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Por: Revista Mia | 07/09/06

Sexualidad | Sin ganas para el amor


La mayoría de las parejas no tienen tiempo ni ganas para hacer el amor, pero son pocas las que realmente lo manifiestan. Todos trabajan más de 10 horas al día, llegan tarde a la casa y la intimidad va desapareciendo poco a poco. Qué podemos hacer para revivir la pasión y el deseo sin morir en el intento.

Las nuevas parejas están tan preocupadas por tener una posición social o un sueldo en el bolsillo que se olvidan del placer sexual. Es cierto que la convivencia y la rutina a veces juegan un papel muy importante pero para saber cómo salvarse, hay que entender de qué se trata la sexualidad. Los hombres y mujeres nunca acuden a un libro. No saber cuál es la base científica de la sexualidad. El argumento más escuchado es que “el sexo tiene que ser natural y espontáneo”, pero para que eso suceda también es necesario estar informados. Tengamos en cuenta que, por ejemplo, un orador para dar un discurso de cinco minutos se prepara para hablar durante una hora.

Si una persona no conoce qué es la sexualidad, ¿cómo va a afrontar las circunstancias sorpresivas que tiene con su pareja?. El conocimiento con base científica es una manera de tener una vida plena y satisfactoria.
Hay infinidad de libros que pueden ayudar, en una librería se puede mirar y elegir el que más se adapte a su personalidad. Por otro lado, la sexualidad es muy amplia, no se trata sólo del contacto íntimo de los cuerpos, también se encuentra en todos los aspectos de la pareja, existe cuando se pueden mirar a los ojos, cuando se comunican verbalmente o cuando se acarician.
Sin embargo, a veces, la falla se produce en el coito porque desaparece una de las cuatro etapas de la organización sexual que, paso a paso se manifiesta en deseo, excitación, orgasmo y relajación. Para todas las actividades que desarrollemos, nuestro cerebro también se organiza, por ejemplo, cuando queremos salir a comer pizza, elegimos el lugar y en nuestro cerebro comienzan a segregarse neurotransmisores, que nos recuerdan el olor y el gusto de la pizza. Entonces nos sentamos a comer o llamamos al delivery, después la comemos y luego la digerimos. La digestión es igual al clímax en una relación sexual, para llegar es necesario que exista todo lo anterior (la excitación, las caricias, los mimos).

La convivencia y el sexo

Generalmente, sucede que las parejas que conviven tienen una menor actividad sexual. Esto no es un problema grave pero es necesario mantenerse activos y buscar las maneras de encontrarse al menos tres veces por semana. Tengamos en cuenta que el sexo en la pareja es como el aire, sin él la misma no sobrevive.
En la actualidad el mundo gira a mil por hora y cuando las personas llegan a su casa no tienen ganas de hacer nada. Imaginemos que si nos cuesta poner la mesa o lavar los platos, mucho más nos va a costar arreglarnos y seducir. La realidad es que hay una rutina y las parejas que conviven nos e preparan especialmente para el encuentro, todo lo contrario cuando llegan se visten de entrecasa para tirarse tranquilos y relajados en el sillón del living.
De esta manera, se va perdiendo la expectativa y la búsqueda del deseo. El erotismo pasa por los ojos, por el tacto, por la palabra y si no se utilizan, algo en la pareja no funciona.
Otro método es reforzar los aspectos emocionales y espirituales que la ayudan a reencontrarse. Podemos utilizar el período menstrual como un momento para reflotar los sentimientos no sexuales, que a veces se pierden y se olvidan. La mujer obtiene durante esos días un lugar para sí misma, y los varones acumulan deseo.

Consultar no es pecado

Otro aspecto importante que aparece en las parejas, especialmente jóvenes, es el no saber cómo hacer para seducir. En el caso de las mujeres genera vergüenza y en ellos miedo a ser rechazados. Pero ambos deben tener presente que el diálogo es muy importante y que existen juegos para relajarse que pueden ayudar a la estimulación.
Además, los libros siempre son necesarios, pueden enseñarle al hombre que la mujer necesita seis veces más tiempo de excitación que él para llegar al orgasmo. Así aprenderá que cuando él se pudo satisfacer, ella aún no.
Tenemos que aprender que la falta de sexualidad puede ser un problema hormonal, neurológico, vascular, muscular, psicológico o educacional. Para saber de dónde proviene a veces es necesario consultar a un profesional para que ayude a la pareja. Muchas consultas sexológicas provienen de personas que no saben cómo seducir, cómo iniciar una relación sexual, cómo hacerle sentir placer a su pareja, y realizan la conquista a través de la razón, faltando con el tiempo la pasión y el deseo que deben estar presentes siempre entre dos personas.

Evangelina Mendez
Asesoramiento: Dra. Beatriz Literat
Coordinadora del departamento de sexualidad de Halitus.

Juegos placenteros

A la hora de amar son bienvenidos los juegos sexuales, pero para realizarlos es aconsejable hacerlos en un sillón del living, sin televisión, ni radio, ni celulares prendidos, todo tiene que estar en total armonía. Si quiere puede encender velas o poner música pero muy suave.

*SEXO “ORAL”: siéntese con su pareja frente a frente, a unos centímetros de distancia. No deben tocarse. Uno será el que escuche y el otro, durante 2 o 3 minutos, debe elogiar a su pareja. Luego el que habla comienza a decirle lo que siente y cual es la fantasía sexual, recién en ese momento la persona que estaba escuchando entra en acción y juntos arman la fantasía que más les guste. Es aconsejable no ir a la cama después de terminar el ejercicio pero en la mayoría de los casos es casi inevitable.

* ACADEMIA DE BESOS: uno comienza besando al otro en todos los lugares del cuerpo que le gustaría y de la manera que le genera mayor placer. Por ejemplo, usted tiene ganas de que le den mordisquitos en la oreja izquierda, entonces realiza esa acción en su pareja para que ella conozca lo que más le gusta. Luego se hace al revés, usted se queda quieta y la otra persona le muestra cuáles son los besos que quiere. Así se intercambia información que no se pide o comenta durante el acto sexual, por vergüenza o pudor. En el momento de la escena amorosa, usted recordará lo que a su pareja le gusta y hará que esta sienta mayor placer.