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Por: Revista Saber Vivir | 09/03/15

Vitamina C para el Corazón


Las últimas investigaciones demuestran que la vitamina C corrige rápidamente anomalías de la función vascular de las arterias dañadas que provocan infartos y angina.

En una prueba reciente que se realizó con 46 personas que padecían insuficiencia cardiaca, documentada en los respectivos angiogramas, el doctor Bale Pral, conocido investigador de la Universidad de Boston y sus colegas Joseph A. cita y John Keaney, obtuvieron una mejoría en la relajación de las arterias administrándoles, a esos pacientes, dosis de 2.000 miligramos de vitamina C.

Las ecografías demostraron con claridad que dos horas después de haber ingerido la vitamina C, la dilatación de una arteria en el brazo mejoró en un 50 por ciento en la mayoría de las personas, e incluso más en aquellas que presentaban una disfunción vascular inicial más importante. Tras tomar vitamina C, la fondón vascular de las arterias, en pacientes con insuficiencia cardiaca, recuperó la normalidad, disminuyendo espectacularmente las posibilidades de que la arteria sufriera una disfunción y pudiera provocar un infarto. Los investigadores señalan que la vitamina C actúa principalmente corno antioxidante para eliminar los radicales libres, elementos que normalmente suprimen la actividad del óxido nítrico necesario para mantener las arterias convenientemente relajadas. Hay nuevos estudios en curso que están utilizando una dosis de 500 miligramos diarios de vitamina C para tratar a pacientes coronarios durante un mes, con el fin de comprobar si una dosis más baja permite mantener la tensión arterial en un estado normal durante un periodo más largo.

Los investigadores de Harvard han demostrado que inyectando vitamina C directamente en las arterias del corazón también se corrigen, en los diabéticos, deficiencias vasculares que son similares a las de los pacientes con insuficiencia cardiaca.

Calor y embarazo: consejos para mantenerse hidratada.

Durante los días de calor intenso hay dos elementos que deben tenerse muy en cuenta: se transpira más y no solamente se pierde agua, sino también minerales. Para las embarazadas, las alteraciones hormonales producen transpiración, que puede derivar en una deshidratación. Por eso, lo principal es mantener una buena hidratación corporal al aumentar la cantidad de líquidos que se bebe y la ingesta de al menos con mayor cantidad de agua, como frutas y verduras.

Tanto para la salud de la madre, como para el buen desarrollo del bebé, es Indispensable mantener un correcto aporte de todos los nutrientes, y esto también incluye la conservación de un estado de hidratación apropiado. Hay que tener presente que todo lo que la madre Ingiere llega al bebé a través de la placenta, y de ello depende su buen desarrollo y la llegada de un embarazo a término, las embarazadas, además de aumentar la ingesta de agua, deberán evitar las bebidas cafeinadas y seguir una dieta balanceada qua incorpore, en mayor medida frutas y verduras jugosas.

Beber solo cuando aparece la sed no es suficiente, ya que no hay que olvidar que la misma se presenta cuando ya existe cierto grado de deshidratación. Por lo tanto, es indispensable anticiparse. En cuanto a frutas en estos tiempos de calor, siempre es el mejor postre y también la colación más adecuada. Es recomendable ingeridas preferentemente crudas. Idealmente elegir las que tienen más agua: melón, sandía, naranja o uvas. Las verduras también poseen buena cantidad de agua, y deben estar presentes en una dieta veraniega. Escarole, lechuga, pepino, mate, remolacha, zanahoria, berros o nicula puede ser una perfecta opción de ensalada para una comida fresca, nutritiva y liviana, en los días de mucho calor.

Los golpes de calor, los sofocos y la sensación de pesadez, especial-mente en las plomas, con frecuencia aparecen durante el verano en las mujeres embarazadas Para evitarlos es recomendable
– Usar ropa fresca, liviana cómoda y no ajustada.
– Tomar duchas frescas o bañarse en la pileta para bajar la temperatura corporal, siempre con protección solar, evitando el sol en horas del mediodía, ingerir líquidos en grandes cantidades, para evitar la deshidratación. – Ingerir alimentos ricos en fibras, y evitar la ingesta de alimentos cuya conserva exija respetar la cadera de frio, como helados o congelados.
– Realizar caminatas o natación suave como actividad física, son una buena opción.