La pérdida de masa ósea ocurre en forma «silenciosa» y progresivamente. Inicialmente no presenta síntomas, pero más adelante puede ser dolorosa, deformante y causar la mayoría de las fracturas en las personas mayores de 50 años. Afecta principalmente a las mujeres después de la menopausia, durante esta etapa una de cada cuatro mujeres sufre osteoporosis. Sin embargo, frenar el avance de esta enfermedad puede ser posible adoptando hábitos de vida saludables.
«El proceso de remodelado óseo que mantiene un esqueleto saludable puede considerarse como un mecanismo preventivo, ya que continuamente se remueve hueso viejo y se reemplaza por hueso nuevo. Ocurre pérdida ósea cuando este balance se altera, resultando en mayor resorción sin formación de hueso nuevo. Este disbalance sucede en la menopausia y en el envejecimiento», explicó la doctora Virginia Busnelli, a cargo del departamento de Endocrinología de Halitus Instituto Médico.
La profesional señaló que «en la menopausia existe un aumento de la frecuencia de reabsorción ósea, más del doble que en la etapa premenopáusica, y un incremento de la porosidad en el hueso cortical. Estos cambios se deben a la falta de acción de los estrógenos sobre las células óseas (no hay que perder de vista que durante la menopausia hay un descenso de los estrógenos, hormonas que estimulan la regeneración ósea)».
«La masa ósea en el adulto -agregó- equivale al pico de masa ósea alcanzado a los 25-30 años menos la pérdida ósea subsecuente. Este pico de masa ósea está determinado por: factores genéticos, estado nutricional y endocrinológico, la actividad física y la salud durante el crecimiento».
Los factores de riesgo son:
* Menopausia temprana.
* Antecedentes familiares.
* Delgadez.
* Operaciones con extirpación de ovarios.
* Vida sedentaria.
* Dieta pobre em calcio y vitamina D.
* Tabaquismo, consumo de alcohol y café.
* Enfermedades de tiroides y paratiroides.
* Diabetes insulino-dependiente.
* Artritis reumatoidea.
La detección
Busnelli explicó que «el diagnóstico incluye evaluación clínica, bioquímica, radiológica y densitométrica. En algunos casos avanzados, la pérdida de masa ósea se refleja en una simple placa radiográfica de columna vertebral o de la cadera». El examen médico y la realización de una adecuada historia clínica, permitirán detectar en forma precoz los factores de riesgo.
También indicó que la realización de análisis de sangre y orina permite llevar a cabo estudios de «marcadores bioquímicos, útiles en el seguimiento y control de la enfermedad».
La densitometría ósea es la metodología especializada para diagnosticar la osteoporosis, es totalmente inocua y detecta el grado de mineralización del esqueleto, a la vez que lo compara con el promedio general de la población, de acuerdo con el sexo y la edad. Además, este estudio estima si el grado de pérdida de mineralización implica riesgo de padecer fracturas.
¿Quiénes deben realizarse una densitometría?
* Mujeres mayores de 65 años.
* Mujeres menores de 65 con presencia de por lo menos un factor de riesgo.
* Adultos con una fractura por fragilidad.
* Adultos con enfermedades o condiciones asociadas a baja masa ósea o pérdida ósea.
* Hombres mayores de 70 años.
* Paciente en tratamiento para monitorear los resultados.
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