A pesar de la difusión que se realiza sobre los riesgos reales y supuestos del sexo durante el embarazo, todavía existen futuras mamás- y sobre todo, papás- que sienten temor de causar daño al bebé o de provocar un aborto. Entonces, durante los meses de gestación, relegan su sexualidad en lugar de preguntar al médico. “Esto indica cierta vergüenza y prejuicio. Pero es necesario plantear las dudas a un especialista porque cada consulta refleja una situación interior o un conflicto individual que vale la pena aclarar. Tal vez el temor se instaló por haber escuchado algún caso. De todos modos, como cada situación es distinta, siempre es mejor consultar antes de hacer conjeturas que pueden estar equivocadas”, refiere la doctora Beatriz Literat, médica y sexóloga clínica de Halitus Instituto Médico.
Una cuestión de a dos
Las mujeres pueden sentirse menos atractivas o tener temor a poner en riesgo su embarazo, pero si su compañero concurre al consultorio con ellas, y juntos manifiestan sus dudas ante el médico, un importantísimo primer paso está dado. Esto les permite ensayar una intimidad comprensiva y responsable, al tiempo de relajarse y disfrutar.
Los miedos: ellas vs ellos
Los tabúes respecto de las relaciones sexuales durante el embarazo no son los mismos para mujeres y hombres:
Ellas temen que la actividad sexual pueda provocarles un aborto o contracciones que desencadenen el parto, lastima al bebé o dañar la vagina. Quizá se sientan poco deseables para su compañero o se vean ridículas al exponerse sexualmente en su condición.
Ellos comparten algunas de estas inquietudes, pero otras les son propias. Se sienten egoístas creyendo que el placer será solo de ellos; piensan que podría no ser apropiado hacerlo con su mujer embarazada; o temen experimentar cierto rechazo por el cuerpo de ellas. “No son pocos los hombres que prefieren esperar a que su mujer recupere la figura que tenía antes de la gestación, lo que habla de la asociación estética que siguen haciendo muchos con respecto al cuerpo sexual de su pareja, probablemente por un tema cultural que relaciona el ejercicio de la sexualidad con una estética determinada”, refiere la especialista.
Dígame, doctor…
Muchas parejas acuden a un sexólogo antes de buscar un bebé, y ese tipo de dudas y tabúes se plantean a priori, lo que es muy positivo para el vínculo. Actualmente, los obstetras hablan más de sexualidad o derivan a la pareja a un sexólogo. Según Literat, la consulta durante el embarazo permite resolver las situaciones de inmediato para que la pareja recupere una intimidad, que había perdido o que nunca tuvo antes. “En la reunión con el especialista, se trabaja del mismo modo que si no existiera embarazo porque el procedimiento no implica ningún tipo de riesgo. Si los objetivos no se lograran totalmente, puede continuarse el tratamiento cuando la gestación finalice. De cualquier forma, en general, se trata de métodos breves. Los resultados no dependen de la cantidad de consultas sino de la disposición para trabajar la situación, y de la relación médico-paciente que se genera en cada sesión”.
Una “dulce espera” con placer
* Buscar posiciones que no lleven a una penetración profunda compatibles con las posibilidades de la embarazada.
* Es importante el juego erótico y sensorial previo al coito, ya que el placer parte del momento mismo del deseo mutuo, de las miradas y actitudes que despiertan el erotismo. Solo después continúa con sensaciones táctiles del juego de caricias y besos. En la embarazada, esto es más notorio por la necesidad de sentirse mimada, desde lo emocional, y luego desde lo corporal.
* Si no se obtiene respuesta satisfactoria de un obstetra ante dudas o temores, es válido consultar a un sexólogo. La especialista agrega: “Muchas veces no es el embarazo lo que produce rechazo o temor, sino que hay mujeres que presentan trastornos metabólicos, aumentan mucho de peso y ya no se trata de la figura de la embarazada, sino de la pérdida de la figura femenina, lo que puede ocasionar un alejamiento sexual por el pudor originado en la pérdida de la propia imagen”.
Fuente: Revista Ser Padres | 07.05.14