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Por: Diario Clarín | 17/10/14

Para mí un bebé no es un objetivo; sigo con ganas de crecer profesionalmente


La mujer y el trabajo. Lo dice Vanesa Steimberg, una abogada que priorizó su carrera.

“No soy muy Susanita, mi realización como mujer no pasa por ahí”, suelta Vanesa Steimberg, 42 años, abogada. Hace dos años y medio empezó a averiguar qué era esto de criopreservar los óvulos. A esta técnica, que tiene 15 años, ya se la había recomendado una amiga, una prima, mujeres que sí eran “Susanitas”. ¿Y por dónde pasa, entonces, tu realización como mujer? “Por mi familia, por mis amigos, por mi carrera”, responde Vanesa a Clarín. Pero por las dudas, en septiembre del año pasado hizo el tratamiento para extraer sus ovocitos. La primera vez lograron sacar uno y la segunda, cinco más. “No soy muy Susanita pero si la ciencia me da esta posibilidad, la voy a aprovechar. Tomé la decisión porque no me quería encontrar un día arrepentida, mirando para atrás”, dice Vanesa.

María, 36 años, contadora, congeló sus óvulos hace apenas un mes. “Tengo amigas que quisieron quedar embarazadas y no les resultó tan fácil. Me decían ‘si hubiera guardado mis óvulos …’ Y de repente me di cuenta de que no iba a ser joven toda la vida y ahora me siento tranquila. Tener los óvulos preservados es una certeza en medio de la incertidumbre”, ofrece María, desde la oficina en la que trabaja. Para decidirlo se tomó su tiempo. En ese lapso no encontró a nadie que le diera un motivo para no hacerlo: tenía el dinero, tenía las ganas y tenía paciencia.

El perfil de las mujeres que deciden congelar su óvulos calza con el de estas mujeres: pasaron los 35 años, tienen un alto nivel intelectual, son profesionales y, en la mayoría de los casos, se han separado recientemente o hace tiempo que no están pareja. De una forma u otra, a Vanesa y María se les impusieron causas que los especialistas en fertilidad asistida llaman “sociales”: diferir la maternidad, postergarla con argumentos más que válidos, por estudios, trabajos, crecimiento profesional. Por ausencia de un compañero o de un compañero que comparta el deseo de tener un hijo.

Volvamos a Vanesa, que habla de “camino” cuando se refiere a la posibilidad de quedar embarazada. “Para mi un bebé no es un objetivo, yo no quiero padecer esta búsqueda. Sigo con ganas de crecer profesionalmente y tener una pareja no es requisito”, se planta. Con esa idea llegó a Halitus, donde ya pasó por dos inseminaciones que no resultaron, sin usar ninguno de los óvulos congelados. Dice que no tiene fecha para recurrir a ellos, como María, que tampoco sabe cuándo pero sabe que ahí están. “Porque la verdad me gustaría hacerlo en pareja. Es decir, encontrar a alguien con quien tenga ganas de ser mamá”, avisa.

Fuente: Diario Clarin | 16/10/2014