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Peligros del sexo virtual


Visitar asiduamente sitios de Internet para mantener cibersexo puede convertirse en una obsesión. La dependencia de la web puede conducir a la baja autoestima y a otras consecuencias para la salud mental y física

Las visitas a los sitios de Internet que ofrecen la posibilidad de mantener sexo virtual es una tendencia que está en aumento en la Argentina y puede ocasionarle a quienes tienen una dependencia compulsiva de esas páginas web estados de aislamiento que afectan la autoestima, coincidieron especialiastas que estudian la sexualidad humana.

El negocio del cibersexo mueve en el mundo más de mil millones de dólares al año y según las estimaciones de los proveedores de Internet, más de un millón de argentinos entra a la web en busca de una pareja virtual.

La sexóloga Beatriz Literat indicó que ‘el sexo por Internet está aumentando no sólo en Argentina, sino en todo el mundo’ y consideró que ‘se debe al avance de la tecnología en las distintas actividades simples que forman parte de la vida’.

Literat, que coordina el departamento de Disfunciones Sexuales del instituto médico Halitus, acotó que ‘la gente pasa mucho tiempo frente a la computadora, y así como la usa para sus actividades, también la transforma en su recreo’.

El especialista señaló que ‘es muy fácil entrar en un sitio web, hacer amigos y darle lugar desde el anonimato, a aquellas fantasías que no se dicen’.

En ese sentido, estimó que ‘en las personas que son muy tímidas y les cuesta iniciar un contacto personal, quizás el chat puede resolverle cuestiones de timidez y los ayuda a encarar al otro; viene a ser como un ensayo antes de la obra’.

‘Pero quienes se refugian sólo en en el chat o en sitios de sexo virtual, terminan con estados de aislamiento y con una especie de hiperactividad de la imaginación que si se queda ahí, va en detrimento de la actividad sexual física y afecta la autoestima’, opinó.

Literat destacó que ‘la sexualidad es una actividad en la que influyen todos los sentidos’ y acotó que ‘tiene que ver con el conocimiento del otro ofreciéndole lo mejor y lo peor de uno’.

‘Pero cuando se practica en Internet no hay una relación íntima ni un componente de tipo humano, porque se refugian detrás de un personaje que vende lo que quiere o compra lo que quiere’, señaló.

Insistió en que ‘eso es el reemplazo directo de lo personal por algo ficticio, es como si fuera una forma de sexualidad chatarra’.

El sexo virtual consiste en dos personas conectadas en línea que se envían información sexualmente explícita poniendo en juego el deseo y la fantasía.
El ingreso de las webcams (cámaras de video que transmiten imágenes a través de Internet) a este ámbito aportó un estímulo visual a esa imaginación que si bien los especialistas consideran que es una experiencia distinta, nunca reemplaza una relación sexual en la cual el contacto físico con el otro es fundamental.

La psicóloga social Ana Blesa opinó que ‘el sexo en el chat es otra forma de expresarse’ y manifestó que le parece ‘fantástico, si crea una conexión con el otro’.

Blesa coincidió en que ‘puede existir cierta inseguridad’ en las personas que visitan páginas de sexo virtual, pero dijo que ‘también hay mucha curiosidad por algo que es nuevo’.

Consideró que ‘el problema es cuando se transforma en una adicción, como puede pasar por ejemplo con el tabaco o con el fútbol, donde se llega a un estado que no produce felicidad y afecta la autoestima’.

En cuanto a la idealización del otro que produce Internet, opinó que ‘también cuando hay enamoramieto, se ve al otro idealizado’.

La psicologa quien indagó el comportamiento de las personas en la web en su libro ‘Intimidad y Sexo en Diez una Noche’ relativizó el ailamiento que genera Internet, al sostener que ‘no es peor que cuando los maridos ven cualquier partido fútbol de la B o la C en la cama y la mujer está al lado leyendo una revista’.

Blesa reiteró que ‘el sexo por el chat, como todo, depende de la salud emocional de las personas que lo practican y es otra forma de conexión, que si llega a ser compulsivo, afecta a la persona’.(Télam)