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Por: La Capital | 15/02/09

Salud y estética: acné adolescente


Los avances en el tratamiento de trastornos dermatológicos y la creciente consulta de adolescentes en los consultorios han llevado a los médicos a actualizarse permanentemente buscando mejoras más rápidas y más eficientes.

La adolescencia temprana está relacionada con el despertar sexual y en ese momento las pequeñas cosas se vuelven importantes. En la adolescencia tardía esa vulnerabilidad está relacionada con una crisis de identidad centrada en quiénes son y quiénes quieren ser.
En la necesidad de seguir los patrones de belleza y ser atractivos y, en medio del desarrollo de la autoestima del adolescente, también juega un rol fundamental la opinión de sus pares.
En esta etapa del desarrollo suelen presentarse las dermatitis propias de la juventud: el acné. «Los adolescentes tienen una enfermedad de la piel propia que es el acné. Las otras consultas más frecuentes son hongos, especialmente en los pies, pitiriasis versicolor que es un hongo que se ubica en pecho y espalda, seborrea y caspa en el cuero cabelludo. Son muy comunes también las dermatosis que tiene un componente emocional, como las dishidrosis. El acné es la única enfermedad de la piel que se manifiesta en algún grado en todos los adolescentes entre los 10 y los 20 años. En algunos casos persiste en la segunda y tercera década de la vida, especialmente vinculado a los ciclos menstruales y posteriormente con los cambios hormonales de la menopausia», sostiene la doctora Rita García Díaz.
El acné es un trastorno benigno de la piel caracterizado por la presencia de espinillas, granos e incluso quistes. Es una de las patologías más frecuentes durante la adolescencia y acarrea generalmente trastornos de conducta, generando cambios de comportamiento entre los chicos.
«En la adolescencia las glándulas sebáceas tienen una gran actividad y reciben directamente la influencia de las hormonas, que aumentan en la pubertad con el desarrollo sexual. Hoy no es rara la aparición de lesiones de acné en niños de 10 años, ya que la actividad aumentada de las glándulas sebáceas suele ser el signo más precoz de la llegada de la pubertad. El grado de acné es hereditario, por lo tanto además se debe estar atento en los chicos que tienen antecedentes familiares. Cuando aparecen las primeras lesiones deberían consultar, especialmente en aquellos casos en los que hay antecedentes de casos severos en la familia», apunta la dermatóloga y menciona algunos de los trastornos más frecuentes:
Microcomedones: cuando comienza la pubertad las glándulas sebáceas ocluidas pueden no ser visibles pero ya se están formando los precursores del acné o microcomedones.
Comedón cerrado: los comedones se producen por aumento de la producción de sebo o grasitud en la glándula sebácea de la piel. Cuando el orificio de salida de la glándula permanece tapado por las capas más superficiales de la piel se forma el comedón blanco.
Comedón abierto: cuando este orificio se destapa se forma el comedón o punto negro porque el sebo en contacto con el aire se oxida.
Granitos: son lesiones rojas, sólidas que a veces se llenan de pus y constituyen la llamada etapa inflamatoria del acné. El acné no es una infección pero sí tiene bacterias que estimulan el proceso inflamatorio.
Quistes: en los acné más graves aparecen lesiones rojas, duras y a veces dolorosas que se llenan de sebo y pus. Estos son los quistes.
Cicatrices: se deben a la evolución de los quistes cuando no se realiza el tratamiento correcto. Muchas veces los mismos chicos las provocan tratando de eliminar con las manos granitos y puntos negros.
«La consecuencia física son las cicatrices, pero las más importantes son las emocionales. Hay muchos pacientes que se sienten desagradables y rechazados cuando tienen acné y esto trae dificultades en su vida escolar o social e incluso pueden deprimirse», explica la especialista.