Ella quedó estéril a los 20 años por una operación: tenía dolor mientras estaba en la oficina y pasó dos días sin ir a trabajar. En el sanatorio, de urgencia decidieron operarla por apendicitis pero resultó ser un quiste de ovario. Años más tarde, cuando luego de casarse no queda embarazada en un tiempo, realiza la consulta y le informan que tiene las trompas obstruidas. Le realizan una hidrosalpingografía pero no pudieron destaparlas, luego decidieron realizarle una laparoscopia pero tampoco funcionó. Entonces, recurrieron a una operación convencional para destaparlas que terminó en la extirpación de ambas trompas y el médico le informó que su única opción era recurrir al in vitro. Pero las técnicas recién comenzaban en nuestro país.
“Después de que nos casamos decidimos tener hijos y al ver que no quedaba embarazada, consulto con mi obra social y me detectan trompas obstruidas, terminan operándome y sacándome las trompas. Cuando me enteré de que me tenían que sacar las trompas, llegué a casa y le dije ‘te doy el divorcio’. Y él me contestó ‘yo no me casé con vos para tener hijos’. Cuando llegué al consultorio del Dr Pasqualini tenía 32 años. Habíamos empezado a buscar como resolver el problema de nuestra necesidad de ser padres. Los tratamientos de fertilización recién empezaban en el país y eran muy costosos, así que fui intentando en distintos lugares. Hasta que una compañera de la oficina me dijo ¿por qué no venís a ver al Dr. Pasqualini que hace este tipo de tratamientos?”, relata Mónica Caminos, madre de los mellizos que hoy, 25 de agosto cumple 19 años.
Su marido, Miguel, recuerda “Hay que hablarlo mucho. Yo siempre lo charlé con ella y siempre le dije ‘yo te acompaño a cualquier lado, a donde sea siempre que partamos de la base de que el problema es de la pareja, ni de uno ni del otro’. Es difícil llegar todos los meses encontrar a tu mujer llorando”.
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