Y aunque es más frecuente en las mujeres, el hombre puede infectarse por HPV presentando las mismas lesiones que la mujer, expresándose como verrugas planas, como manchas en el pene o región perianal. Si bien el porcentaje de infección en el hombre es menor, muchas veces actúa como reservorio y transmisor.
La vacuna abre un camino importantísimo en la prevención del cáncer de cuello uterino y tal vez, a futuro, permita la erradicación de esta enfermedad.
El HPV es una de las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes en la actualidad – se cree que entre el 70 y 80 por ciento de las población sexualmente activa estará infectada antes de los 50 años- y presenta más de 100 tipos.
Dentro de esos tipos hay algunos de alto riesgo que pueden llevar al cáncer, los más conocidos y los que provocan la gran mayoría de los cánceres son el 16 y el 18.
Si bien la mayoría de los tipos de HPV no tiene consecuencias graves, el 99,7 por ciento de los casos de cáncer de útero han sido producidos por esta enfermedad, lo que no significa que todas las mujeres que tengan el virus vayan a desarrollar cáncer de útero.
Mujeres y hombres sexualmente activos deben cuidarse y también es recomendable la precaución durante el embarazo para evitar el parto vaginal en el caso de que se detecte la presencia de lesiones que puedan poner en riesgo al bebé.
Hay alrededor de 100 subtipos de HPV los cuales se diferencian según su capacidad oncogénica o no. Dentro de los HPV oncogénicos y de más alto riesgo, los más frecuentes son el 16,18,31,33,35,39.
Dentro de los no-oncogénicos (HPV de bajo riesgo) se destacan el 6,11, 40,42,43,44.
La hibridación molecular es un procedimiento mediante el cual, con una muestra citológica obtenida en forma similar al Pap, se puede conocer si estamos ante una infección por HPV de alto o bajo riesgo.
No indica que subtipo es, solo si es oncogénico o no. La importancia de la hibridación molecular no es tal como se cree, ya que la mayoría de las lesiones producidas por un virus oncogénico retrogradan espontáneamente, por lo que conocer que tipo de virus causa la infección no es imprescindible; no obstante, esta técnica tiene indicaciones precisas sobre todo ante lesiones que persisten a lo largo del tiempo, a las que trataremos para evitar la progresión hacia el cáncer de cuello, y también como parte del seguimiento de una paciente ya tratada. Marianela Atencio, del departamento de Ginecología y Patología cervical de Halitus Instituto Médico, comentó que «se calcula que entre 60 y 80 por ciento de la población puede estar infectada con el virus pero sin saberlo porque no provoca o da mínimos síntomas.
La única manera en que las mujeres pueden detectarlo es si realizan la consulta ginecológica y se realizan un Papanicolau y una colposcopía.
El Papanicolaou es un estudio ginecológico de rutina que, en estos casos, permite detectar la presencia del virus de HPV en el cuello del útero.
Es posible que muestre signos dudosos, pero puede indicar la presencia de células cervicales anormales, es decir, que poseen una apariencia diferente, en la zona y esto es uno de los efectos más inmediatos de la presencia del virus del papiloma humano.
Por otra parte, la colposcopía es un estudio simple -complementario al PAP- que permite observar el cuello uterino y que facilita la identificación de las lesiones provocadas por HPV. Si los resultados lo indicaran, puede realizarse luego una biopsia dirigida para obtener una muestra de tejido para el análisis que confirme o no el diagnóstico».
Si bien la aparición de verrugas genitales es uno de los signos más frecuentes de la presencia de HPV visibles en los labios externos o en los muslos, o invisibles por presentarse en la vagina o en el cuello del útero-, en algunos casos, una persona con las defensas inmunológicas fuertes pueden combatir el virus y jamás se enterará de que lo padeció.
Es por eso que en algunos casos, la infección se mantiene latente y esa persona transmite el virus a otro por desconocimiento.
