YA SE ESTA USANDO EN LA ARGENTINA
Una técnica reproductiva permite que
los hombres con VIH sean padres
Consiste en «limpiar» el semen de virus antes de realizar una inseminación · En el mundo, ya nacieron 500 bebés sanos por esta técnica · La desarrolló el médico italiano Augusto Semprini, que se encuentra en Buenos Aires
CAROLINA BRUNSTEIN
Ser padres ya no es un sueño irrealizable para muchos hombres que tienen el virus del sida. Con una mujer que no es portadora, pueden tener hijos sanos a través de una técnica de fertilización asistida. «No se les puede negar el derecho a la paternidad», opina el médico italiano Augusto Semprini, creador de este método que hasta ahora mostró resultados óptimos.
De paso por Buenos Aires para participar del Primer Simposio Internacional de Reproducción y VIH, Semprini, jefe del departamento de Desórdenes en la Reproducción de Origen Inmunológico en el Hospital San Pablo, en Milán, explicó en una conferencia de prensa de qué se trata este método que empezó a desarrollar a fines de los 80 y que tímidamente empieza a aplicarse en la Argentina.
Se trata de «lavar» los espermatozoides y quitarles las células de VIH antes de inseminarlos en el útero de la mujer. En Europa ya nacieron cerca de 500 bebés de este modo, y en este país ya se hicieron con éxito los primeros intentos.
«Empezamos con los experimentos en 1987, porque muchas parejas serodiscordantes (en las que el hombre tiene VIH y la mujer no) venían a pedirnos que hiciéramos algo para que ellos pudieran tener hijos, si no, ellos intentarían por su cuenta», explicó Semprini.
El médico remarcó que en muchos casos las personas seropositivas (portadoras del VIH) no presentan síntomas y pueden tener una sobrevida extensa y en buenas condiciones. «Pero es muy riesgoso que tengan relaciones sexuales sin preservativo, porque pueden contagiar a sus parejas», indicó.
Por eso es necesaria la inseminación artificial, con reglas muy precisas. Los estudios y controles que deben hacerse estas parejas son mucho más rigurosos que para quienes no tienen VIH, tanto antes de empezar el tratamiento como durante el embarazo y después del parto. Y es fundamental un seguimiento psicológico.
«El trabajo no fue fácil para nosotros durante los primeros años, debido a la resistencia por parte de otros profesionales en Europa y Estados Unidos, que opinaban que era riesgoso utilizar los espermatozoides de un hombre con VIH», contó Semprini. Pero a medida que los resultados positivos se repetían, otros centros médicos siguieron ese camino.
«Los riesgos son mínimos, aunque todavía no podemos decir que son iguales a cero», aclaró. La técnica tiene tres pasos:
– Se coloca la muestra de semen en un tubo de ensayo con distintos gradientes (líquidos que funcionan como filtro) que se centrifugan y de esa forma los espermatozoides quedan en el fondo del tubo.
– Se aspira el líquido que queda sobre los espermatozoides. Luego se le agrega un medio de cultivo que lo agita para dispersar los espermatozoides del fondo y se los vuelve a centrifugar.
– Se aspira el líquido y se vuelve a colocar un medio de cultivo que quedará por encima de los espermatozoides, que subirán en el tubo. En el fondo quedan los débiles, que no sirven para la reproducción.
Después de estos pasos, los espermatozoides pueden usarse para la inseminación y el riesgo de contagio es casi nulo.
«Si la pareja no tiene problemas de reproducción, el método es muy sencillo», explicó el doctor Sergio Pasqualini, uno de los que utilizan la técnica de Semprini en la Argentina y que ya hizo posible dos nacimientos con buenos resultados.
«Debido al avance en los cócteles de drogas contra el sida los pacientes ya no se mueren en poco tiempo. Y empiezan a pensar en ser padres», explicó Pasqualini.
El doctor Edgardo Young, profesor de Reproducción Humana en la Universidad de Buenos Aires, director del Instituto de Fertilidad, que realiza esta técnica desde el año pasado junto con la Fundación de Estudios Infectológicos FUNCEI, coincide en que este es «un gran avance, y es casi imposible que el chico se contagie».
El médico Ramiro Quintana, subdirector de ese instituto, advierte que «los recaudos deben ser muy grandes. La mujer debe hacerse controles periódicos de VIH durante el embarazo, para asegurarse de que no hay contagio». Pero también es optimista: «Esto es algo muy importante».