Desde el momento mismo en el que una mujer queda embarazada, su mundo cambia. Y cuando ese bebé nace, acapara toda su atención. Pero durante el embarazo y el puerperio, las madres deben prestar especial atención a sus senos. Varios problemas y enfermedades mamarias pueden presentarse en estos períodos. Entre ellos, el dolor, el derrame, que es considerado un síntoma y no un problema en sí; o las grietas del pezón, que aparecen en los primeros meses de lactancia. También pueden ocurrir infecciones. En cuanto los tumores, ya sean benignos o malignos, tienen la misma incidencia e igual tratamiento que si se presentan fuera del período de embarazo o puerperio. Lo más importante, es que la mujer consulte con un especialista para tratar la dolencia lo más precozmente posible. El examen mamario es parte de los análisis de rutina antes de comenzar a buscar n embarazo. Dolor: Puede que sea propio de la mama o muscular y/o articular. Las contracturas musculares o traumatismos pueden ser generadores de dolor en las mamas. En la embarazada puede ser causado por el edema de la mama, es decir, por la hinchazón normal al modificarse para producir leche. Durante el puerperio, puede tratarse de retención de leche, generando tensión, e incluso quistes de leche y, en ese caso, debe vaciarse la mama correctamente. Otro cuadro que se acompaña de dolor es la infección, que suele ir seguida de síntomas como enrojecimiento de la mama e hinchazón. Para el dolor pueden utilizarse antiinflamatorios y/o analgésicos con buenos resultados, siempre con la opinión del obstetra. También durante los primeros meses de amamantamiento pueden aparecer grietas en el pezón y este tipo de lesiones pueden, incluso, sangrar, convirtiéndose en un impedimento para amamantar. En estos casos se indican cremas regenerativas de la piel, incluso con antibiótico, a fin de cicatrizar y evitar una infección llamada mastitis. También son útiles los llamados casquillos, que permiten airearlo evitando que la humedad favorezca el agrietamiento. La colocación de una pezonera de silicona lo protege durante la lactancia y ayuda a la cura de estas heridas. Aunque, como es habitual, lo mejor es prevenir: al bañarse, frotar los pezones con una esponja y utilizar cremas nutritivas, con vitamina A; y crema de caléndula en el pezón y la areola. Infección: La infección presenta fiebre y decaimiento: la mama está roja, hinchada y muy dolorida. En caso de estar relacionada a las grietas en el pezón, deben tratarse ambos problemas y vaciar adecuadamente las mamas manual o mecánicamente. La mastitis o infección, se trata con analgésicos, antibióticos y compresas frías, pero si hay un absceso, es decir, una acumulación de pus, se realizará un drenaje. Derrame por el pezón: Se trata de la salida de algún tipo de secreción por la mama. Es un síntoma más que una dolencia en sí. A veces se trata de derrame de leche, o aumento de la hormona prolactina. Otras, puede ser un derrame seroso por afecciones de los conductos o también puede existir un derrame sanguinolento que requiere una especial atención, y el derrame de tipo purulento, donde se está frente a una infección que necesita tratamiento. Tumores: Durante la lactancia pueden aparecer nódulos benignos o malignos. La mujer debe estar atenta a los cambios y consultar al especialista. Lo importante es que siempre las conductas preventivas de la paciente y el diagnóstico del médico sumadas, lograrán el mejor resultado en beneficio de la salud de la mujer. Dr. Juan Isetta mastólogo a cargo del Departamento de Patología Mamaria de Halitus Instituto Médico. | |