Perder peso... es posible - Halitus Instituto Médico - Líder en tratamientos de Fertilización asistida

Mundo Halitus

Inicio - Mundo Halitus - En Los Medios

Por: Única Mi bebé | 01/01/11

Perder peso… es posible


Convertirse en madre es uno de los grandes acontecimientos en la vida
de una mujer. Pero después del alumbramiento, la flamante mamá comienza
a preocuparse por la silueta perdida. He aquí algunos consejos para
aquellas que sufren este dilema.

Por lo general, las embrazadas llegan a las últimas semanas del embarazo
preocupadas y preguntando cuánto tiempo van a recuperar el peso inicial,
y hasta algunas prefieren adelgazar unos kilos más. Todo depende de la
mujer y la demanda de pecho, siendo la lactancia materna lo más
recomendado tanto para el bebé como para la mamá.

Los programas de adelgazamiento extra rápidos suelen incluir dietas
compuestas por cinco o seis raciones de comida diaria extra light,
unidas a ejercicios de musculación y caminatas de una o dos horas por
día. En estas condiciones, una mamá que amamanta puede sentirse
famélica. ¿Qué hacer para recuperar la figura perdida sin dañar la salud?

En cuanto a ejercicios

El obstetra es quien indica cuando se puede volver a la actividad
física. Depende de si el parto fue normal o por cesárea. En el primer
caso, no demora mucho tiempo: se puede comenzar por caminatas a las tres
o cuatro semanas, y luego del mes normalmente. En el otro caso,
dependerá de la recuperación, y será con indicación del obstetra.

Si el parto fue normal, después del mes se puede retomar la actividad
física previa al embarazo. Y siendo el parto por cesárea, al ser una
cirugía, no es recomendable comenzar antes de los sesenta días. De todos
modos, al mes se puede comenzar con unas caminatas leves.

Con las dietas, cautela
La recuperación será más fácil si hubo durante todo el embarazo una
dieta balanceada y variada, y que la ganancia de peso no haya sido
superior a lo recomendado, que es entre 12 y 16 kilos en total. Las
reservas grasas generadas durante el embarazo serán de utilidad al
momento de dar el pecho. _La lactancia es la mejor forma de recuperar el
peso, es lo más saludable. __La lactancia es la mejor manera de perder
peso_. Otro consejo es no obsesionarse con los kilos de más, ya que el
cuerpo y la figura cambian luego de la maternidad.
Las madres que reducen calorías al extremo, incluyendo los carbohidratos
necesarios para producir leche, pueden tener hipoglucemia, cansancio y
mareos fuertes. Las dietas muy excesivas y la ganancia baja de peso
durante el embarazo pueden producir trastornos en el crecimiento del
bebé y diversas patologías. Todo indica que doce meses es un plazo más
que esperable para ser la misma antes del embarazo, siempre que el
aumento no haya sido superior a los 16 kilos.

La alimentación: pautas y necesidades
Una mujer que comienza su embarazo con un peso adecuado debería engordar
entre 12 y 16 kilos, que corresponden tanto al peso del bebé como de los
tejidos que se desarrollan para su concepción. Sin embargo, todo depende
del peso inicial de la mujer, previo al momento del embarazo. ¿Qué hay
que saber?

Algunas mujeres aumentan unos kilos, que se relacionan a las reservas
grasas para la lactancia y que, controlados, no están de más. Pero la
cuenta no es tan fácil: depende en primera instancia del estado
nutricional de la mujer previo a la concepción, ya que si se encontraba
por debajo de un peso saludable, deberá aumentar algunos kilos más. O si
se encontraba con sobrepeso, serán menos los kilos a engordar, pues no
se contemplarán aquellos correspondientes a las reservas para la lactancia.
Los planes de alimentación para bajar de peso no están recomendados
durante el embarazo. El especialista en Nutrición junto con el obstetra,
son quienes determinan si es necesario restringir las calorías aportadas
por la dieta, para cuidar el excesivo aumento de peso. Pero no es
momento de afinar la cintura, sino de cuidar el aporte de todo lo que el
bebé y la mamá necesitan en esta etapa, y evitar aumentos bruscos
durante el embarazo.

El déficit nutricional

Tradicionalmente, la mayor preocupación ha estado dirigida a evitar los
eventos asociados al déficit nutricional, pero cada vez hay más
conciencia de la necesidad de reducir los eventos asociados al exceso.
Las consecuencias del aumento de peso no pasan solo por lo estético.
Muchas veces, esto prevalece sobre otros problemas asociados, como mayor
riesgo de tener bebés prematuros u obesos. O mayores probabilidades de
que la mamá sufra de diabetes gestacional, alta presión sanguínea
durante el embarazo o deba ser sometida a un parto instrumentado (como
cesárea o fórceps), e incluso mayor probabilidad de mortalidad
perinatal, incluyendo también la retención de peso post parto por parte
de la madre.
El estado de déficit nutricional y el incremento deficitario de peso
durante la gestación, trae aparejado también consecuencias en la díada
madre-hijo, como retardo del crecimiento intrauterino y bajo peso al
nacer, o mortalidad perinatal. Muchos trabajos indican que el estado
nutricional previo al embarazo es más importante aún que el incremento
de peso durante el mismo. Por eso, es cada vez más importante la
evaluación exhaustiva del estado nutricional previo al embarazo, sobre
todo para prevenir episodios de infertilidad.

Fabián Penno

Asesoraron: Lic. Lucía Molina, nutricionista del Departamento de
Nutrición de Halitus Instituto Médico y Dr. Ariel Masquef, médico
obstetra del Departamento de Obstetricia del mismo instituto

Comer por dos: un mito

No hay necesidad de hacer un esfuerzo especial por comer de más durante
el embarazo. En el primer trimestre, la ingesta energética debe
permanecer relativamente igual en una mujer con estado nutricional
normal. En los otros trimestres, el incremento de energía es menor a un
10 por ciento, y el “comer por dos” determina un aumento innecesario de
peso. Por lo tanto, el cambio en la dieta debe ser más cualitativo que
cuantitativo, poniendo énfasis en nutrientes como el calcio, el hierro,
etcétera. Durante el tercer trimestre se produce un importante traspaso
de calcio materno al feto, que si no es obtenido de la dieta es
movilizado desde el tejido óseo materno, lo que puede tener un efecto
negativo en etapas posteriores de la vida de la mujer, afectando la
salud ósea y dental.

Fuente: Única Mi bebé