El estigma que carga la enfermedad, así como quienes la padecen, sigue siendo muy grande. Afortunadamente, no lo es tanto como en las últimas dos décadas, cuando era, casi sin excepciones, una infección mortal. Aunque todavía queda un larguísimo trecho por recorrer hasta que la desinformación y la discriminación que rodean al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida -o Sida- desaparezcan del todo, en el terreno de la ciencia y la investigación se han logrado grandes avances.
Sin ir más lejos, en los últimos años la sobrevida de las personas que inician temprano el tratamiento (consistente en un cóctel de medicamentos llamados antirretrovirales, que actúan impidiendo la multiplicación del agente que lo provoca, el Virus de Inmunodeficiencia Humana) se ha estirado muchísimo, permitiendo que los pacientes puedan vivir con sida durante décadas.
Por si esto fuera poco, la otra gran conquista que se ha alcanzado, a poco más de veinte años de su descubrimiento (ver recuadro), es el nacimiento de bebés totalmente sanos, aunque su padre, su madre, o ambos, porten el VIH. Mientras incontables equipos de investigación de todas partes del mundo buscan tratar esta infección como se hace con cualquier otra, actualmente el acento está puesto en la prevención del contagio.
“Los grandes avances que se han logrado van de la mano de las campañas de información y concientización tendientes a que la gente tome los recaudos necesarios para no contraer el virus”, enfatizó el Dr. Sergio Pasqualini, director del Instituto Médico Halitus, especializado en técnicas de fertilización in vitro, en diálogo con Hoy.
Consultado acerca de una posible cura para esta enfermedad, Pasqualini, ginecólogo y obstetra, se mostró confiado en que “en algún momento se la va a encontrar”, y explicó que, al hablar de la búsqueda de una vacuna, se hace referencia a un antídoto preventivo, es decir, que despierte las defensas naturales del cuerpo y, de esa manera, lo inmunice contra el VIH. “Una vez logrado esto, la siguiente meta sería un tratamiento curativo para quienes ya lo han adquirido”, puntualizó.
Por lo pronto, miles de personas que toman los fármacos correspondientes, hoy pueden vivir mucho tiempo, y planear una familia con hijos sanos, algo impensado hasta hace unos años.
En referencia a las posibilidades de concepción sin riesgos que tienen las personas que viven con el virus, Pasqualini señaló: “Más de la mitad de las personas VIH reactivas se encuentran en edad reproductiva y la mayor prevalencia de la infección se encuentra entre jóvenes de todos los niveles socioeconómicos, debido a la transmisión heterosexual”.
En ese sentido, explicó de qué manera se procede, según sea el hombre o la mujer el infectado.
“Cuando sólo el varón de la pareja está infectado, es posible lograr la concepción con un riesgo mínimo, ya que existe un procedimiento con buenos resultados: el lavado de esperma”, precisó el especialista, y explicó que “consiste en el procesamiento de la muestra de semen con lavado, y luego se implantan los espermatozoides limpios en el útero de la mujer, por medio de diferentes técnicas de fertilización asistida”.
Por otro lado, cuando es la mujer quien padece la enfermedad, el riesgo potencial para los niños es enorme, ya que pueden contagiarse por lo que se denomina transmisión vertical. Según datos presentados en el último Simposio Científico Internacional Sida 2010, en la Argentina el 6% de las mujeres que dan a luz estando infectadas con el VIH pasan el virus a sus hijos.
“Nosotros recomendamos, dentro del examen de rutina, realizarse el test de VIH tanto a las mujeres que buscan embarazo como a aquellas que llegan al consultorio ya embarazadas. En el primer caso, si ya realizan el tratamiento antirretroviral, se les cambia la medicación por otra más segura para el embarazo”, explicó Pasqualini, y agregó que “incluso, existe medicación para indicarle al recién nacido”.
En cuanto a la vía de nacimiento, el especialista precisó que la decisión de alumbrar por parto vaginal o cesárea depende de la carga viral de la mujer.
Gracias a los milagros de la ciencia, los pacientes de hoy ya trazan el camino para que sus descendientes, que son la sociedad del futuro, crezcan libres de este flagelo que todavía -y esperemos que no por mucho tiempo- castiga a la humanidad.
Un extenso camino recorrido en poco más de veinte años
Según reportes de Onusida, más de 33 millones de personas en el mundo viven infectadas con el virus de VIH. Dos millones están en América Latina.
En 2008, según las estadísticas de esa entidad, hubo 2.7 millones de casos nuevos en el mundo, 170.000 en América Latina, y 2 millones de muertes.
El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es una enfermedad causada por el virus de VIH, que genera la destrucción del sistema inmunológico de quien la padece.
El virus fue descubierto por el equipo del Dr. Luc Montagnier en Francia, en 1983. Dos años después, en 1985, se descubrió el primer test para detectarlo, y las primeras terapias, en 1987, fueron revolucionadas en 1996 con los llamados antirretrovirales altamente activos, generando una fuerte baja en el porcentaje de enfermos y de muertes. Hoy lo primordial es la prevención.
La infección posee tres vías de transmisión:
Parenteral, por el uso compartido de jeringas o mediante una transfusión sanguínea, durante la relación sexual sin protección, y vertical, es decir, de madres infectadas al feto.
Muestra fotográfica para borrar el estigma
La Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH/Sida y Onusida presentan en nuestra ciudad la muestra fotográfica Lipodistrofia: las huellas del estigma, con fotografías de Andrea Mariño y Roxana Troisi. Hasta el 10 de diciembre, se puede ver en el Salón de los Escudos del Senado bonaerense, en 51 entre 7 y 8.
La idea es dar visibilidad a los efectos adversos de algunos fármacos y buscar alternativas para que estos trastornos, que producen pérdida o excesiva acumulación de grasa en determinada parte del cuerpo, no se conviertan en un nuevo estigma.
Fuente: diariohoy.net