SER MADRE ES POSIBLE - Halitus Instituto Médico - Líder en tratamientos de Fertilización asistida

Mundo Halitus

Inicio - Mundo Halitus - En Los Medios

Por: Revista Rumbos | 26/11/06

SER MADRE ES POSIBLE


Es posible, pero no obligatorio. El paradigma de la maternidad ha cambiado: muchas mujeres eligen serlo más allá de los 35 años, gracias al formidable avance de las técnicas de fertilización asistida.

POR: Alejandra Abrodos

¿Por qué estoy yo seca? ¿Me he de quedar en plena vida para cuidar aves o poner cortinitas planchadas en mi ventanillo?”, se preguntaba y preguntaba a los demás Yerma, protagonista de la obra de teatro que en 1934 escribió Federico García Lorca. El mandato social imponía la maternidad como tarea, papel, función fundamental de una mujer (además del de buena ama de casa y esposa). No sólo en España, claro, y no sólo entonces. Sin embargo, algunas cosas cambiaron. Tímidamente, la monolítica, inquebrantable asociación mujer-madre como destino natural, empieza a mostrar sanas fisuras: la maternidad es una posibilidad y no una obligación. Esa es una transformación importante (aún en proceso). Tanto como la que permite ser madres a aquellas mujeres que lo desean, pero tienen dificultades para concebir. De eso se trata esta nota.

La edad importa
Mientras el embarazo adolescente crece en los sectores sociales más olvidados, la postergación de la maternidad se expande entre las mujeres de clase media y alta. En los Estados Unidos, por ejemplo, los partos primerizos entre los 35 y 39 años descendieron un 36 por ciento en el período 1991-2001. En cambio, entre los 40 y 44 años aumentaron un 70 por ciento. Otro lado ilustrativo, ahora del ámbito local: en los 80, la edad en la que se daba a luz el primer hijo en la Argentina oscilaba entre los 26 y los 27 años. Ahora, supera los 29. Para la mujer, hoy existen otras alternativas de vida que compiten con la de ser madre.
“La búsqueda del hijo se inicia a edades más avanzadas, eso de por sí disminuye la fertilidad”, establece el doctor Ramiro Quintana, médico especialista en reproducción humana. “Es el fenómeno de la época”, coincide el doctor Sergio Pasqualini, directos de Halitus Instituto Médico. “Antes concurrían a la consulta mujeres de 38 años que hacía diez que intentaban quedar embarazadas. Hoy llegan mujeres de más edad, porque empezaron a buscar un hijo siendo más grandes”, completa.

En los 80, en la Argentina se daba a luz al primer hijo a los 26 años. Hoy a los 29.

La edad, entonces, influye sobre la fertilidad. ¿Pero qué edad? ¿La cronológica o la biológica? La respuesta dependerá de cada cuerpo. Existen la menopausia precoz y también el embarazo a los 45 años. Pero se pueden apuntar algunas certezas: loa capacidad de los ovarios de producir óvulos disminuye a partir de los 35 años. Desde entonces, 1 de cada 3 mujeres no logrará el embarazo dentro de los doce ciclos de búsqueda. Esa cifra aumenta hasta el 64 por ciento en las de 40 años o más.

NÚMEROS
1 de cada 5
Parejas de entre 20 y 40 años en todo el mundo, aproximadamente, no logra un embarazo luego de los primeros 12 meses de intentarlo.

85%
De esas parejas no pide ayuda, en gran medida, porque teme recibir un diagnóstico de “infertilidad”.

9%
Realiza una consulta, pero no sigue adelante por exceso de ansiedad.

6%
Se decide a encarar el problema y a descubrir la amplísima gama de posibilidades que brinda la ciencia para solucionarlo.

