Se denominan trastornos alimenticios a aquellos trastornos psicológicos que derivan en anomalías graves en el comportamiento de la ingesta de alimentos, es decir que la explicación de estos trastornos se encuentra en una alteración psicológica, de causas variadas. “Son enfermedades crónicas, de múltiples causas -factores biológicos, psicológicos, familiares, sociales, etc- entre las cuales prevalece una distorsión en la imagen corporal. El síntoma externo es la alteración de la conducta alimentaria -ayunos prolongados, comidas copiosas y compulsivas seguidas de métodos de purga como vómitos, laxantes, exceso de actividad física, etc- pero el origen de estos trastornos se explicar a partir de una alteración psicológica de insatisfacción personal, miedo a madurar, altos índices de auto exigencia, ideas distorsionadas sobre el peso o la comida, entre otros”, expresa la Lic. Lucía Molina, nutricionista de Halitus Instituto Médico.
¿Cuáles son los trastornos alimentarios?
Si bien la bulimia y la anorexia nerviosa son los más mencionados y los más encontrados, no son los únicos.
La nutricionista enumera:
• Vigorexia es un trastorno caracterizado por la preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal. Aunque los hombres son los principales afectados por la vigorexia, es una enfermedad que también afecta a las mujeres. Implica una adicción a la actividad física (especialmente a la musculación) y una dieta no balanceada (con un alto aporte de proteínas).
• Megarexia es un concepto relativamente nuevo, opuesto a la anorexia, que agrupa a las personas obesas que no consideran su peso corporal como un problema para su salud, incluso a veces se ven delgados, por lo tanto no hacen nada por adelgazar. Por el contrario lo consideran sinónimo de fuerza y vitalidad. Sus platos son abundantes y mayoritariamente compuesto por alimentos poro saludables y de bajo valor nutritivo, por lo cual a pesar de tener sobrepeso u obesidad, se encuentran malnutridas.
• Pregorexia se da en mujeres embarazadas que no comen lo suficiente, incluso realizando dietas restrictivas sin supervisión de un licenciado en nutrición y siguen una rutina de ejercicios intensos para no subir de peso. Las mujeres que lo padecen suelen ser anoréxicas previamente o puede darse por primera vez durante el embarazo (de forma menos frecuente). Es caracterizado por un miedo al cambio de su forma corporal durante los nueve meses y el temor a no volver a su silueta, pasada la gestación. Si el trastorno se presenta durante el embarazo puede afectar no sólo la salud de la mujer sino también la del bebé por nacer porque puede causar bajo peso al nacer, abortos y defectos de nacimiento.
“Comer por atracones es un trastorno caracterizado por comidas rápidas y de grandes volúmenes, que generan malestar por plenitud gástrica. Se realizan al menos dos veces por semana y generalmente sin sentir hambre previamente. Acarrean sentimientos de culpa y tristeza pero no realizan medidas purgatorias con frecuencia, en eso se diferencian de la bulimia. Otro trastorno similar pero con algunas diferencias es el comedor nocturno. Se distinguen del comedor por atracones porque la ingesta es solo de noche y generalmente no son de volúmenes muy grandes, sino varias comidas pequeñas de forma repetida durante la noche. Tampoco existen comúnmente medidas purgativas”, explica la experta en nutrición.
Consecuencias a distinta edad
La acumulación de grasa se acelera durante pubertad en las niñas y desempeña un papel fundamental para llegar a la primera menstruación. Según Molina, “Cuando la ingesta se ve reducida por diferentes razones- bulimia y/o anorexia nerviosa- hay una reducción del tejido adiposo. También en casos de deportistas que realizan actividades de alto consumo calórico se ve reducido el tejido adiposo. Las alteraciones a nivel reproductivo se caracterizan por amenorreas, disminución de los pulsos de LH, disminución de la producción de estrógenos, cambios a nivel ovárico. Generalmente el momento de comienzo de estas patologías es entre los 14 y 20 años, aunque hay algunos casos en los que ocurre en la edad adulta. Pasado el momento de la pubertad, la disminución del tejido adiposo genera una interrupción en los ciclos menstruales los cuales solo son reestablecidos cuando se recupera al menos el 90% del peso corporal ideal para esa persona, aunque la amenorrea puede persistir cuando hay problemas emocionales no resueltos”.
