Tinturas, decoloraciones y permanentes. Durante el embarazo debería evitarse el uso de productos con anilina y amoníaco. Las tinturas actuales contienen bajas cantidades de químicos y no se ha encontrado que tengan efectos sobre el bebé. De todos modos, si lo que se busca es lo más seguro, se pueden usar tinturas naturales como la henna, aunque siempre se recomienda evitar teñirse durante el primer trimestre. Tampoco son aconsejables las decoloraciones y permanentes durante la gestación porque pueden provocar reacciones alérgicas en el cuero cabelludo.
Radiografías dentales. Se pueden realizar con la debida y correspondiente protección abdominal, pero es importan-te evitarlas durante el primer trimestre. Pasado ese período, durante el embarazo sé pueden tratar todas las alteraciones de la boca, ya que los odontólogos usan fármacos sin efectos secundarios para el bebé, aunque lo ideal es hacerlo entre los cuatro y los ocho meses de gestación, cuando se está más estable.
Pescado o mariscos crudos. Podrían contener anisakis, una bacteria que provoca vómitos y diarrea. Por lo tanto, la embarazada no debería comer pescado crudo -sushi, salmón ahumado- ni mariscos. Lo mejor es cocinarlos a la plancha.
Embutidos, carne cruda o poco cocida. Durante el embarazo se lleva adelante, mediante un análisis de sangre, la prueba de la toxoplasmosis, una enfermedad producida por un parásito transmitido por las heces de los gatos. Normalmente no es grave, pero en la mujer embarazada no inmunizada puede causar malformaciones graves en el bebé. Aunque alrededor del 50 por ciento de las gestantes ha contraído esta enfermedad sin saberlo y ha fabricado anticuerpos útiles en caso de un nuevo contacto con este parásito, si no estás inmunizada, los expertos recomiendan cuidar la alimentación. Por eso están prohibidos los embutidos y la carne cruda o poco hecha como los carpacios o los tartares. También es necesario tomar precauciones al preparar comidas que contengan carne y tratar de que no queden rojas o sangrantes. Para evitar la contaminación cruzada, lo mejor es usar utensilios exclusivos para la carne: por ejemplo, no usar el mismo cuchillo que se usó para cortar la ensalada.
Chocolate. Los antojos en el embarazo no son algo fácil de controlar, en especial cuando se trata de dulces y golosinas. Te alegrará saber que el chocolate sí está en la lista de alimentos que podes comer, siempre y cuando lo hagas de forma moderada. Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo diario de azúcar debe ser no más del 10 por ciento de tus calorías totales por día. En la dieta de una embarazada eso equivale a unos 50 g de azúcar. Por ejemplo, una barra de chocolate de 60 g contiene 28.8 g de azúcar, ojo.
Quesos y leche no pasteurizados. No es aconsejable ingerir estos alimentos durante el embarazo porque pueden contagiar listeria, una enfermedad provocada por una bacteria que se presenta en quesos y leche no pasteurizados, pero también en carnes crudas, mariscos, frutas y verduras. En un sujeto sano, esta infección es benigna, pero en la embarazada puede provocar aborto espontáneo, parto prematuro e insuficiencia respiratoria. Los síntomas de la listeriosis pueden pasar desapercibidos o manifestarse como un resfrío acompañado de algo de fiebre. Algunos de los productos a evitar son: leche cruda, quesos blandos, queso de cabra, queso Brie, queso Camembert, queso blanco, queso fresco y jugos no pasteurizados.
Huevos crudos y mayonesa casera. Pueden contener salmonella si no están bien cocinados. No hay riesgo de contagio al bebé, pero en el caso de que la embarazada presente altas temperaturas, vómitos o diarrea con una deshidratación importante, puede darse el caso de partos prematuros o abortos espontáneos. La madre también puede ser portadora de la bacteria y contagiar a su hijo en el posparto, quien además de presentar los síntomas antes mencionados puede padecer complicaciones más severas como la meningitis.
Aunque hoy en día, las futuras mamás son súper activas, todavía está en el imaginario popular la idea de que durante la dulce espera hay que moverse lo menos posible. Por suerte, las más modernas van desterrando este concepto y buscan estar en forma y hacer actividad física para sentirse mejor y lograr un buen parto. Pero lo que no hay que perder de vista es que si bien se puede hacer gimnasia especializada y natación sin problemas, hay disciplinas que es necesario suspender o evitar. Por ejemplo, todos los deportes que sean de impacto, impliquen cambios bruscos de posición, postura o peligro de golpes entre compañeras de equipo o con algún elemento -como hockey, esquí, fútbol-deben suspenderse. Los especialistas tampoco dan permiso para practicar buceo. Si bien no está demostrado el efecto que puede tener sobre el bebé el oxígeno utilizado durante las inmersiones, la descompresión puede generar burbujas que impacten en la placenta dificultando el intercambio gaseoso de oxígeno entre la madre y el bebé. Sí se puede realizar snorquel, siempre que se eviten los períodos de apnea -momentos en que se retiene la respiración- prolongados.
