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Por: infobae.com | 29/07/13

¿Madre a los 50?


Luego de que Silvia Süller sorprendiera con un supuesto embarazo, el debate se plantea por sí solo. Especialistas advirtieron a Infobae de los "riesgos obstétricos" y el impacto para el bebé de tener una mamá mayor

Que la fertilidad declina con la edad no es nuevo. A partir de los 35 años y con más fuerza a partir de los 40, la mujer se enfrenta a la disminución de la función ovárica y, por lo tanto, de sus posibilidades de lograr un embarazo. De ahí que sorprenda el anuncio que hizo la vedette Silvia Süller acerca de que, a sus 55 años, estaría esperando un hijo.

Infobae consultó a especialistas. ¿Puede una mujer ser madre luego de esa edad?

Los factores fecundantes, femeninos y masculinos, experimentan alteraciones según la edad de las personas. De esta manera, será una variable que también influya en la búsqueda de un embarazo.

En la mujer, la función ovárica está relacionada en forma directa con su edad. En ese sentido, el doctor Sergio Pasqualini (MN 39914), director de Halitus Instituto Médico, explicó que «si la mujer está sana, tiene aproximadamente un 78% de probabilidades de embarazarse naturalmente a los 25 años, baja a poco menos del 50% a los 35 y declina cuanto más se acerca a los 40 años». El ovario femenino y con él su fertilidad decaen a partir de la primera menstruación. Inicialmente ese declive es muy lento pero a la edad de 37 o 38 años -cuando se cree que el ovario tiene cerca de 25 mil folículos- el descenso se acelera hasta alrededor de los mil folículos y se alcanza la menopausia, a la edad de 51 o 52 años.

Además, el descenso de la fertilidad viene acompañado por una baja en la calidad ovocitaria y, con un aumento del riesgo de anormalidades de cromosomas, de patologías uterinas, baja respuesta de FSH normal y mayores probabilidades de aborto.

Embarazo natural, ¿hasta cuándo?

Para el presidente de Fundación Repro, «lo primero que tiene que saber una mujer de más de 40 que busca embarazo es qué posibilidades tiene ella en particular». Las posibilidades individuales dependerán de lo que surja de la evaluación que tiene una duración aproximada de dos meses.

Aunque reconoció que «si la mujer todavía tiene su ciclo y ovula, es probable que pueda tener un embarazo de manera natural, aunque es una posibilidad bastante limitada».

«El record mundial que no está registrado científicamente, pero sí en un libro que hace muchos años escribí con mi padre Rodolfo Pasqualini, da cuenta de una mujer que a los 57 años se embarazó de forma natural. Pero no es para confiarse ya que son casos aislados y muy esporádicos», destacó el especialista.

La perimenopausia, momento que anuncia el declive de la actividad ovárica, el consiguiente descenso de la fertilidad y de la calidad de los óvulos, presenta mayores riesgos para la consecución de un embarazo.

Técnicas de fertilización in vitro

Estas técnicas les dieron una respuesta a aquellas mujeres que no decidieron ser madre hasta edades muy avanzadas. En este sentido, las mujeres de más de 50 años es un límite a considerar, con excepciones, pero es un límite razonable.

Es sabido que desde la primera inseminación artificial hasta hoy, los avances producidos en materia de fertilización asistida cambiaron el destino de cientos de miles de parejas con problemas para concebir.

Además de las técnicas de uso frecuente -como la fertilización in vitro o el ICSI- desde hace tiempo existe la posibilidad de recurrir a la donación de óvulos o espermatozoides, el cultivo prolongado de los embriones para poder seleccionar los de mayor potencial para establecer un embarazo, evitar la transmisión de enfermedades hereditarias mediante el diagnóstico genético preimplantatorio (PGD, según su sigla en inglés) y, entre otras cosas, preservar la fertilidad frente a tratamientos invasivos como la quimioterapia, mediante la técnica de vitrificación de los óvulos.

En constante evolución, el segmento de la salud reproductiva no sólo ofrece soluciones a problemas médicos. La consolidación de un modelo de mujer profesional transformó a la reproducción asistida en una herramienta de planificación.

Actualmente es posible conocer la reserva ovárica de una mujer mediante un análisis de sangre. «El estudio de la hormona antimulleriana (AMH) nos permite conocer el nivel de esta hormona en la sangre y en consecuencia podemos estimar la cantidad de óvulos que tiene esa mujer», expresó el especialista en reproducción humana Santiago Brugo Olmedo, director médico de Seremas, medicina para el hombre y la mujer.

Este estudio resulta un predictor importante de la fertilidad femenina, no sólo en el caso de las mujeres que se encuentran en la barrera de los 40 años, sino también para aquellas que tienen antecedentes familiares de menopausia precoz.