«Si una mujer recibe un diagnóstico de HPV es importante que el hombre realice la consulta correspondiente para, en caso de haber sido contagiado, que el tratamiento sea para ambos y así impedir que vuelvan a contagiarse. Si el hombre presenta verrugas es recomendable la consulta con un urólogo para descartar la presencia de HPV», indicó Atencio.
En ese sentido, añadió que «a los hombres no se los suele estudiar por HPV salvo que la mujer presente el virus o que el hombre manifieste verrugas. Hay que tener presente que tiene una persistencia de un 10 al 20 por ciento lo que requiere los controles ginecológicos de rutina».
El HPV no se cura, lo que se curan son las lesiones que provoca, esto no significa que la persona se cura de la infección sino que sigue latente en el cuerpo y puede provocar otra lesión.
Por todo esto es importante estar alerta y realizar una consulta cuando uno de los miembros de la pareja presenta HPV, si aparece picazón o molestias en la zona vaginal durante un tiempo prudencial, si descubre protuberancias o inflamación en la región genital o alrededor o incluso si la piel de esa zona cambia su color o su aspecto.
Sergio Pasqualini, Director de Halitus Instituto Médico, indic que «si bien la infección por HPV se considera de transmisión sexual se ha demostrado que existen otras vías de infección, por ejemplo, en pacientes inmunodeprimidas, por autoinoculación o fomites, etc».
«El uso del preservativo es, en primera instancia, una forma de minimizar el riesgo, si bien como la zona testicular y la base del pene no están cubiertas, no elimina las posibilidades de contagio en un 100 por ciento. Por otra parte, debería evitarse compartir baños de inmersión, toallas y sábanas con quienes tienen HPV», comentó Pasqualini.
Además, el especialista comentó que «teniendo en cuenta que el diagnóstico precoz es la mejor herramienta, es indispensable que las mujeres se realicen un Papanicolau y una colposcopía- que permiten detectar lesiones por HPV- una vez al año».
«No debe olvidarse que las lesiones por HPV tienen cura, lo que no significa que desaparezca la infección que, como todo virus sigue latente en el cuerpo y puede volver a manifestarse», dijo.
En cuanto a los tratamientos, los especialistas coincidieron es que «es muy amplio el abanico de posibilidades» dado que no todos los HPV «van a generar lesiones cervicales visibles en la colposcopía y, aún en presencia de lesiones, puede ser necesario un tratamiento expectante, es decir, sólo control con PAP, hasta algo más invasivo como una conización, esto es, una biopsia ampliada de cuello uterino».
«En el caso de las verrugas vulvares o anales existen métodos conservadores como topicaciones con ácido tricloroacético en forma semanal o imiquimod, un inmunomodulador que se usa en forma de tópico o escicionales como criocirugía, o leep. El médico será el que, según el grado y tipo de lesiones, proponga el tratamiento adecuado para cada paciente», agrega Atencio. La especialista puso de relieve que en la actualidad se cuenta «con una prevención secundaria realizando PAP, colposcopía, captura híbrida para diagnosticar y tratar estas lesiones impidiendo que progresen y también con vacunas que impiden la infección viral de algunos tipos de HPV».
La política de prevención secundaria del cáncer de cuello mediante PAP ha permitido reducir tanto la incidencia como la mortalidad por esta enfermedad y la inmunoprofilaxis deberá hacer del cáncer de cuello uterino una patología prevenible y reducir hasta un 70 por ciento la incidencia de la enfermedad. Pero la vacunación es importante.
«Dos tercios de las infecciones por HPV se adquieren en los dos primeros años de actividad sexual y el 50% de las mujeres sexualmente activas tendrán uno o más tipos de HPV infectando su aparato genital a lo largo de su vida, por eso es importante hablar de la vacuna», indicó.
La médica remarcó que «las vacunas que existen actualmente son vacunas que no nos evitan el cáncer, lo que evitan es que nos contagiemos el HPV».
«Es ideal dárselo a las pacientes jóvenes que no han tenido aún relaciones sexuales ya que no han tenido posibilidad de contagio. Aún están en investigación las vacunas que tratan el HPV una vez producido el contagio»,concluyó.
Fuente: terra.com.ar