Más de 10 mujeres por día ya congelan sus óvulos en el país
La mayoría lo hace a los 35 ó 36 años, para posponer la maternidad. Luciana Salazar anunció que congeló los suyos.
Hace algo más de veinte años que los óvulos de las mujeres pueden congelarse para preservar la maternidad. Los primeros tratamientos se hacían por cuestiones médicas: se trataba de mujeres que debían someterse a cirugías o quimioterapias. Con el pasar de los años la razón se fue volviendo principalmente social: ya no se trata de mujeres enfermas sino de profesionales que posponen la maternidad para privilegiar otros desarrollos en sus vidas. La demanda explotó en 2008, cuando la técnica se hizo mucho más efectiva con la vitrificación. Desde entonces, no paran de crecer las consultas y los tratamientos. En 2013, unas 500 mujeres congelaron sus óvulos. Este año serán 4.000: más de 10 por día.
Esta semana, quien contó que congeló sus óvulos fue Luciana Salazar: “Será cuando Dios quiera que sea, pero mi deseo está. Es una garantía para una saber que va a ser mamá en algún momento”, dijo la vedette en su evidente contradicción. Ella encaja muy bien en el perfil promedio de las mujeres que se someten a este tratamiento: 35, 36 años, profesionales o exitosas en sus carreras que buscan diferir la maternidad, y que tienen el dinero para poder hacerlo. Estos tratamientos no están cubiertos por las obras sociales porque no se trata de infertilidad sino de programar la vida. Y su costo puede ser alto: las medicaciones cuestan entre 10.000 y 20.000 pesos y el tratamiento entre 30.000 y 50.000.
Otra característica -no es justamente el caso de Salazar-, pero más de la mitad de las mujeres que deciden congelar sus óvulos lo hacen en un momento en el que no están en pareja.
“De los 20.000 tratamientos que se harán este año, el 20% son aspiraciones para preservar la fertilidad -explica a Clarín Gustavo Martínez, al frente de SAMER (Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva), entidad que aglutina a la mitad de las 60 clínicas que hay en todo el país-. Antes, los embarazos que se lograban con los óvulos congelados eran muy esporádicos. Ahora, con la vitrificación, el 25% llega a un embarazo”.
“En Europa y los Estados Unidos ya es una técnica establecida que todas las mujeres consideran. Y varias compañías ofrecen pagarles los tratamientos a sus empleadas para que bajen la ansiedad. En Argentina de a poco se va afianzando, cada vez hay más consultas y a edades más tempranas, aunque el procedimiento no está cubierto y entonces es restringido por sus altos costos”, explica Sergio Papier, director del Cegyr.
Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico, explica el procedimiento: antes que nada, se le hace una ecografía y un análisis hormonal a la mujer para ver cómo está su reserva ovárica. “Esto es muy personal. Hay jóvenes con baja reserva y mujeres de 40 con buena reserva”, aclara. Si la reserva es baja o nula, no hay nada que hacer. Por eso los especialistas siempre recomiendan a las mujeres que tienen esta idea en la cabeza que no se dejen estar: la cantidad de óvulos va cayendo con la edad paulatinamente y después de los 35 el descenso es estrepitoso. Si la reserva es buena se hace una estimulación ovárica con hormonas (diez días de inyecciones subcutáneas).
Dos días después se hace la aspiración. En algunas clínicas se hace con sedación o anestesia local y en otras general. Entonces se evalúan los óvulos obtenidos, se meten en unas cajitas especiales y se vitrifican a 196 grados bajo cero. Mantener estos óvulos vitrificados tiene un costo: unos 3.000 pesos anuales. “No hay garantía de un bebé futuro, pero es un resguardo”, explica Pasqualini. En su centro se dio el récord mundial de un bebé nacido con óvulos que habían estado congelados durante 14 años.
