A Magdalena le aconsejaron que hiciera ejercicios especiales para poder retener la orina. Y como pensó que la situación mejoraría, nunca los hizo. No imaginó que ocurriría lo contrario. “Cuando tosía me mojaba. Me sucedía en cualquier lado y era cada vez peor. Entonces empecé a fijarme a qué lugares ir y a cuáles no. Hasta en mis relaciones íntimas con mi marido me pasaba. Y por más que con él nos conocemos desde hace mucho y existe confianza, era una situación incómoda.”
Pese a que el problema la afectaba desde hacía tiempo, nunca se le había ocurrido comentarlo con sus amigas. Parecía que fuera algo natural ir con frecuencia al baño o tener una pérdida de pis. Sin embargo, cuando decidió contarlo, muchas de sus amigas confesaron que a ellas les ocurría algo similar. ‘Sin querer se me escapaba el pis cuando me daba tos. Lo que me explicó mi médico fue que no era cuestión de tener la vejiga llena o ganas de orinar, sino que al estar vencida la uretra el líquido estaba como en caída libre.”
A los 45 años Magdalena comenzó a tener pérdidas. Cuando estaba en su casa no tenía problemas para higienizarse. El inconveniente surgía cuando salía de su hogar. “Es que la posibilidad de limpiarte no es la misma. Y viene ese temor de tener olor, que los demás te sientan olor. Me sentía incómoda cuando iba a trabajar o cuando tenía que salir a cualquier lugar.”
Según los especialistas una de las causas de la incontinencia urinaria son los partos. Precisamente, Magdalena parió mellizos. Y además es fumadora, otra de las razones por las que se origina el trastorno. “Cada vez era peor, empecé usando toallitas higiénicas diarias y terminé usando apósitos nocturnos.” Entonces, el ginecólogo le recomendó un tratamiento que implicaba una intervención quirúrgica. “Fue una de las primeras operaciones que se hicieron en el país, yo tenía 52 años. Y la verdad debo decir que, a partir de ahí, el problema desapareció.”
Uno de los pasos más importantes en el diagnóstico y tratamiento es tener en claro que es un problema y que existen soluciones. Desde el departamento de Uroginecología de Halitus Instituto Médico –donde Magdalena se realizó la intervención- aseguran que hasta un 50 por ciento de mujeres que padecen esta situación no consultan a su médico y señalan que en general, se la relaciona con la edad avanzada de la mujer aunque también pueden padecerla mujeres jóvenes. Por eso, resaltan que en ningún caso se debe postergar la consulta médica.
Otra de las razones de la postergación es que esta dolencia suele ser confundida con el prolapso uterino que, si bien guarda cierta relación, es un trastorno diferente. En los últimos tiempos, la urología femenina se constituyó en una subespecialidad dentro de la urología por su gran frecuencia y complejidad.
Según el ginecólogo, especialista en incontinencia urinaria, Agustin Pasqualini, “el tema es que no está catalogado como una enfermedad y muchas mujeres lo toman como un problema asociado a la edad, y que en alguna etapa de la vida les va a suceder. Es una situación mucho más frecuente en mujeres. En los hombres, es muy raro que les ocurra, el problema en ellos es la obstrucción de la próstata”.
La obesidad, tabaquismo, embarazos y partos vaginales con fórceps, son los factores de riesgo. “Hay bastantes estudios que hablan de que es mucho más frecuente a los 50 años, pero hay muchas mujeres que les sucede a partir del los 30. Hay distintos tipos, la más frecuente es la incontinencia de esfuerzo, lo que se llama vejiga hiperactiva, es decir, aumenta la presión intrabdominal y se pierde pis ante un esfuerzo físico, tos, estornudo, carcajada fuerte. Después está la incontinencia de urgencia, se pierde orina ante el frío o al escuchar correr el agua, se debe a un trastorno del músculo de la vejiga”, explicó el ginecólogo.
Se puede hacer prevención tratando la obesidad, el tabaquismo y haciendo ejercicios especiales durante el embarazo y después del parto. “Es un trastorno social. Las mujeres hasta dejan de salir de sus casas por miedo de tener una pérdida en un evento social. Existen tratamientos a base de medicamentos y otros que son quirúrgicos que no son caros, son muy efectivos, y los cubren las obras sociales por lo menos un 50 por ciento del valor.”
Existen diversas formas de revertir esta molestia, entre ellas, se destacan los nuevos tratamientos quirúrgicos de sling, conocidos como TVT y TOT que permiten corregir la falla que impide a la mujer controlar las emisiones de orina.
Se trata de cirugías de corta duración que no dejan cicatrices. El TVT, si bien es quirúrgico, se trata de un tratamiento considerado mínimamente invasivo y se utiliza solamente en los casos que requieren de una intervención quirúrgica, ya que no todas las pacientes la necesitan.
La misma realiza incisiones muy pequeñas por vía vaginal y sobre el pubis a nivel del abdomen. Comparada con la cirugía convencional, que deja una cicatriz similar a la de una cesárea, requiere una intervención que dura dos horas y una internación de cinco días.
Por su parte, el TOT es un tratamiento aún más moderno y requiere un menor tiempo de cirugía, evita las cicatrices abdominales y posee menor riesgo quirúrgico.
La psicóloga Judith Cosogliad afirmó que las pacientas llegan a su consultorio en un estado de ansiedad porque deben modificar, a partir del trastorno que padecen, ciertos hábitos que realizan en su vida cotidiana. “Cada caso es particular pero mi intervención concreta es revertir el malestar emocional que tiene cada mujer, sobre todo la vergüenza a afrontar este tema. Cuando el médico ya pautó un tratamiento que incluye que la paciente debe dejar de fumar, por ejemplo, ahí intervengo para que ese proceso resulte lo mejor posible. Hay que tomar conciencia de que este problema tiene solución, no es algo que se tiene que padecer toda la vida.”