Según un estudio llevado a cabo en 2002 y publicado por el Journal of Couple and Relationship Therapy alrededor de un 50% de las mujeres y un 60% de los varones fueron infieles en algún momento de su vida matrimonial. Esto significó un importante incremento de estos valores en donde apenas cinco años antes oscilaban entre un 14 y un 24% respectivamente.
La diferencia dio lugar a las más extremas de las especulaciones. Se apuntaron a toda clase de responsables: desde los tecnológicos y el boom de la actividad online y teléfonos celulares hasta motivos de conducta social y avances en el diagnóstico y tratamientos de enfermedades de transmisión sexual como el VIH-SIDA.
Una reciente corrección publicada por el mismo Journal reveló que las diferencias entre las estimaciones tienen más que ver más con una cuestión semántica que de evolución en la conducta. Según su investigador principal, M. L. Parker, las estimaciones corresponden a entre un 20 a un 60% para los varones y entre un 12 y 40% para las mujeres. La investigación, que fue llevada a cabo en la Universidad de Georgia, los Estados Unidos, atribuye estas discrepancias, en buena parte, a una ambigüedad existente en las definiciones de infidelidad utilizada por los investigadores.
Pero ¿cómo definir infidelidad en estos tiempos? “No existe una definición contemporánea de fidelidad o infidelidad, es la misma de siempre, ya que la fidelidad no es un comportamiento solamente con el compañero sexual, sino una postura conductual en la vida, con amigos, padres, jefes, empleados, colegas, etc. Es concederle al otro una jerarquía determinada en su relación con uno y tener la honestidad de retirársela de frente, no a sus espaldas. Yo te deseo en mi vida y te asigno un rol o yo ya no te quiero en ella y te lo digo para que lo sepas y se resignifique -o desaparezca- nuestro vínculo. Cuando hablamos de la desaparición de los valores, entre ellos la fidelidad, esto no significa que la infidelidad sea un nuevo valor adquirido, sino que los seres humanos nos estamos volviendo flojos, cómodos y mentirosos”, expresó la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga del Departamento de disfunciones sexuales de Halitus Instituto Médico.
Hablando de la relación hombre-mujer, culturalmente la infidelidad estaba más difundida entre los varones, aunque es interesante ver que el hombre se manifiesta muy fiel con sus amigos y con su club de fútbol. Se dice que las mujeres no son tan leales con sus amigas porque se cuentan unas a las otras los secretos de sus mejores amigas. En la actualidad las mujeres confiesan más sus aventuras sexuales y esto es un síntoma de la laxitud de los valores actuales.
Según Literat, “la insatisfacción de todo tipo, afectiva, sexual, de las conductas, impulsa a las parejas a la infidelidad. Se vuelve un recurso reparatorio cuando la persona se siente disconforme en su vínculo y no encuentra formas eficaces para resolver estas situaciones. Las incompatibilidades sexuales pueden tener un grado de influencia en una infidelidad pero siempre es más fácil realizar una consulta sexológica que involucrarse en una infidelidad que, a la larga, tendrá repercusiones negativas en el vínculo de la pareja”.
“El secreto –insistió la especialista- la mayor parte de las veces, no resiste y se descubre. Y el perdón es un concepto subjetivo, depende del que perdona, de la situación, de los atenuantes, etc. Creo que si existe por parte del que fue infiel, un verdadero reconocimiento del ‘delito’, sincero arrepentimiento y una renovación del compromiso con la pareja sobre bases realmente firmes, quien fue víctima de la infidelidad debería poder perdonar”.
Pero, claro, siempre depende de cada pareja, de cada situación, de cada miembro de esa pareja, de las bases que sentó, de la fortaleza real del vínculo.
Además, sostiene la médica, “sería deseable que hubiese cambios en la sexualidad de una pareja luego de la infidelidad, sobre todo si la causa fue este aspecto del vínculo. No olvidemos que las disfunciones sexuales y la falta de satisfacción en la intimidad son tanto síntomas de conflictos que provienen de otros aspectos de la relación, como fuente de conflictos por sí mismas y que afectarán otras áreas del vínculo; por lo tanto, la consulta sexológica en estos casos es de carácter preventivo y reparatorio”.
Fuente: INFOBAE