Lejos quedaron las cenas románticas a la luz de las velas, y en el fondo del cajón descansan los conjuntos de ropa interior con encaje. ¡Desde que nació tu bebé, sentís que te convertiste en una teta ambulante! Y eso, inevitablemente, hace que sientas un poco de presión o culpa a la hora de apagar el velador. «La sexualidad femenina sufre modificaciones a lo largo de la vida de la mujer. Tanto el embarazo como el puerperio expresan profundos cambios en la función sexual, que exigen ser reconocidos para un adecuado asesoramiento a la pareja por parte del obstetra. Durante el puerperio, la mujer muestra cambios biológicos que afectan el deseo, la respuesta y el comportamiento sexual. Así es como se interrumpen patrones sexuales largamente establecidos. Esto puede constituir un período de marcada disminución de la satisfacción sexual de ambos miembros de la pareja» sostiene el Dr. Mario Sebastiani, obstetra del Hospital Italiano de Buenos Aires.
¡Se puede!
Según el médico, luego del parto sí se puede tener relaciones sexuales. Dice que el período llamado «cuarentena» tiene más un asidero religioso que científico. No está contraindicado médicamente, aunque la mujer puede sentir molestias por las cicatrices de la episiotomía o de la cesárea. Pero, aunque molesten, el obstetra indica que las heridas no corren riesgo alguno si se mantienen relaciones sexuales. Por su parte, la Dra. Beatriz Literat, sexóloga y ginecóloga del Hálitus Instituto Médico, informa que el puerperio se denomina «cuarentena» porque, aunque puede durar alrededor de cuarenta días, es el tiempo de la puesta en marcha del nuevo estado de la mujer, esto es cuando comienza a recuperar su ritmo hormonal.
Diferencias de genero
Si bien podemos encontrar razones físicas en la falta de deseo sexual en el posparto, los especialistas coinciden en que en este período influye mucho el estado emocional y psicológico tanto del hombre como de la mujer. La sexóloga explica que, desde el punto de vista femenino, en cuanto comienza a sentirse físicamente mejor y más recuperada, el deseo sexual vuelve, a menos que la función materna ocupe toda su libido y le cueste volver a sentirse mujer y madre, y no solamente una madre que amamanta. En cuanto al hombre, la profesional plantea que depende de su psiquis: algunos siguen deseando sexualmente a su mujer y otros sienten rechazo o temor al verlas dando de mamar. Incluso hay quienes se sienten celosos y relegados. «Esto va atado a la actitud de su pareja. Un matrimonio psicológicamente saludable no tiene por qué tener conflictos con esta situación», afirma la sexóloga.
Informarse para el placer
Ambos médicos aseguran que la base fundamental para transitar exitosamente esta etapa es el asesoramiento previo. «La mayoría de los problemas sexuales se generan por falta de información, no por caprichos de algunos de los dos integrantes de la pareja. Los recientes padres deben saber que la fisiología humana no puede modificarse a gusto y a la velocidad que las personas quieren», manifiesta la Dra. Literat. A su vez, el Dr. Sebastiani sostiene que, en el caso de los hombres, si el obstetra o los profesionales que dictan el curso de preparación para el parto les advierten sobre cómo será el estado emocional y físico de una mujer luego de tener un hijo, serán comprensivos, aún cuando sientan un fuerte deseo sexual. «Hay otros maridos que ven a su esposa sólo como una madre y ya no como una mujer, y por lo tanto se abstienen de la eroticidad. En cambio, los que no han leído o no han sido advertidos sobre cómo cambiará la situación con el nacimiento, seguramente se enojarán o se preguntarán si su pareja ha dejado de quererlos», afirma. El especialista además indica que puede ocurrir que la sexualidad sea ignorada en el diálogo entre la embarazada y su obstetra; o bien el médico no sea adecuadamente claro y explícito sobre los cambios en la actividad sexual luego del embarazo. «Así se generan confusión y ansiedad en la mujer puérpera, lo que puede llevar a limitar en forma extrema los contactos sexuales o ni siquiera tenerlos. De esta manera, se altera su relación de pareja en el embarazo y también durante un largo período posterior al mismo» sostiene.
Cuerpo y mente
Pero, como anticipamos, también entra en juego el aspecto físico. La Dra. Literat indica que la prolactina (hormona que regula la producción de leche), contribuye a bajar los niveles de la hormona testosterona, que es la encargada de aumentar el deseo sexual. El obstetra manifiesta, además, que la mujer que da la teta se encuentra con una baja concentración de estrógenos (hormona que modula expresión de la feminidad). Esto puede afectar la libido y ser una causa parcial de la sequedad vaginal. «Creo, sin embargo, que los aspectos psicosociales son los más importantes. Es muy difícil que una mujer cansada, que amamanta, que pierde leche aún cuando no da el pecho, que tiene alguna cicatriz, unos kilos de más, y que vive una situación maternal muy particular, deje todas estas molestias y su rol para convertirse en una amante en el poco tiempo que le queda del día» asegura el Dr. Sebastiani.
Fuente: Para Ti Mamá