Un dispositivo médico de reemplazo frecuente que se adhiere al cuerpo y libera pequeñas dosis de testosterona podrá ser usado por las mujeres.
BUENOS AIRES- La falta de deseo sexual femenino, cuando está asociada a una baja producción de testosterona, podrá tratarse con un parche médico que ingresará al mercado europeo en enero próximo, según anunció ayer el presidente de la Asociación Española para el estudio de la Menopausia y de la Fundación Europea Mujer y Salud, Santiago Palacios. Se trata de un parche médico de reemplazo frecuente que se adhiere al cuerpo y libera pequeñas dosis de testosterona, similar, en su forma y utilización, a los que se recetan para dejar de fumar o para equilibrar niveles de estrógeno en mujeres que ingresan al climaterio y sufren de “calores” o “sofocones”. Palacios fue invitado ala Argentina por el Instituto Médico Halitus, para disertar en la Primera Jornada Internacional Salud Femenina después de los 40, que se llevó a cabo ayer en el Hotel Panamericano. |
Médico ginecólogo, el especialista español señaló que la disfunción sexual femenina se divide en cuatro grupos: alteraciones del deseo activo o “no tener ganas”; alteraciones en la excitabilidad, “tener ganas pero no excitarse”; anorgasmia, “tener ganas y excitarse pero no llegar al orgasmo”; y el dolor durante el coito.
Los parches están indicados para la “falta de apetito sexual” siempre y cuando la disfunción esté causada por una alteración hormonal y no psicológica.
Indicó que las estadísticas mundiales señalan que el 33% de las mujeres tiene una disfunción sexual femenina a lo largo de cualquier edad. No obstante, la producción de testosterona disminuye con los años, dijo, y suele afectar la libido en mujeres menopáusicas.
Otro “grupo de alto riesgo” que se beneficiará con la medicación lo constituyen las mujeres a las que se les han extirpado los ovarios y tras la operación pierden cantidades drásticas de estrógenos y testosterona.
El experto señaló que en Estados Unidos esas pacientes llegan al 30%. “Aquí deben tener índices parecidos a los de España-dijo-, que oscilan entre el 12 y el 14 %”. Las usuarias de antidepresivos también pueden experimentar una disminución del deseo sexual y-según afirmó el especialista español- podrán utilizar los parches sin contraindicaciones. Hasta el momento, los médicos garantizan que en seis meses de uso no hay efectos secundarios y estiman que el plazo va a extenderse mucho más.
El presidente de la Fundación europea Mujer y Salud destacó que los parches constituyen el primer medicamento aprobado por las agencias de control norteamericana y europea para tratar una disfunción sexual femenina.
ALTERACIONES
La disfunción sexual femenina se divide en cuatro grupos: alteraciones del deseo activo o “no tener ganas”; alteraciones den la excitabilidad, “tener ganas pero no excitarse”; anorgasmia, “tener ganas y excitarse pero no llegar al orgasmo”; y el dolor durante el coito.
Las estadísticas mundiales señalan que el 33% de las mujeres tiene una disfunción sexual femenina a cualquier edad.
RECUADRO 2: EN EL PAÍS, LOS DISPOSITIVOS NO SE CONSIGUEN
Por ahora, los parches no podrán conseguirse en las farmacias argentinas. Rosana Molina, médica ginecóloga de Halitus, informó que “aún no hay precisiones” sobre cuándo llegará ese dispositivo al país.
“La FDA estableció dos cuestionarios para diagnosticar la falta de deseo –continuó Palacios- .Uno para ver si hay un problema sexual, es decir, si el sexo le apetece o no le apetece y en qué niveles, y otro para saber si tener esa disfunción le preocupa, porque hay mujeres que no mantienen relaciones sexuales y no sufren por ello”.
Según informó el médico, una de cada tres pacientes que visita al ginecólogo tiene una disfunción sexual femenina, “pero hasta ahora no se sabía porque no le preguntábamos”.
A diferencia del Viagra, indicado para varones con dificultades para tener una erección, los parches están indicados para la falta de deseo y no de excitación.
“La comparación con el Viagra es errónea –concluyó Palacios-. La sexualidad de la mujer es más compleja, porque no se trata de que un órgano aumente con la llegada de más sangre, como ocurre con el pene, sino de que vuelva a experimentar el apetito sexual”.