Como alternativa segura, la actividad física especializada y adaptada para embarazadas -gimnasia localizada, yoga, aquagym o natación- además de mantener en forma y tonificar los músculos, ayuda a prevenir dolores posturales típicos de esta etapa y a fortalecer el piso pelviano, fundamental para tener un buen parto.
Existen sustancias nocivas que pasan directamente al bebe a través de la placenta y pueden causarle defectos congénitos importantes:
Alcohol. Puede parecer que no pasa por tomarse un vino o una jarra de cerveza entre amigos, pero ningún estudio ha documentado cuál es la cantidad segura de alcohol que se puede beber durante el embarazo.
Tabaco. La nicotina y el monóxido de carbono llegan directamente al bebé, aumentando el riesgo de parto prematuro, problemas respiratorios, bajo peso al nacer y retraso en el desarrollo.
Drogas. A los riesgos del tabaco hay que sumar los problemas de comportamiento y aprendizaje que puede sufrir el chico en el futuro, ya que puede nacer con adicción a la sustancia consumida. Si la futura mamá ha tomado alguna durante el embarazo (aunque haya sido de forma esporádica), es muy importante que se lo diga al obstetra para que supervise con más atención cómo crece y se desarrolla el bebé.
Sexo. Es frecuente el temor sobre las relaciones sexuales y la pérdida del embarazo. Sin embargo, no hay razón para preocuparse. No existe basamento científico al respecto. Es totalmente normal mantener la actividad sexual desde el inicio del embarazo hasta el momento del parto, aunque es importante consultar con el obstetra si existe alguna indicación especial. A veces ocurre que después de una relación se experimenta un leve sangrado: esto es producto de la irritación del cuello del útero que, durante el embarazo, presenta mayor irrigación sanguínea. De hecho, durante una relación sexual pueden romperse pequeños vasos del cuello uterino provocando un sangrado leve que no afecta al bebé. Otra fantasía muy común es que las relaciones sexuales pueden lastimar al pequeño en desarrollo. Esto es imposible ya que está protegido por las membranas ovulares y el líquido amniótico y además el cuello uterino está fuertemente cerrado y sellado por un moco protector hasta el momento en que comienza el trabajo de parto. También muchas embarazadas suelen preocuparse por los efectos del orgasmo que provoca contracciones en el útero y en el post orgasmo se mantiene más tenso por un rato. Sin embargo, es algo natural y normal y no afecta en nada al bebé. Estas ansiedades son muy comunes durante los nueve meses y pueden causar conflictos y frustraciones. Por eso es importante charlarlo con la pareja y el obstetra. Durante el segundo trimestre de la gestación todo es más confortable, desaparecen muchos de los síntomas molestos del primer trimestre y el temor ala pérdida del embarazo que pesa mucho al inicio de la gestación. Aunque el abdomen comienza a crecer, no ofrece obstáculos en el momento de una relación sexual. ¿La buena noticia? Para muchas mujeres es el período más relajado del embarazo y algunas manifiestan más placer en este período que el que hayan sentido jamás.
Viajes. Durante el embarazo son una realidad cotidiana, ya sea porque junto a la parea la idea es disfrutar de las últimas vacaciones solos antes de que la vida pase a ser de a tres, o porque es necesario viajar por motivos laborales. Viajar en avión está permitido y no tiene efectos sobre el bebé. Se debería evitar viajar desde un mes antes de la fecha probable de parto por los riesgos de comenzar durante el viaje el trabajo de parto o romper bolsa, entre otras situaciones. La principal limitación la ponen las líneas aéreas que suelen fijar la semana 32 de embarazo como momento tope para tomar un vuelo. Esto es debido a regulaciones de cada empresa y de la duración del vuelo a realizar; ya que no hay médicos a bordo para la atención de un parto de urgencia. Lo ideal es averiguar en la compañía aérea cuáles son las reglamentaciones vigentes con respecto al embarazo antes de decidir el viaje. Otra preocupación común suele ser el tema de los detectores de metales en los aeropuertos. Lo que hay que saber es que las radiaciones de estos equipos son mínimas y no implican riesgo alguno para el bebé. De todos modos, para mayor tranquilidad se puede pedir ser revisada por el personal femenino.
Consejos.
Durante el vuelo es importante no permanecer sentada por períodos superiores a las dos horas. Lo ideal es hacer pequeñas caminatas para evitar la acumulación de liquido en las piernas. Además, se pueden hacer una serie de ejercicios muy simples como estirar las piernas llevando el talón hacia adelante para poder estirar los músculos gemelos o, sentada, se pueden rotar los pies y mover los dedos También es aconsejable usar medias de compresión: esto ayudará a la circulación sanguínea y aliviará la hinchazón.
Pintar el cuarto del bebé. Aunque las pinturas actuales son bastante seguras, es mejor dejar la tarea en manos de ()tau persona y asegurarse de que el cuarto esté seco y bien ventilado antes de entrar; muchas veces los olores fuertes pueden generar náuseas y vómitos. Tampoco es el mejor momento para restaurar muebles. Los disolventes y demás productos de limpieza de uso doméstico pueden tener efectos tóxicos. Si hay dudas, habrá que consultar con el médico.