«La fertilidad en las mujeres comienza a decaer a partir de los 35 años, aumentando a partir de esa edad el riesgo genético y las chances de alcanzar el embarazo. Además, las mujeres que tienen antecedentes familiares de menopausia precoz, pueden recurrir a este análisis para planificar su maternidad sin correr riesgos», expresó Brugo Olmedo.

El número de óvulos con que cuenta cada mujer disminuye inexorablemente a medida que pasan los años. La hormona antimulleriana regula el desarrollo de los óvulos y evita que en cada ciclo se derroche una cantidad excesiva de folículos ováricos. Precisamente, esta hormona es un indicador proporcional al número de folículos presentes, es decir que cuanto mayor es la cantidad de AMH, mayor es también el número de óvulos presentes en el ovario.

No faltan quienes aconsejan que este debería ser un estudio de rutina en aquellas mujeres que tienen dificultades para lograr el embarazo. En algunos casos, «el dosaje de la AMH permite calcular la dosis de medicación que esa paciente necesitará para estimular los ovarios con el propósito de conseguir un embarazo mediante las técnicas de fertilización in vitro», agregó el especialista.

Ahora bien, es importante recalcar que la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, entre otras entidades médicas que regulan la práctica de la reproducción asistida, no aconseja un embarazo más allá de los 50. Este tipo de prácticas «se realiza únicamente con óvulos donados ya que a esa edad la gran mayoría de las mujeres no ovulan y si lo hicieran la calidad de estas células es ineficiente», comentó el especialista.

Además, consideró Brugo Olmedo, «una mujer que pasó sus 50 años tiene riesgos obstétricos importantes, puede tener hipertensión, diabetes gestacional, preeclampsia, abortos tempranos o tardíos y junto con esto hay que evaluar el impacto familiar y social que tendrá para el futuro bebé tener una mamá mayor».

En ese sentido, las posibilidades de lograr el embarazo con técnicas de fertilización in vitro después de los 40 años cambian año a año, se reducen y cada mes cuenta mucho. Pasqualini destacó que «independientemente de la edad, siempre están vigentes dos preguntas a la hora de realizar un tratamiento: ¿esta técnica es válida para esta pareja, seguimos intentando y hay posibilidades de lograrlo o esta técnica no es para esta pareja? En este segundo caso, en general el motivo son los óvulos y entonces es momento de recurrir a una ovodonación. A veces una pareja lleva dos, tres o cuatro intentos pero vale la pena seguir intentando y en otros casos no hay más opción que la ovodonación. Hay que evaluar los casos uno por uno».

En ambos casos, natural o por invitro, siempre el riesgo mayor es no lograr el embarazo, luego si se logra es probable que se detenga prematuramente, antes de los 3 meses y luego está el riesgo de que el bebé presente alguna anomalía genética.

«Sabemos que si hacemos una fertilización in vitro en una mujer de 40 años, el 80% de los embriones que se formen serán seguramente portadores de malformaciones genéticas pero también son pocos los bebés que nacen con malformaciones porque el filtro natural lleva a que se detengan, en general, en los primeros días de desarrollo», explicó Pasqualini, quien remarcó que «si el ovario responde y permite obtener un óvulo que forme un bebé, los riesgos son mayores que a los 30 años pero nunca tan altos como para recomendarle a esa mujer realizar la ovodonación».

Otro elemento a tener en cuenta según los especialistas es que a esa mujer que llevaría adelante el embarazo hay que realizarle una evaluación clínica general para asegurarse de que su organismo está en condiciones de sobrellevar la sobrecarga que implica un embarazo.

La ovodonación

En los casos de falla ovárica, tal vez existan posibilidades de recurrir a algún tratamiento in vitro con óvulos propios pero, si esto no se logra, cabe la posibilidad de recurrir a un óvulo de una mujer joven que acepta donarlo para que quien necesita pueda hacer el intento.

En general, las mujeres que consultan a los 40 o 41 pueden saber que tienen indicación de ovodonación porque no menstrúan o porque ya tuvieron una falla ovárica o realizaron tratamientos que fallaron. Una pareja puede venir decidida a avanzar con la ovodonación o puede encontrarse con un fracaso de los tratamientos y debe evaluar esa posibilidad. Son casos diferentes.

Tras asegurar que «la donación se aconseja que sea anónima en el sentido de que no esté relacionada, que no sea hermana ni prima por ejemplo, para evitar los posibles conflictos de un donante relacionado», Pasqualini remarcó que la donante debe cumplir ciertos requisitos:

• Menor de 32 años -algunos aceptan hasta 35 años-

• Sin antecedentes de enfermedades hereditarias

• Evaluación hormonal e infectológica normal

• Debe realizar la consulta con la genetista

• Debe realizar la consulta con la psicóloga

La ovodonación aumenta las posibilidades de lograr un embarazo, puede reducir las posibilidades de perder el embarazo al inicio y disminuir las posibilidades de anomalías genéticas, por lo tanto, es una opción que debe ser considerada.

Fuente: infobae.com