La cuarentena y el encierro generan en nuestro cuerpo una serie de modificaciones que van a verse traducidas en nuestra piel. Entre ellas, los cambios de ánimo, la falta de exposición al sol, la mala alimentación, la disminución de actividad física, etc.
Incluso, los recaudos que exige el virus para evitar su contagio: el exceso de higiene (uso excesivo de jabón) o la utilización de lavandina o alcohol, sin una hidratación posterior puede producir dermatitis irritativa, frecuente en las manos, alrededor de los ojos y los pliegues (axilas e ingle, donde si no secamos bien pueden quedar acumulado restos de jabón).
Además, considerando que áun estamos en invierno, el frío, y la calefacción con estufa o losa radiante, ayudan a que la piel se irrite más y enrojezca. De hecho, en muchos casos, estos factores reactivan las rosáceas, según indica la dermatóloga Claudia Sánchez (MN 130195).
Y ni que hablar si hacemos mención al uso del barbijo que también intensificó las rosáceas, el acné y la dermatitis seborreica.
Además de los factores físicos: ¿Puede el estado de ánimo interferir en una piel sana? Sí, porque «los estados de ánimo afectan al cuerpo, a sus órganos, a las hormonas, a los procesos circulatorios, y por lo tanto, a la piel. Pueden interferir en su apariencia y bienestar porque es considerada el reflejo de las emociones».
«En momentos como los que atravesamos, donde el estrés y la angustia son los sentimientos más comunes, vemos como se exacerban patologías como las dermatitis seborreicas o la psoriasis. También alopecias (pérdida del cabello) significativa», explica Sánchez.
Además, al estar en casa la falta de exposición al sol disminuye y por ende disminuye la producción de vitamina D. Recordemos que la piel es el vehículo que necesitamos para captar los rayos solares y para que a su vez se estimule en nuestro cuerpo la formación de calcio y fósforo, por lo que una mínima exposición al sol, sin arrebatarse, es importante.
Seguramente te estarás preguntando qué cosas puedo hacer para mantener la piel sana a pesar de estas circunstancias, y la respuesta es la siguiente: «En principio llevar un estilo de vida saludable. Tratar de hacer ejercicio, dormir bien y tomar mucha agua, porque la hidratación es externa e interna. Hacer una rutina de limpieza de noche y de día. Luego, hidratar mucho la piel, con cremas que contengan vitaminas A, C y E, y también se recomiendan las que contengan colágeno, elastina o aloe vera«.
«Por último, tener una dieta equilibrada, que incluya frutas, verduras y granos«, destaca la doctora Claudia Sánchez.