La evolución de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha cambiado radicalmente en los últimos años, Hoy en día, tanto la expectativa como la calidad de vida de las personas que conviven con el VIH han mejorado notablemente. Y gracias a ello, también ha aumentando su deseo de convertirse en papás. Con la ventaja de que además, ahora pueden contar con el apoyo de profesionales especializados en reproducción, capaces de ofrecerles no solo asesoramiento sino una asistencia integral en las más diversas cuestiones que hacen a la paternidad.
Un sueño hecho realidad
La única manera de prevenir la transmisión sexual del VIH es mediante el preservativo, que debe usarse en todas las relaciones sexuales, sin excepción, Precisamente por eso, la posibilidad de que un hombre Infectado con el virus pudiera convertirse en padre era, hasta no hace mucho, una asignatura pendiente.
Tanto han cambiado las cosas, que hoy este sueño puede transformarse en realidad: un papá con VIH puede concebir un hijo sano, gracias a la técnica de «lavado de semen». ¿Cómo se logra? Procesando los espermatozoides e Implantándolos, «limpios», en el útero materno, por medio de técnicas de fertilización asistida. ¿Qué método de fertilización se utiliza? Eso depende de la historia clínica de cada pareja. En ocasiones, puede efectuarse una inseminación Intrauterina: los espermatozoides con carga viral negativa, procesados y lavados, se colocan en el útero materno en la fecha de ovulación. Otras veces, cuando la pareja tiene antecedentes de complicaciones reproductivas, es preferible realizar una FIV-ICSI: una vez procesado el semen, se lleva a cabo la fertilización in vitro. O bien, cuando se trata de mujeres que sufren trastornos ováricos serlos, se puede recurrir a la ovodonación: después de procesar y lavar los espermatozoides, se realiza la fertilización del óvulo donado, que posteriormente se transfiere al útero materno. En cuanto al margen de seguridad, cabe destacar que la técnica de lavado de semen ofrece un estándar muy alto: cualquiera sea el tratamiento de fertilidad que se utilice, el riesgo de transmisión del virus es menor a 1 entre 5000 casos, vale decir, de un 0,0002 por ciento.
Mamá positiva, papá negativo
Ahora bien, ¿qué hacer cuando es la futura mamá la que convive con el virus? En ese caso, si el hombre no está infectado con el VIH, se puede recurrir a la inseminación intravaginal domiciliaria. ¿Cómo se realiza? De manera tan sencilla que pueden hacerla Incluso los propios miembros de la pareja: el semen obtenido por masturbación se deposita, mediante una jeringa, en el fondo de la vagina, en el período ovulatorlo.
Otra posibilidad es efectuar una Inseminación intrauterina, procedimiento que suele Indicarse, sobre todo, cuando se registran alteraciones en el cuello del útero, o trastornos reproductivos masculinos leves o moderados. Si se trata, en cambio, de complicaciones reproductivas (femeninas y/o masculinas) más graves, lo aconsejable es realizar una FIV-ICSI, donde la fecundación se produce in vitro.
Por último, en caso de falla ovárica, se lleva a cabo la ovo-donación.
De madre a hijo
Cuando una mujer que convive con el VIH se entera de que está embarazada, o bien planea buscar un bebé, lo primero que debe hacer es iniciar un tratamiento que Impida la multiplicación del virus.
Por suerte, los conocimientos acerca del contagio mamá-bebé (transmisión vertical) y la forma de evitarlo han progresado mucho durante los últimos años. En principio, ya es posible detectar en qué estadio de la infección se encuentra la futura madre, y gracias a ello, se le puede ofrecer una terapia antirretroviral adecuada y oportuna. Además, se han logrado implementar distintas conductas orientadas a minimizar el contacto del bebé con la sangre y los fluidos corporales maternos, lo que también contribuye a disminuir el contagio. De hecho, ambas medidas han permitido reducir la transmisión de madre a hijo a menos del 2 por ciento.
¿Cómo será el parto?
Cuando la mamá es VIH positiva, la vía de parto suele determinarse hacia el final de la gestación, En el último mes se mide la carga viral, vale decir, la cantidad de virus que circula en la sangre materna, y de acuerdo con ese valor se decide si el bebé llegará al mundo mediante un parto vaginal o por cesárea. En caso de que la mamá y el obstetra opten por la vía vaginal, el profesional impedirá, por todos los medios, el contacto del pequeño con la sangre materna. Para ello, evitará la ruptura artificial de la bolsa amniótica, y reducirá al mínimo posible la duración del trabajo de parto.
VIH y lactancia
Es sabido que la leche materna es el mejor alimento para el bebé, y que sus beneficios son infinitos. Sin embargo, cuando la mamá es VIH positiva, el virus está presente también en su leche. Vale decir que, en este caso, la lactancia se convierte en una oportunidad de contagio. Es cierto también que el ingreso del VIH por la vía oral no es lo más frecuente, No obstante, la elevada concentración viral de la leche materna, sumado a la inmadurez in-munológica del aparato digestivo del pequeño, son factores que favorecen la transmisión. Conclusión: lo más conveniente es suspender la lactancia, y alimentar al chiquito con leche de fórmula.
CON EL ASESORAMIENTO DE: DR. SERGIO PASQUALINI
DIRECTOR HALITUS INSTITUTO MÉDICO
¿Qué es el SIDA?
El síndrome de ¡nmunodeficiencia adquirida (sida) es una enfermedad causada por el VIH, que provoca la destrucción del sistema inmunológico.
¿Cómo se contagia? Mediante tres vías:
– Sexual: durante una relación sexual sin protección.
– Parenteral: debido al uso compartido de jeringas, o mediante una transfusión sanguínea,
– Vertical: de una mamá infectada a su hijo.