Las consecuencias para la salud de cualquiera de los trastornos de la conducta alimentaria son amplias y afectan a la salud en general: problemas dentales, anemias, ansiedad, aislamiento, entre otras. Incluso puede verse osteoporosis por el déficit nutricional y los trastornos hormonales que traen aparejados. “Un mecanismo sinérgico entre la falta de ingesta de calcio y la baja en los estrógenos genera una pérdida de masa ósea considerable”, refiere la especialista.
¿Cómo ayudarlos?
El abordaje debe siempre ser interdisciplinario. El tratamiento psicológico continuará siendo con su psicóloga o con la psicóloga del equipo de fertilidad, en el caso de mujeres bajo tratamiento. “También las actividades del Departamento Mente-Cuerpo colaboran por trabajar sobre la conexión y mejora de la relación entre el cuerpo y la mente. En el caso de quienes buscan embarazo o están embarazadas, el especialista en fertilidad y luego el obstetra deben estar atento y conectados con el avance en el tratamiento de estos trastornos. La familia también juega un rol importante”, comienza explicando la licenciada en nutrición. Y continúa: “La rehabilitación nutricional debe estar constituida por un plan de alimentación equilibrado, con las proporciones normales de proteínas, grasas y carbohidratos, así como de vitaminas y minerales. Al inicio del tratamiento puede que no sea posible recomendar estas cantidades óptimas, sino que debe adecuarse hasta cierto punto a lo que consume actualmente el paciente, para de esta forma evitar angustia, estrés y el síndrome de realimentación. La distribución debe ser en cuatro comidas diarias y en algunas ocasiones se utilizan colaciones. Es importante asegurar en primera instancia la ingesta de nutrientes esenciales en cantidades adecuadas, e ir progresando lentamente a una alimentación completa y variada”.
¿Qué pasa con los trastornos alimentarios y la búsqueda de embarazo?
En los estudios de prevalencia de trastornos en pacientes que acuden a centros de fertilidad se observó también que en la mayoría de los casos las mujeres no refieren al especialista en fertilidad si padecen o padecieron trastornos de la alimentación, y esto sucede porque desconocen la relación que pueden tener estos trastornos con su fertilidad.
Según el Dr. Sergio Pasqualini, “El sistema reproductivo es muy sensible al estrés que pueden implicar los trastornos alimentarios. Una vez recuperado el peso ideal, la amenorrea puede persistir en algunos casos porque no siempre es suficiente para que el cuerpo recupere todas sus funciones reproductivas normalmente, pero en general, cuando dejan de restringir la ingesta de calorías y aumentan de peso hasta el ideal, las menstruaciones se normalizan y hasta pueden llegar a lograr un embarazo espontáneo”. La nutricionista acota: “Cerca del 40% de los problemas de fertilidad femeninos de mujeres que han padecido desórdenes alimentarios se dividen en amenorrea, oligomenorrea y anovulación relacionados con desórdenes hormonales, irregularidades menstruales y dificultades emocionales. Una alimentación balanceada y completa, que se refleje en un peso corporal saludable, es muy influyente sobre la fertilidad. El peso corporal, principalmente el contenido de grasa corporal, afecta hormonal y metabólicamente diferentes aspectos de la salud en general y de la reproducción en particular”.
Además, la calidad de la alimentación consumida, se refleja en la reserva de nutrientes de los cuales el cuerpo dispone para que los sistemas reproductivos trabajen correctamente. “En las mujeres la alimentación influye no solo en la calidad de la formación de los óvulos y del endometrio, sino que la buena reserva de nutrientes esenciales será importante para que el embarazo pueda llevarse delante de forma saludable. En el caso de los hombres hay muchos estudios que relacionan el contenido de nutrientes esenciales y las características espermáticas. Si bien la prevalencia global de trastornos de la conducta alimentaria en los hombres es, según los estudios reportados, aproximadamente 10 veces menor que en las mujeres, en los últimos años la aparición de trastornos de la conducta alimentaria en los hombres ha aumentado. Si bien no hay estudios que evidencien alteraciones en la fertilidad en hombres con trastornos de la conducta alimentaria, se sabe que deficiencias nutricionales específicas y el bajo peso corporal puede afectar la producción espermática y así comprometer la fertilidad masculina”, concluye la especialista en nutrición.