Panza programada
“Con el impulso de esta tendencia a la maternidad tardía, en el mundo y también en la Argentina, avanza con firmeza la donación de óvulos”, describe Pasqualini. Esta práctica se inició en 1984 en Australia, y en más de dos décadas permitió que miles de mujeres pudieran procrear. La técnica se emplea especialmente en casos de menopausia precoz, quimioterapia, extirpación quirúrgica de los ovarios, enfermedades genéticas y, también, en las mujeres de más de 40 años. “Los embriones son el resultado de la unión in Vitro de espermatozoides del marido y óvulos de otra mujer (la donante), fecundados en el laboratorio”, explica Pasqualini.
La donación de óvulos es anónima (la donante dona óvulos al programa y no a un determinado paciente), voluntaria y altruista. Y representa la técnica de reproducción asistida que mayores posibilidades de embarazo ofrece. Pero como pone en juego consideraciones éticas, religiosas y legales, sus reglas están en debate: la edad límite para recibir óvulos donados, el anonimato (¿está bien negarle su origen, su identidad, al niño nacido?) y la posibilidad de una compensación económica a la mujer que dona, son algunos de los temas en discusión.
Para la doctora Stella Lancuba, médica especialista en reproducción humana y ginecología, directora de CIMER y autora del libro Las 101 respuestas sobre fertilidad, “en el futuro, la disponibilidad de nuevos programas de criopreservación (conservación a muy baja temperatura) y maduración in Vitro de ovocitos y preembriones reducirá la necesidad de recurrir a esta tecnología”. Pasqualini agrega: “La congelación de óvulos propios se emplea con pacientes oncológicas que vana perder la función ovárica (por quimioterapia, entre otras razones). Pero también se está empezando a utilizar en los casos de maternidad diferida (las mujeres almacenan sus óvulos antes de cumplir los 37 años). Ese fenómeno se va a acrecentar de manera notable en los próximos años. Por eso, la técnica se está perfeccionando, para que sea más efectiva. También se puede realizar con espermatozoides.

“En una mujer fértil, la probabilidad espontánea de lograr un embarazo des de 25 a 30 por ciento por ciclo, antes de los 35 años” Dra. Stella Lancuba.

La excepción es la regla
Analizado ya el tema de la edad como causa importante para la ausencia de embarazo, vale saber que la ineficiencia reproductiva no es excepción entre los humanos, sino regla. “Estudios realizados sobre diferentes poblaciones respecto de fecundidad demuestran que, en una mujer fértil, la probabilidad espontánea de lograr un embarazo es de 25 a 30 por ciento por ciclo, antes de los 35 años. Esto significa que el fenómeno de la concepción es esperable sólo en una de cada tres parejas que mantienen relaciones sexuales no protegidas en el período ovulatorio”, deja en claro Lancuba.
Sin frecuentes, también, las fallas en la etapa de implantación durante el proceso de fertilización. “La naturaleza aplica mecanismos de selección en los ovocitos y embriones con el objetivo de preservar la salud del recién nacido. Por eso, el 75 por ciento de los preembriones que una mujer fértil genera durante cada ciclo ovulatorio está destinado a detener su desarrollo de manera espontánea”, apunta la experta.
Las estadísticas estiman que hay entre 12 y 15 por ciento de parejas con problemas de fertilidad en el mundo. En la Argentina (sin datos oficiales), la cifra sería similar. Sin embargo, es posible pronosticar un crecimiento. “El diagnóstico refleja más casos porque las parejas consultan antes (incentivados por la certeza de que existen posibilidades de embarazo), porque hay más tratamientos, porque las mujeres postergan la maternidad, por factores tóxicos ambientales y por estrés”, detalla Ramiro Quintana.

RECUADRO: SIN LEY
Sólo en el 60 por ciento del medio centenar de países en los que se desarrollan técnicas de reproducción asistida, existen leyes que las contemplan. Regulan su práctica, establecen requisitos para centros y profesionales y estándares de calidad, reglamentan la investigación en embriones y describen las prácticas prohibidas, entre otras cuestiones.
Aunque la Argentina fue pionera en medicina reproductiva en América Latina (desde 1984 se realiza aquí el 25 por ciento de los tratamientos de fertilización de esta parte del continente) y cuenta con un desarrollo científico de primer nivel, existe un vacío legal en la materia. Varios proyectos duermen en los cajones del congreso nacional, anestesiados por debates sin fin sobre el inicio de la vida, entre otros puntos.
Así las cosas, el acceso a las técnicas de fertilización asistida está reservado para las parejas con altos ingresos. “La infertilidad no está reconocida como enfermedad. Por eso, las obras sociales no incluyen entre sus servicios estos tratamientos. Sólo algunos planes de empresas de medicina prepaga cubren las técnicas de baja complejidad (estudios e inseminación artificial, una tecnología reproductiva que no se considera entre las más avanzadas)” puntualiza Sergio Pasqualini. Estas tecnologías, básicas dentro del espectro de la medicina reproductiva, tienen un costo que oscila entre los 400 y 500 pesos cada intento.

