Cada vez se puede generalizar menos si nos referimos a catalogar cómo experimentan su sexualidad las personas. La apertura que se vive en los últimos años, sumada a la mayor difusión del tema y al aumento de consultas sexológicas, permite que exista una enorme variedad de maneras en que las mujeres y los hombres se piensan a sí mismos como seres sexuales, con derecho al goce y a la plenitud en pareja.
Sin embargo, de algún modo casi todas las mujeres intentan «sintonizar» su sexualidad a la de sus compañeros y la mirada de ellos las condiciona bastante. Cuanto más empático y alentador sea el hombre, tanto más se atreve la mujer a liberar sus fantasías porque sabe que será bien recibida.
Cuando sucede lo contrario, estas mujeres se repliegan y esconden de algún modo esos deseos íntimos, porque temen la censura y la crítica. Esto sucede en mayor medida con mujeres que transitan desde la cuarta década en adelante.
Las mujeres más jóvenes, cuando no se sienten satisfechas, lo manifiestan abiertamente y hasta cambian de pareja. Muchas de ellas exigen a su compañero concurrir a una consulta sexológica buscando hacer una alianza con la especialista, para que les «legalice» lo que están deseando ante su compañero.
Es más difícil en mujeres de más edad, porque muchos hombres mayores no son tan flexibles en este aspecto como los jóvenes y a veces se niegan a concurrir a una consulta para solucionar sus disfunciones o simplemente para aprender más sobre sexualidad. Por eso, se observa también que mujeres de más edad suelen elegir compañeros sexuales más jóvenes.
Las posibilidades de fantasear de las mujeres depende mucho de su compañero. Se encuentran más abiertas a proponer si es que sienten que ellos les dan lugar para hacerlo.
Existen hombres de todas las edades que tienen una personalidad que les permite ser creativos, que disfrutan y que no se sienten intimidados cuando su compañera avanza más que ellos. Por el contrario, lo encuentran divertido y estimulante. En cambio hay otros hombres que son estructurados y no pueden apartarse del guión que tienen en su cabeza. En estos casos, muchas mujeres tratan de adaptarse a ellos para no ofenderlos y hasta para no perderlos.
En relación a lo que los medios de comunicación mostraron últimamente, en particular en lo que refiere a los libros y la película “50 sombras de grey”, la verdad es que no es tan frecuente que las mujeres propongan determinadas variedades sexuales. Cuando se habla de estos temas no se deberían hacer generalizaciones, ya que son prácticas muy específicas.
Por ejemplo, la práctica swinger y los tríos no son algo simple y requieren de una serie de condiciones de seguridad y carácter de quienes las practican, ya que podría estar en riesgo la salud física y emocional de los participantes. En cuanto al sadomasoquismo, es una práctica aún más extrema que se considera una patología. No es un tipo de juego sexual que cualquiera podría realizar. Hay muchas personas que han perdido la vida al realizarlo.
– Estar abiertos a proponer un canal de diálogo acerca de la sexualidad con la pareja.
– Si una mujer y un hombre mantienen una buena comunicación perciben cuándo es el momento oportuno para, juntos, llevar a cabo sus mutuas fantasías.
– Si no existe confianza suficiente, tal vez sería una buena idea concurrir, juntos o en forma individual, a una consulta sexológica. Podrán trabajar los prejuicios o las dificultades que les impiden alcanzar el grado óptimo de buena comunicación.
Por la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica de Halitus Instituto Médico.