Buenos Aires, 27 junio (NA) — Alrededor de un 40 por ciento de los casos de parejas que presentan infertilidad tienen como causa un factor masculino y no son pocos los casos en que los hombres recurren a la criopreservación de semen.
Por tal motivo, desde el laboratorio, también se dan nuevas respuestas a problemas más antiguos, ya que desde el año pasado se utiliza una técnica de raspado superficial o «scrapping» para el manejo de muestras grandes que permite evitar el deterioro que implica congelar y descongelarlas en cada tratamiento.
La azoospermia, o falta de espermatozoides en el eyaculado, es un problema bastante frecuente en los hombres en edad fértil. Existe la azoospermia de causa obstructiva o de causa secretora que es aquella en la cual el testículo produce tan poca cantidad que no se ven espermatozoides en el eyaculado y en ambos casos hay que recurrir a la biopsia.
«Los testimonios son buenos porque uno ve una foto de la película pero en el testimonio conocemos toda la historia. Cuando escuchás un testimonio muchas veces te estremecés. Leandro enfrentaba una azoospermia a partir de un tratamiento de quimioterapia», explicó Sergio Pasqualini, director de Halitus Instituto Médico.
El año pasado, ese centro presentó un trabajo en la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida sobre un nuevo método de tratar a las muestras congeladas de semen.
Cuando se presenta un caso en el que es necesario trabajar con semen criopreservado para preservación de la fertilidad, puede hacerse un mejor aprovechamiento del material intentando conseguir los espermatozoides mediante «scrapping» superficial de la muestra congelada y evitar así que la muestra deba ser congelada y descongelada varias veces reduciendo el deterioro y la viabilidad que esto conlleva.
Especialmente, si uno tiene en cuenta que generalmente, es necesario realizar más de un tratamiento y que la cantidad de semen criopreservado suele no ser cuantiosa.
«Nuestro biólogo, el doctor Carlos Quintans, halló en este scrapping, una variante de aprovechamiento con una sola muestran para uso posterior eventual. Scrapping quiere decir raspado», detalló Pasqualini.
El especialista explicó que Quintans «toma el tubo con una pincita para evitar transmitirle calor y derretir la muestra, y con una espátula muy finita lo va raspando en la superficie y cada pedacito lo va mirando, cuando obtiene los espermatozoides necesarios, deja de raspar y lo que no se descongeló vuelve al tanque de nitrógeno y de esa manera puede utilizarse en varias
oportunidades, de acuerdo, siempre, a la muestra original».
«Es pensar en cómo optimizar los recursos. Cuando la muestra no es buena, hay otras variantes de técnicas. Puede tomar poquísimos espermatozoides, se colocan debajo de una gota de aceite y se congelan de esa manera, o se colocan dentro de la cáscara de un óvulo, al cual se le extrae el óvulo y se inyectan dentro», añadió.
En ese sentido, comentó que se trata de «variantes para poder encontrar al espermatozoide después». «Actualmente, la forma de preservar el semen es fraccionando la muestra lo más posible, esto se lleva a cabo en pajuelas o pastillas. Pero además, la criopreservación de espermatozoides en microgotas o pastillas, es una técnica investigada y utilizada en
nuestro laboratorio. Consiste en criopreservar 4 a 6 espermatozoides en microgotas bajo una capa aceitosa y sobre un recipiente de cultivo de tejido plástico», dijo.
Pasqualini comentó que «el recipiente se cubre, se envuelve con un film plástico y se almacena horizontalmente en un tanque de nitrógeno líquido». «Nuestro laboratorio reportó una recuperación luego del descongelamiento de la muestra de un 90 a 100 por ciento. Hoy en día esta
técnica tiene aún un uso limitado pero hemos obtenido importantes resultados», sostuvo.
Además, concluyó: «lo importante es que el paciente, hombre o mujer, que va a enfrentar un tratamiento de este tipo, aunque uno no piense en tener hijos en ese momento, las cosas en la vida
pueden cambiar, siempre es conveniente criopreservar».