CUATRO EMBRIONES. Tanto la mujer que tuvo el nene, como su marido, de 45 años, son estériles. Ella tiene una falla ovárica completa y él un cuadro de azoospermia, que es la ausencia de espermatozoides en el semen. Por eso se usaron cuatro embriones que habían quedado disponibles de otro matrimonio, que también había realizado un tratamiento de fertilización en 1992.
La pareja donante logró tener dos hijos (uno en 1992 y otro en 1996) por mecanismos de inseminación artificial y optó por mantener criopreservados (congelados en nitrógeno líquido a -197 grados) los embriones sobrantes.
«Se transfirieron los embriones y a los 15 días se confirmó el embarazo, que llegó a buen término», explicó Pasqualini en declaraciones al diario La Nación. Según el médico, la transferencia embrionaria fue un procedimiento de rutina, lo llamativo es el largo tiempo de preservación de los embriones y su perfecto desarrollo una vez implantados.
Carlos Quintans, otro de los médicos que participó en el trabajo, dijo que «hasta el momento, el mayor período de criopreservación con gestación saludable no había excedido los 8 años».
Paso a paso
En 1992, una pareja se hizo un tratamiento de fertilización. Tuvo dos hijos, y decidió criopreservar otros cuatro embriones que no se usaron.
Los embriones fueron congelados en nitrógeno líquido, a -197 grados, durante nueve años y se mantuvieron en perfectas condiciones.
Otra pareja, estéril, recibió los embriones, que fueron implantados en la mujer, de 42 años. Se logró el embarazo y un nacimiento normal.