Aunque no muchos lo confiesen, proliferan en la web y en las revistas, y todos se tientan y alguna vez los hacen. Pero al tratarse de temas tan íntimos como los sexuales, los cuestionarios que determinan los comportamientos sexuales están discutidos por los especialistas.
Lucía Bertotto, de la Redacción de Clarín.com
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Los test sobre sexo y amor son un clásico. Apenas una mujer lee títulos como: ‘¿Vivís plenamente el sexo ?’ o ‘¿Cómo es tu estilo para el amor ?’, no duda en tomar rápidamente una lapicera para responder a todo con el fin de saber algo más de sí misma. En Internet son furor. Cientos de sitios formulan preguntas íntimas para, luego, dar consejos, sugerencias o brindar diagnósticos express referidos a las fantasías, los miedos y las dudas. Incluso algunos invitan a descubrir la identidad sexual a través de la inicial del nombre o eligiendo un color . El éxito también se da en las publicaciones impresas. Luciana Ferrando, redactora de Cosmopolitan comenta a Clarín.com que los test son una de las secciones preferidas de la revista y apuntan a lectoras de 20 a 30 años. ‘Algunas los hacen sólo para divertirse con sus amigas y otras lo hacen en serio. El puesto número uno de los preferidos lo ocupa el sexo, después el amor y muchas veces los referidos a cuestiones laborales’, detalla. |
María Cantaro, de 25 años asegura que siempre que encuentra un test lo hace. ‘Me divierten, y si bien no me los tomo en serio, soy consciente de que en algún nivel reflejan los parámetros de lo ‘normal’ en cuanto a relaciones sexuales, en el amor todo es bastante más complicado’, dice. Y continúa: ‘Mas allá de lo divertido de hacerlos, a veces me entero de cosas que no sabía o presentan naturalizados actos o actitudes que quizás no pensaba que lo eran. Es cierto que el sexo siempre vende, pero la idea del test me parece buena para poder clasificar relaciones a partir de ciertos patrones que se dan en las respuestas. Es ideal, porque da la posibilidad de ponerle un nombre a los problemas, da una respuesta. Si me dijeran que no sirven para nada, los seguiría haciendo, porque son divertidos y porque al menos por un rato todo me cierra’.
Para la psiquiatra Marta Masia la razón de una oferta tan cuantiosa se debe a que los sitios apuntan a estos temas sabiendo el nivel de convocatoria que obtendrán por la fascinación que despierta pensar que un cuestionario puede brindar las respuestas a algo tan enigmático como es la sexualidad. ‘El tema predominante en el individuo se refiere a ‘¿Quién soy?’ o ‘¿Quién soy para el otro?’ rodeado de todas las connotaciones sobre el amor, el deseo y, obviamente, la sexualidad que anuda todo eso. Se desprende que es un tema de preocupación, sufrimiento y búsqueda constante de respuestas. Considero que por la capital importancia del tema no se puede estandarizar ni homogeneizar con ningún test, ya que las respuestas son individuales a cada sujeto, es decir, del modo en que ha podido tramitar, desde su llegada al mundo, las preguntas por su existencia’, opina Masia.
El sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff coincide con la licenciada, y vía mail explica a Clarín.com: ‘No hago tests, no creo en ellos. Es para los desviados, los desamparados, los que necesitan que les pregunten algo, pero no sirven de nada. No han sido probados ni testeados por ningún organismo serio. Nadie los utiliza, salvo los numerólogos, los astrólogos, los quirománticos y todos estos parecidos’.
Beatriz Literat, médica a cargo del Departamento de Sexología de Halitus Instituto Médico, opina: ‘En efecto existe en Internet una oferta de tests de todo tipo, en su mayoría supongo, con objetivos de entretenimiento. Un test es una herramienta clínica elaborada por especialistas y que antes de ser publicado debe ser probado con una población referente para comprobar su efectividad diagnóstica. Los tests que utilizo en los tratamientos sexológicos en el Departamento de Sexología de Halitus son de validez internacional lo cual significa que su uso ha sido aprobado por organizaciones científicas de Sexología, Psicología o Psiquiatría. Algunos tests son de uso internacional y otros no, ya que la idiosincrasia de las poblaciones de distintas regiones del planeta no permiten que existan en todos los casos preguntas y respuestas aplicables a todos los seres humanos’.
Literat explica que un test aislado no puede proporcionar un diagnóstico seguro , porque simplemente es una parte del conjunto de pruebas que permiten al profesional evaluar a un paciente para emitir un diagnóstico acertado. Además, comenta que en los cibertests de origen anónimo, no figura quién los avala o si hay profesionales que se responsabilizan de los mismos. ‘Lo más objetable, según mi opinión es que, al ser accesibles a personas de cualquier edad (inclusive niños y adolescentes) y condición emocional y, si estas personas consideran los resultados como algo serio, podrían sentirse confundidos, frustrados o alterados sin tener con quien compartir las inquietudes que se desencadenen como consecuencia del test y sentirse alentados o impulsados a acciones que podrían tener consecuencias desfavorables para sí mismos o para otros. Creo que lo que debe remarcarse es que un test es una prueba clínica a realizarse en el contexto de una consulta especializada. El especialista decide si debe administrárselo o no al paciente y como transmitirle los resultados, no es algo que el paciente decide en forma aislada porque no le va a servir y lo puede perjudicar’, explica Literat. Para ejemplificar agrega: ‘No es lo mismo hablar de identidad sexual que de rol de género, si no hay conceptos claros al respecto, una persona puede sentirse abrumada y confundida o muy herida y ¿quién se responsabiliza y contiene al damnificado/a?’.
Por su parte, Adolfo Casabé, director médico del IME opina todo lo contrario. ‘Son útiles, si bien contestar un test puede tomarse como un tema lúdico, sin duda, también brinda información que muchas veces es tan terapéutica como una medicación. Por lo general los test son anónimos y no tenemos acceso al perfil del paciente, incluso pueden mentir en edad y sexo. Existen muchos mitos sobre la sexualidad masculina y femenina. La desmitificación muchas veces calma la ansiedades en el desempeño sexual’, manifiesta Casabé a Clarín.com.
Tal vez, el éxito se deba justamente a que el sexo sigue manteniendo una pátina de prohibición y por el momento, sólo se acostumbra a exponer miedos y dudas, a contar experiencias en círculos de plena confianza. Lo atractivo radica en la privacidad que brinda la Web para confesar penas y glorias, sin estar cara a cara y sabiendo que quién responde es simplemente una máquina, que rara vez podrá atentar contra la autoestima, aunque con la misma frecuencia tal vez pueda brindar un diagnóstico acertado.