A una edad en la que generaciones anteriores pensaban más en ser abuelos que padres, hoy es cada vez más común ver hombres divorciados que, luego de décadas de matrimonio y con hijos ya grandes, vuelven a creer en el amor con mujeres más jóvenes, lo cual lleva, en muchos casos, a tener otros hijos. Asimismo, por priorizar su carrera profesional o simplemente no haber tenido suerte en el amor hasta alcanzada la madurez, muchos hombres deciden convertirse en padres bien entrados los 40.
Es el caso del periodista Andy Kustnezoff, que la semana pasada anunció en su programa de radio que a sus 45 años será padre por primera vez junto a su pareja, una de sus productoras, de 30 años.
“Estoy muy contento. Me cuesta, pero en algún momento lo iba a hacer. Muchos no me tenían fe. Llegó cuando tenía que llegar”, fueron sus palabras al contar la buena nueva a sus oyentes.
Y ese “llegó cuando tenía que llegar” bien podría resumir el pensamiento común ante este tipo de situaciones. ¿Son papás tardíos? ¿O cada cosa en la vida llega a su tiempo?
Otro caso del estilo lo representa el actor Raúl Taibo, que a los 62 años este fin de semana hizo saber que había nacido su hija Francesca, fruto de su relación con Mercedes, su pareja desde hace varios años, de 38 años de edad. Taibo tiene otra hija de 28 años.
Los más paradigmáticos en el ámbito local fueron hace unos años el conductor Marcelo Tinelli, que fue padre de Lorenzo a los 53 años, y el entonces jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, cuya última hija, Antonia, nació a sus 52 años.
La licenciada en Psicología Patricia Martínez, psicóloga especialista en familia de Halitus Instituto Médico, diferenció lo que ocurre según el género con la llegada de los hijos en la madurez. “Los hombres que acceden a la paternidad tardía lo hacen desde el deseo y el disfrute. Incluso, mucho más que ciertas mujeres que son madres grandes a quienes se les pone en juego la presión social. El hombre lo hace desde un lugar más relajado, en general es algo que eligen a conciencia y lo disfrutan mucho”, consideró.
“Creo que de todos los paradigmas de la ‘nueva masculinidad’ ser padre en la quinta década de la vida representa la prolongación de la virilidad, la fuerza, el vigor y la actitud joven en cuerpo, mente y acción –analizó doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y psicoterapeuta–. Los hombres de hoy tienen la oportunidad de integrar la paternidad juvenil, aquella que desarrollaron siendo más jóvenes, con un nuevo deseo, más ligado a un valor subjetivo y propio. De él dependerá la integración de sus diferentes roles y dar respuestas afectivas a las demandas de los pequeños (hijos y nietos), además de acompañar a sus hijos mayores”.
Consultada por Infobae sobre cuáles son las diferencias de ser padre joven o no, Martínez aclaró: “La realidad es que la paternidad depende de cada individuo, de cada padre. Porque la paternidad como la maternidad tiene que ver con el deseo y está articulado al anhelo y a la posibilidad de cada uno. Entonces, si alguien desea acceder a ser padre de manera más tardía probablemente es porque logró desarrollarse en otros aspectos”.
“La crianza de los hijos a cualquier edad tiene que ver con cómo uno se conectó a la propia infancia –agregó–. Alguien que se conecte desde el juego, la diversión, con algo más relajado lo va a vivir bárbaro. Si al contrario lo tiene muy unido a la responsabilidad lo va a pasar peor, con más carga”.
Y agregó que “a los padres mayores a veces se los cataloga con mayores dificultades para poner límites, pero en todo caso depende de cada persona, porque en ocasiones son personas que tienen más seguridad frente a algunas cosas y entonces tienen otra relación con los límites”. Porque a veces, según Martínez, “el límite tiene que ver con la inseguridad de los padres”.
Otra cualidad que se suele relacionar con la paternidad tardía es la falta de paciencia. Para la especialista, “en muchas ocasiones lo que se evidencia en las personas que postergan su paternidad es que tienen una disposición plena a diferencia de los que fueron más jóvenes”.
Respecto a cómo vivencia el niño ser hijo de un padre que podría ser su abuelo, remarcó: “La realidad es que en la actualidad hay muchos padres grandes. Es decir, hace 30 años si vos tenías un papá de 55 años y tu compañerito uno de 25 años, era un tema. Ahora la realidad es que la mayoría son padres grandes. Entonces para un niño si su papá es accesible y está disponible no va a ser un obstáculo. Es decir, si juega, charla, está presente, funciona como padre y no como abuelo, al chico no le va a hacer ruido”.
“Ser padre a los 50 hoy en día parece darse con mayor frecuencia que hace años y muchos hombres lo viven como un rejuvenecimiento e incluso, algunos afirman, con un deseo más verdadero. Pero es importante saber que hay riesgos y varios elementos a tener en cuenta a la hora de evaluar la fertilidad masculina a cualquier edad”, analizó el doctor Sergio Pasqualini (MN 39914), director científico de Halitus Instituto Médico y presidente de Fundación Repro.
La fertilidad y las características sexuales de un hombre son dependientes del funcionamiento normal del sistema reproductivo masculino. Hay un número de órganos individuales en el cuerpo del hombre que actúan juntos e incluso el cerebro también tiene un papel importante en el control de la función reproductiva. Como con otros órganos del cuerpo, si la función normal no ocurre, puede ser necesaria la intervención médica.
Tras asegurar que “la función reproductiva masculina es menos vulnerable al paso del tiempo”, el especialista destacó que “no es nueva la información que refiere que existe un descenso de la fertilidad cerca de los 50 años”. Esta modificación se relaciona, en la mayor parte de los casos, con un progresivo descenso de la testosterona –hormona fundamentalmente masculina– desde los 30 años. Además, varios estudios mencionan la disminución de la fertilidad en mayor o menor medida y el aumento del riesgo de alteraciones genéticas a partir de esa edad.
¿Qué sucede en el caso de un hombre que tiene el deseo de paternidad pero se enfrenta a algún grado de infertilidad a los 50 años?
“El reloj biológico en el varón avanza a un ritmo diferente del de la mujer, porque –a diferencia del femenino– el reloj masculino tiene un declinar paulatino, pero también marca su tic-tac sin pausa –apuntó Pasqualini–. El ritmo de ese descenso de la fertilidad dependerá en todos los casos de cómo fueron sus inicios”. Así, un hombre a los 40 años no tiene el mismo nivel de fertilidad que a los 20. Hay hombres jóvenes que tienen inconvenientes en su producción espermática y, seguramente, el declinar se les notará más temprano. Ese declive está condicionado genéticamente y cada uno lo vivirá a su manera y a su ritmo, pero es una realidad que sucederá.
“De hecho, sería bueno evaluar la fertilidad del hombre a los 30 años, y si el resultado mostrara que está por debajo del promedio para su edad, podría ser recomendable criopreservar semen porque no hay manera de saber en ese momento cuál será el ritmo de descenso de su fertilidad”, sugirió el especialista.
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