La Argentina cuenta con un programa de congelamiento de tejido ovárico para maternidad diferida. Está destinado a las mujeres -jóvenes-, adolescentes o inclusive niñas- que deban someterse a tratamientos como la quimioterapia, que salvan vidas, pero que lesionan la fertilidad. Estas mujeres podrán intentar ser mamás cuando estén curadas.
El método se está experimentando. Los doctores Johan Smitz y Rita Corvindt, especialistas del grupo que trabaja en Criopreservación de Tejido Ovárico y Maduración in Vitro de la Universidad de Bruselas, Bélgica, hace dos años, cuando visitaron la Argentina y dieron a conocer sus trabajos de investigación. Fueron invitados por el Instituto Médico Halitus, afiliado a la UBA, que realiza tareas de intercambio científico con el equipo europeo.
Los expertos belgas, explicaron aquella vez a La Nación, que enfermedades como leucemia, linfomas, tumores de hueso, de riñón o de mama, que demandan la aplicación de quimioterapia, radioterapia o inclusive ambas, tienen la gran ventaja de curar o aumentar la sobrevida, pero causan esterilidad, ya que afectan las células del ovario que contienen los óvulos inmaduros, imprescindibles para concebir.
Con cirugía laparoscópica
Es necesario extraer uno de los dos ovarios de la mujer, que inclusive puede ser una niña con la autorización de sus padres, antes de comenzar la quimioterapia. Es apropiado dejar un ovario, para no quitarle la posibilidad de que vuelva a funcionar normalmente y se pueda lograr un embarazo. El ovario se extrae por medio de una cirugía laparoscópica, de mínimos cortes; es una intervención de bajísimo riesgo quirúrgico, según los especialistas.
El instituto Halitus, dirigido por el doctor Sergio Pasqualini, es el centro médico del país que tiene la tecnología para realizarlo. Según los científicos belgas, se trata de la congelación del tejido ovárico. Se trabaja con la corteza del órgano, que es donde se hallan los 300.000 a 400.000 óvulos inmaduros. La técnica permite conservar trozos de esta corteza ovárica con todos sus folículos intactos en tubos que se disponen en tanques de nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero. Esto se llama criopreservación».
Pruebas en laboratorio
El tejido ovárico congelado puede permanecer durante años. Se hicieron experimentos exitosos con ovejas y ratones, que permitieron lograr embarazos y nacimientos.
Luego del descongelamiento, el método prevé dos opciones: una es el autotransplante del trozo de tejido ovárico en el organismo de la futura mamá; otro, la maduración in vitro. «El primero dio resultado entre las ovejas, pero reimplantar tejido ovárico en el cuerpo de la mujer es mucho más complejo y no da grandes posibilidades de fertilidad», dijeron en el instituto.
Los esfuerzos de los especialistas están centrados en los cultivos in vitro: lograr que los óvulos inmaduros se desarrollen en laboratorio hasta madurar, lo que puede demorar unos 200 días.
Se sabe poco, por ahora, de los estadíos iniciales del desarrollo de los folículos primordiales. Pero hay nuevas y poderosas técnicas de biología molecular y en los próximos cinco a diez años será posible en humanos lo que ya hemos logrado en ovejas y ratones: congelar tejido ovárico, cultivar esos folículos, llevarlos a un estadio maduro y que puedan ser fecundados para convertirse en un embrión, dijo (Especial).