Cinco tratamientos y mucho camino recorrido. Esfuerzos físicos y emocionales que requirieron de tesón y un profundo deseo: el de ser madre. Después de una larga lucha, Vanina Escudero (31) dará a luz a Benicio, fruto de su matrimonio con Alvaro Waldo Navia, a comienzos de mayo. “El embarazo me hace sentir una supermujer que todo lo puede. Desde el principio, acéptelos cambios de mi cuerpo. Quería tanto estar embarazada que cuando vi que los jeans no me empezaban a entrar, me puse feliz. Naturalmente tiendo a no engordar, así que fui aumentando un kilo por mes”, rememoró la bailarina.
-¿Alvaro se puso más apasionado?
-Mi marido es efervescente al ciento por ciento desde que lo conozco. Pero el hecho de que cambie tanto el cuerpo, hace pasar por distintas situaciones. Sobre todo, después de que tuve unas perdidas y estuve internada, había que parar un poquito. El médico nos dijo “sexo no”, porque estaba en reposo absoluto y no podía hacer nada. Ahora, volví a hacer vida normal, pero de una persona normal. No normal según mi concepto, que hacía de todo. Más allá de mi vida profesional, también le agregaba Pilates, bicicleta fija, salía a caminar. Y si bien ahora puedo hacer lo diario, tengo que estar lejos de los esfuerzos. Con la panza me siento muy limitada.
-¿Cómo fue transitar todo el proceso de tratamientos hasta lograr el embarazo?
-Con Alvaro estamos juntos hace siete años, y hace casi cuatro que queríamos ser papás. La verdad es que no se daba. Por suerte, encontramos Halitus, nos atendimos con el doctor Pascualini, y fue él quien logró lo que buscamos durante mucho tiempo. Está bueno que se haya promulgado la ley de fertilidad por lo costoso del tratamiento. Nosotros entramos en la ley Scioli, que nos facilitó muchas cosas.
-Fue difícil…
-Sí, es difícil. Es fundamental estar bien y en sintonía con tu pareja. Toda esta búsqueda nos fortaleció como pareja y como matrimonio. Pero esto es algo tan fuerte que hay un montón de cosas en los que logran llevar lo adelante y se disuelven a mitad de camino. Nosotros avanzábamos en los tratamientos, pero sin diagnostico aparente. No es que había algo que a alguno de los dos nos imposibilitara. Y respecto a mi vida, me limitó mucho a nivel laboral. Uno empieza a proyectarse en función de la posibilidad de quedar embarazada. Rehace un montón de trabajos pensando que a esa altura ya iba a tener panza. Y llego un punto en que eso no me generaba mucha angustia. No quedaba embarazada y no estaba trabajando de lo que a mí me gustaba. No es fácil de llevar.
-Se creyó que no trabajabas porque habías preferido bajar tu perfil de exposición…
-Eso también tuvo que ver. Me di cuenta de que no se manejar tanta exposición y que verdaderamente me hacía mal. ¿Para qué seguir insistiendo con algo que no lo sé hacer? Pero hay un montón de trabajos que tienen que ver con el teatro, que no generan tanta exposición. Sin embargo, yo no los aceptaba. Hacer una temporada, o fotos en bikini al tiempo que estas medicándote, es un tema.
-¿Cuántos tratamiento hiciste?
-En una primera clínica hicimos tres. Después, nos tomamos un descanso porque estábamos desbordados. Al tiempo, conocimos Halitus, y ahí hicimos dos. Habíamos pensado en la adopción, empezamos a averiguar pero teníamos mucha fe puesta en este último tratamiento. Si no resultaba, quizá hacíamos uno más y no íbamos a seguir por esto que hablábamos, de que llega un punto en que ya no das más. Lo que nunca quisimos hacer era viajar al exterior para intentar en otro país. Si ya es bastante difícil llevar adelante todo esto estando en tu casa, con familia y amigos, viajar y someterte a leyes extranjeras quemaba la cabeza. Por suerte, Dios quiso que se diera. Nos encontró en un momento increíble. Año a año nos amamos más, estamos más felices con nuestra vida. Estamos disfrutando como locos. Muero por verlo a Alvaro papá. Me parece que va a ser lo más grande del mundo.
-En el verano tuviste algunas perdidas, ¿te asustaste?
-¡Nos asustó! Más al principio, que no sabes porque se producen. Después, el resto del embarazo fue increíble. Toda la familia está feliz. Por mi lado, es el primer nieto y el primer sobrino. Y por el lado de Alvaro, también. El bebé ya se ubicó, esta girado, así que se puede adelantar. Ya está el bolso armado, y su cuarto también. Sólo me queda lavar la ropita y colgarla. Estamos muy preparados, esperándolo como locos.
Mirá vos
Los antojos los tuvo Waldo. De madrugada, le pedía a Vanina que lo acompañe a comprarse helado. “Bajará los kilitos de más después de mi parto”.
De a tres
Vanina y Waldo son pareja hace siete años. Después de varios tratamientos, se enteraron de que esperaban su primer hijo a través de un test de embarazo. “Cuando lo supimos, reímos y lloramos al mismo tiempo”, confió, emocionada, la bailarina.
Dulce espera
“Las pérdida que tuve en el verano me asustaron. Más al principio, que no sabía las causas. Por suerte, el resto del embarazo fue genial. Lo viví totalmente en paz. Fui engordando aproximadamente un kilo por mes”.