dado el potencial aumento del riesgo de cáncer de mama o enfermedades cardiovasculares. Desde entonces, se ha impulsado la utilización de productos naturales como los fitoestrógenos, sustancias de origen vegetal que se caracterizan por tener una estructura química similar al estradiol (producido por los ovarios) que, sin ser hormonas, tienen afinidad por los mismos receptores estrogénicos. Entre ellos, están las isoflavonas que se encuentran fundamentalmente en la soja y otras legumbres y poseen
capacidad terapéutica para actuar como estrógenos débiles en el cuerpo. Reducen significativamente los sofocos -entre un 40 y un 75%-, ayudan a mantener el peso ideal y tienen una acción protectora del sistema óseo. Además, reducen el riesgo cardiovascular, ya que disminuyen los niveles de colesterol total. La selección del tratamiento más adecuado está relacionada con la historia, las necesidades y la etapa de la menopausia en la que se encuentra cada paciente. Como en la actualidad se espera que la mujer viva cerca de un 30% de su vida luego de la menopausia, es de suma importancia aprender cómo prevenir trastornos en esta etapa.
Fuente: Dra. Rosana Molina, miembro del departamento de Climaterio, Menopausia y Osteoporosis de Halitus Instituto Médico