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Por: Halitus Instituto Médico | 01/12/12

Más de la mitad de las mujeres notificadas con VIH son diagnosticadas en el marco de un embarazo


Lo sugiere un boletín epidemiológico publicado por la Dirección de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual (DSyETS). Además, según reportes de ONUSIDA, en todo el mundo, las dos causas principales de muertes en mujeres en edad reproductiva son el VIH y las complicaciones durante el embarazo y el parto. En 2008, más de 2 millones de niños vivían con el VIH, 430.000 se infectaron a través de sus madres y más de 250.000 murieron como consecuencia del SIDA.

Teniendo en cuenta que el nivel de infección por HIV es tan alto entre las mujeres, el riesgo potencial para los niños es enorme ya que pueden contagiarse por lo que se denomina transmisión vertical- 90% de los casos de niños infectados en el mundo ha sido por esta vía-(UNAIDS 2007). Según datos presentados en el último Simposio Científico Internacional SIDA 2010, en la Argentina, el 6% de las mujeres que dan a luz estando infectadas con el VIH pasan el virus a sus hijos.
La forma más común en que los niños se contagian de VIH es durante el embarazo y parto y, en mucha menor medida, durante la lactancia. Pero hoy en día existe medicación indicada durante este período que puede reducir el riesgo de contagio de una madre a su hijo en gran medida. Sin embargo, muchas mujeres desconocen que están infectadas con el virus.

VIH

Según la Dra. Agustina Cavadas, obstetra de Halitus Instituto Médico, “Con respecto a la prevalencia del HIV, hasta el año 2009 hay un total de 4.093 casos notificados por transmisión vertical. Se estima una tasa de transmisión vertical de 3,6%. El diagnóstico de la infección por HIV se realiza por métodos basados en la detección de anticuerpos HIV 1-2 en el suero o plasma materno.
En el primer diagnóstico se realiza la detección serológica inicial por tamizaje, cuyo resultado puede ser reactivo o no reactivo.
– Si el resultado es no reactivo, se informa como tal y se aplican técnicas de consejería. Si se sospecha «período de ventana»-es decir, un tiempo menor a 6 meses desde la posibilidad de infección a la fecha en el que la infección está pero no ha producido manifestaciones- se requiere tomar una segunda muestra en 20 días.
– Si el resultado es reactivo o dudoso obtenido por serología de tamizaje deben ser confirmados por un procedimiento de alta especificidad”.

La mujer puede saber de antemano que es portadora del virus y tomar los recaudos ante un embarazo. En caso de que esto no ocurriera, cuando una mujer tiene diagnóstico de HIV o se la diagnóstica durante el control prenatal, según la Dra. Cavadas “es oportuno:
– Tener en cuenta si existe una historia de tratamiento antirretroviral previo.
– Considerar la edad gestacional.
– Evaluar la necesidad de tratamientos adicionales o de químico profilaxis.
– Descartar otras ETS.
– Conocer la serología de la pareja.
-Conocer el estado clínico: recuento de glóbulos blancos CD4 y Carga Viral (cantidad de carga que tiene el virus, cuanto más alta más posibilidad de transmisión vertical). El tratamiento tiene dos objetivos: controlar la enfermedad y reducir el riesgo de transmisión al bebé. Ya que es conocido que el mayor porcentaje de transmisión ocurre cerca del momento del parto o durante el mismo y que los niveles de carga viral plasmática se correlacionan con dicho riesgo”.

En la actualidad la recomendación es el uso de tratamiento antirretroviral combinado, a diferencia de años anteriores donde se daba monoterapia con Zidovudina. La especialista aclara: “Si bien esta droga es eficaz en la prevención de la transmisión vertical, la mono terapia con esta droga es insuficiente. La paciente embarazada deberá recibir tratamiento durante el embarazo y también durante el parto. Si la paciente venía bajo tratamiento antes del embarazo, deberá continuarlo- con algunas excepciones de algunas medicaciones- y realizarse control precoz de carga viral. Si la paciente es diagnosticada durante el embarazo, deberá comenzar a recibir tratamiento combinado a partir de la semana 14 –a menos que su estado requiera tratamiento inmediato o tan pronto como sea posible indistintamente del trimestre que transite-. Toda embarazada con diagnóstico de HIV deberá recibir una infusión de AZT endovenosa durante el trabajo de parto hasta la ligadura de cordón”.
El momento del parto en estas pacientes es muy importante porque se constituye en uno de los más riesgosos para el contagio del bebé. Por eso, la obstetra refiere: “El seguimiento óptimo durante el embarazo en la mujer con HIV incluye tratamiento antirretroviral para suprimir la carga viral plasmática materna a niveles no detectables al momento del parto. Se le podrá realizar un parto a las mujeres cuando toman antirretroviral, presentan una carga viral menor a 1000 copias/ml, lo más cercano al momento del parto a partir de la semana 34 de gestación y es importante que el médico evite la ruptura artificial de membranas hasta que el parto sea inminente. La cesárea electiva se deberá realizar antes de que comience el trabajo de parto y de la ruptura de las membranas con el fin de disminuir la tasa de transmisión vertical y debe recurrirse a ella si la mujer cumple 38 semanas de embarazo y presenta una carga viral mayor a 1000 copias/ml, recibe monoterapia con AZT os e trata de mujeres co-infectadas con virus de hepatitis C”.
La Dra. Cavadas argumenta: “la carga viral es importante porque la incidencia de transmisión vertical cuando la carga viral materna está entre 1000- 10000 copias/ml es de 1-12%; y cuando la carga viral supera las 10000 copias/ml es de 9-29%”. Y agrega: “Con respecto al recién nacido, todo niño expuesto al HIV intraútero deberá recibir AZT en jarabe entre las 6 y 12 horas de vida, más allá de la condición de su mamá frente al tratamiento con antirretrovirales. La lactancia materna está contraindicada en las mujeres con HIV ya que es una vía de transmisión perinatal del virus. Por eso debe asegurarse la provisión de leche de inicio a todo recién nacido de madre HIV, al igual que la cobertura con inhibidores de la lactancia”.
Como conclusión, la médica expresa: “para la prevención de madres a hijos de sífilis, hepatitis B, herpes y VIH es necesario:
• Promover el control prenatal en la mujer embarazada y en su pareja.
Garantizar el ofrecimiento para diagnosticar ETS a la pareja de la mujer embarazada.
• Solicitar las pruebas de sífilis, HIV y HB en la primera consulta a la pareja.
• Repetir el tamizaje serológico a la mujer embarazada en el último trimestre y el tamizaje para sífilis también en el periparto.
• Los resultados serológicos confirmados no deberían tardar más de dos semanas desde la extracción de sangre.
• Recomendar el uso de profiláctico durante el embarazo.