieron.
¿Qué factores pueden condicionar este arrepentimiento? Lo primero a tener en cuenta es que son mujeres de más de 42 años que, debido a su edad, tienen la reserva ovárica disminuida. Por supuesto que cada caso es distinto y esa reserva debe evaluarse en particular para saber cuáles son las chances reales de lograr un embarazo.
De aquellas mujeres que se arrepintieron de hacerlo, las causas fueron: la falta de cobertura, el haber pagado por el tratamiento, la falta de información en cuanto a las posibilidades reales y la falta de apoyo emocional, de esto último se habla poco y es sumamente importante contar con un espacio psicológico.
La conclusión es que la fertilización in vitro a partir de los 42 años tiene bajas posibilidades de éxito y, por lo tanto, altas chances de que las pacientes se arrepientan de haberlo hecho.
La experiencia demuestra que la falta de información realista y de apoyo emocional son claves en la evaluación final que hacen las pacientes. De ahí que es primordial no generar falsas expectativas porque, aun sabiendo que hay herramientas -a nivel experimental- de que se pueden llegar a mejorar la respuesta y la función ovárica, no es seguro.
Entonces, quizás lo previo sería ser sinceros con las verdaderas chances y permitir una consulta psicológica donde explorar la posibilidad de avanzar con óvulos donados. En ese caso, las chances son más altas.
¿Por qué es tan importante la consulta psicológica?
La conversación con la psicóloga no es la misma que pueden tener con su médico fertilólogo. Esto porque la psicóloga abre un espacio real para plantearse la pregunta sobre la ovodonación y otras alternativas médicas. La posibilidad de ver las cosas de otra manera, de entender las chances reales que tienen de lograr el embarazo, de explorar los miedos y las ansiedades. En esos espacios de terapia y acompañamiento se suele alcanzar un manejo emocional de la situación e incluso avanzar en la elaboración de una estrategia de acción que conduzca a resultados saludables.
Es importante atravesar los tratamientos de fertilidad con el asesoramiento adecuado y con un espacio personal de escucha porque esto permite tomar decisiones más ajustadas a la realidad. No es gratuito el camino que se transita, ni en lo económico ni en lo emocional, en particular para quienes ponen el cuerpo.
Informarse en detalle sobre los procedimientos médicos en términos reales y los alcances esperables, proyectarse en un escenario real, desarmar mitos y fantasías, atravesar fantasmas infantiles, derribar supuestos y mandatos son algunos de los tantos movimientos que una persona sometida al proceso de la fertilidad debe realizar.
Mientras más recaudos en este sentido se tengan, las decisiones más cerca estarán de ser tomadas con información certera y con contención psicológica. De esta manera, las pacientes encararán el tratamiento con menores chances de arrepentimiento.