Con la ayuda de la ciencia
“Usted me ha de decir lo que tengo que hacer, que yo haré lo que sea; aunque me mande clavarme agujas en el sitio más débil de mis ojos”, suplicaba Yerma desde un dolor profundo que le atenazaba el espíritu y la razón. Hoy, el concepto de esterilidad irreversible ya no existe. Y el enfoque es integral. “El problema puede presentarse en la mujer o en el hombre, o ser un problema compartido. Desde la mirada de un médico especializado en reproducción, en la consulta se atiende a la pareja”, asienta Quintana. El origen de los problemas para lograr un embarazo ya no distingue entre hombres y mujeres. Las cifras se dividen salomónicamente: 50 y 50 por ciento.
Otra de las transformaciones que generaron veinte años de experiencia en medicina reproductiva y técnicas de fertilización asistida es la mayor difusión de las diferentes alternativas que existen para llegar a la concepción de un hijo. Quintana alienta a consultar: “Conocer las posibilidades de embarazo y cuáles son las etapas que atraviesa una pareja para alcanzar ese objetivo, ayuda a perder miedos”. La pregunta acerca de cuándo es aconsejable visitar al especialista no acepta una sola respuesta. “Si la búsqueda se convierte en angustia, hay que concurrir al médico”, opina Quintana. “Si a los dos meses de intentarlo la pareja no consigue concebir y eso le genera una inquietud, debe hacer la consulta”, propone Pasqualini.

RECUADRO: DECÁLOGO DE LA PREVENCIÓN
Aquí, los diez puntos más importantes que una mujer debe tener en cuenta para preservar su capacidad de concebir:

  1. Promover una maternidad temprana: antes de los 35 años.
  2. Mantener una higiene adecuada y tomar recaudos para evitar las enfermedades de transmisión sexual.
  3. Realizar un control ginecológico periódico.
  4. Practicar medidas anticonceptivas seguras.
  5. Seguir una dieta saludable.
  6. Evitar el consumo de alcohol, tabaco, cafeína, edulcorantes y drogas.
  7. Prestar atención ala incidencia de la contaminación del ambiente y evitarla.
  8. Practicar deportes y una rutina de ejercicios: ayuda a eludir el estrés.
  9. Consultar a los especialistas tempranamente.
  10. Buscar ayuda para obtener un diagnóstico correcto y realizar tratamientos de alta eficacia lo antes posible.

(Del libro 101 respuestas sobre fertilidad)

Paso a paso

Arribar a un diagnóstico certero no es tarea sencilla, a pesar de los adelantos tecnológicos. Según Quintana, “es difícil diagnosticar infertilidad sin hacer una fertilización asistida de alta complejidad. No sólo es el tratamiento que ofrece más chances de llegar a un embarazo. También es fundamental para el diagnóstico”. Pasqualini acuerda: “Por eso se dice y se remarca que estas técnicas no son sólo terapéuticas, sino también diagnósticas; permiten saber por qué no se produce el embarazo”.
Primero habrá preguntas (sobre hábitos, actividad laboral, antecedentes familiares y personales). Luego, diversos estudios clínicos (desde análisis de sangre hasta uan histerosalpingografía para ver el estado de las trompas de Falopio en la mujer, desde un análisis de orina hasta un espermograma en el hombre). Descubrir la causa permitirá definir el tratamiento adecuado. “Se empieza por el más simple, que es medicar a la mujer para inducir la ovulación. Un escalón más arriba se encuentra la inseminación artificial. Si aún así el embarazo no se produce y se corrigieron causas específicas (como la endometriosis), se recurre a la fertilización asistida de alta complejidad (in Vitro, es decir, fuera del cuerpo”), enumera Quintana.
Uno de los avances más importantes, aseguran los expertos, es el Diagnóstico Genético Preimplantacional. “Permite determinar si el preembrión es genéticamente normal antes de transferirlo al útero”, resume Pasqualini. De esa manera, ayuda a evitar la transmisión de trastornos hereditarios.

“Si la búsqueda de un hijo se convierte en angustia, hay que hacer la consulta” Dr. Ramiro Quintana.

El libro 101 respuestas sobre fertilidad (Editing), de la doctora Stella Lancuba, no sólo describe los tratamientos más avanzados sino que aborda todas las dudas e inquietudes que la especialista recibió en el consultorio durante sus veintidós años de experiencia en medicina reproductiva.
La obra está dividida en cuatro capítulos: el primero trata todo lo referente a la salud reproductiva y a la prevención de la fertilidad; el segundo se enfoca en el aparato reproductor y en las diferentes instancias de diagnóstico; el tercero ahonda en las distintas opciones de alta tecnología en medicina reproductiva; y el cuarto plantea los desafíos bioéticos y legislativos que proponen estas tecnologías. Además, contiene un apéndice con los aspectos psicológicos y sociales vinculados con la experiencia de concebir un hijo mediante la fertilización asistida.