La ley de cobertura 26.862, sancionada por amplísima mayoría en el Congreso de la Nación en 2013 llenó un vacío que permitió que mayor cantidad de personas accediesen a tratamientos cubiertos por sus prepagas o/y obras sociales.
Si bien la reproducción asistida ha sido más y más aceptada por la población general a lo largo de los últimos 30 años, la ley de cobertura significó para médicos, legisladores, abogados, religiosos y especialmente para los pacientes un gran paso adelante. Sin embargo, la ley que reglamentase estos tratamientos que tuvo media sanción en la Cámara de Diputados finalmente no llegó a ser tratada en la Cámara de Senadores antes de fin de año, y venció.
La ley estableció que tienen derecho a las prestaciones de reproducción médicamente asistida todas las personas, mayores de edad, sin discriminación o exclusión de acuerdo a su orientación sexual o estado civil y que quedan comprendidas las técnicas de baja y alta complejidad, que incluyan o no la donación de gametos y/o embriones y que podrán incluirse nuevos procedimientos y técnicas desarrollados mediante avances técnico-científicos, cuando sean autorizados por la autoridad de aplicación. Pero si bien esa ley es amplia y contempla prácticamente todas las técnicas -incluso la donación de gametas (óvulos y espermatozoides)-, hay claroscuros, lo que derivó en que en ocasiones, los pacientes no obtuvieran lo que esperaban a partir de la sanción de esta ley. A veces se encontraban con prácticas o tratamientos no cubiertos, objeciones, dilaciones y hasta limitaciones a la hora de elegir el centro donde tratarse.
Recientemente, un nuevo decreto, el Nº207/2016, publicado en el Boletín Oficial el pasado 4 de enero viene a echar algo de luz para clarificar puntos claroscuros de la ley que eran interpretados de distinta manera según cada financiador, provocando variaciones en la cobertura obtenida por los pacientes.
Este decreto aclara que la ley cubre hasta tres intentos de las técnicas de fertilización asistida de alta complejidad con gametas propias o donadas y que cada ciclo incluye hasta tres transferencias de embriones, ya sea en fresco o con embriones criopreservados. Este punto es importante porque algunos financiadores consideraban la transferencia de embriones criopreservados como uno de los tres intentos que por ley corresponden, disminuyendo así las posibilidades de los pacientes.
Es un paso importante, muy importante, para que la ley comience a aplicarse de manera más extendida pero seguimos a la espera de la sanción de la ley que reglamente estas técnicas definitivamente para que el trabajo diario y el camino de los pacientes en la búsqueda de un hijo sean más amenos y menos escarpados.