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Tomás y Julieta


Miles de parejas tienen miles de problemas para tener sus propios hijos. Mi marido y yo somos una de ellas.

Luego de varios estudios y una fecundación in vitro, logramos nuestro primer embarazo, que se detuvo a las 7 semanas. Fue entonces que por recomendación del obstetra tomamos contacto con la hematóloga.

El hematólogo es una de esos médicos con los que uno cree que jamás se va a encontrar en su vida, pero allí estabamos.

Tuvimos la primera consulta en la que escuchábamos términos como Síndrome Antifosfolipídico, inhibidor lúpico y otros que sirven para definir un problema en la sangre que padezco y que básicamente evita el desarrollo del embrión.

Luego de la consulta, lo siguiente fue un estudio de sangre, lo que confirmó la existencia del anticuerpo.

Logrado mi segundo embarazo (esta vez por método natural gracias a la laparoscopía y a un tratamiento post operatorio con medicación), comencé a utilizar una aspirineta diaria y una inyección subcutánea de heparina.

Así comenzó la historia de mis embarazos. Mis mañanas comenzaban todas de la misma forma: antes de levantarme el pinchazo con heparina (que aprendí a darmelo yo misma y comprobé que antes de levantarte es mejor porque duele menos y produce menos hematomas) y después del desayuno con la aspirineta.

Al principio te cuesta, te preguntas por qué vos necesitas de todo eso; la recompensa es ver en cada ecografía que todo va bien y que tu bebe está creciendo. Me han pasado cosas graciosas: en la playa, un hombre al verme con los machucones en la panza, me preguntó si me había caído y otro le dijo a su esposa “mirá pobre, está embarazada y se golpeó la panza”. También aprendí algunas cosas: una vez que te compras la caja de inyecciones, numeralas poniéndoles la fecha de aplicación a cada una, así te acordás siempre si te la diste o no (no te olvides que el embarazo genera sueño y nunca te acordás de nada)

Había días en los que deseaba no pincharme más, pero al acordarme de por qué lo hacía, me pinchaba sin quejarme.

Algo más a lo que me tuve que acostumbrar, fue a los análisis cada 20 días para verificar el dosaje de la medicación a fin de averiguar si necesitabamos aumentar la dosis, como me pasó en los dos embarazos cuando ya estaban más avanzados.

Si bien el uso de la aspirineta y de la heparina no te garantiza que el embarazo llegue a término, en mi caso funcionó la primera vez hasta la semana 33 y la segunda hasta la 36. Siento que yo hice todo lo posible. De no haber hecho el tratamiento nunca me lo hubiese perdonado, fue una buena elección que tomamos con mi marido.

En mis dos embarazos, 48 hs después del parto suspendí todo tipo de medicación y es curiosos como los primeros días te sentís extraña, pero se te olvida rapidamente cuando ves a tu bebe.

El uso de heparina puede traerte algunos problemas con el calcio en los huesos, por lo que recién estuve tranquila una vez que me hicieron la densitometría ósea y me confirmaron que todo estaba bien.

Si me preguntan si lo haría otra vez, digo que sí porque tengo 2 hijos maravillosos a los que la ciencia me ayudo a tener, ya que la naturaleza no pudo.

Gracias Halitus, Marcelo y por supuesto Adriana.

Soy Patricia, la mamá de Tomás (06/06/1999) y Julieta (04/09/2000)